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EL HERALDO DE SALTILLO | Viernes 10 de Noviembre de 2017                                                                                                 15
      El último artículo que escribió Juan Rulfo




     El siguiente artículo es el último que escribió el escritor mexicano Juan Rulfo, en marzo de 1985, en exclusiva para

        la Agencia EFE y su sección de “Grandes Firmas”. El 9 de enero de 1986,  dos días después del fallecimiento del

       genial escritor, El Heraldo de Saltillo lo reprodujo en su edición de ese día; y hoy 31 años después, lo volvemos a

              publicar, como parte de la conmemoración al cumplirse en éste 2017 el centenario de su nacimiento.




                  Pedro Páramo, treinta años después



                                                                 Por Juan Rulfo


           MÉXICO, DF. Mis ami-     gente. Hice “Nos han dado la tie-                                                              jamás supe que diantres significa-
    gos de la agencia EFE me recuer-  rra” y “Macario”. En 1945 Juan José                                                          ba.
    dan que Pedro Páramo cumplió  Arreola y Antonio Latorre publi-                                                                        En la “Revista de la Uni-
    treinta años este mes de marzo.  caron estos cuentos en la revista                                                             versidad” el propio Ali Chumacero
    “Pedro Páramo” y “El Llano en lla-  “PAN” de Guadalajara.                                                                      comento que a “Pedro Páramo” le
    mas”, han caminado por el mundo        En la posguerra entre                                                                   faltaba un núcleo al que concurrie-
    no gracias a mí, sino a los lectores  como agente viajero en la Goo-                                                           ran  todas  las  escenas.  Pensé  que
    con quienes ahora deseo compar-  drich-Euzkadi. Conocí toda la Re-                                                             era algo injusto; pues lo primero
    tir mi experiencia. Nunca me ima-  pública, pero tarde tres años en dar                                                        que trabajé fue la estructura, y le
    giné el destino de esos libros. Los  otra colaboración. “La cuesta de                                                          dije a mi querido amigo Ali, “Eres
    hice para que los leyeran dos o tres  las comadres”, a la revista “Améri-                                                      el Jefe de Producción del fondo y
    amigos, o más bien por necesidad.  ca”. Efrén Hernández logró sacar-                                                           escribes que el libro no es bueno”.
           En 1933, cuando llegué a  me también “Talpa” y “El Llano en                                                             Ali me contestó: “No te preocupes,
    la Ciudad de México, aun no tenía  Llamas” en 1950 y “Diles que no                                                             de todos modos, no se venderá”. Y
    quince años. En la preparatoria  me maten” en 1951.                                                                            así fue: unos mil ejemplares, tar-
    no me revalidaron mis estudios         Al año siguiente Arnaldo                                                                daron en venderse cuatro años. El
    de Guadalajara y solo pude asistir  Orfila Reynal, Joaquín Díez Cañe-                                                          resto se agotó regalándolos a quie-
    como oyente. Viví al cuidado de  do y Ali Chumacero iniciaron en                                                               nes me lo pedían.
    un tío, el Coronel Pérez Rulfo, en  el fondo de cultura económica la                                                                  Pasé los dos años siguien-
    el Molino del Rey: escenario que  serie “Letras Mexicanas”, me pidie-  mis apuntes al cuaderno y escribía  González me aconsejo leer novelas   tes en Veracruz, en la comisión
    fue una batalla durante la invasión  ron mis cuentos y, con el título de   a mano, con pluma fuente Shea-  antes de sentarme a escribir una.   del Papaloapan. Al volver me en-
    norteamericana de 1847 y hoy es  “El Llano en Llamas”, el volumen   fferd y en tinta verde, dejaba párra-  Leer novelas es lo que había hecho   contré  con  artículos  como  los  de
    un cuartel de guardias presiden-  empezó a circular en 1953. Acaba-  fos a la mitad, de modo que pudie-  toda mi vida. Otros encontraban   Carlos Blanco Aguinaga, Carlos
    ciales junto a la residencia de los  ba de establecerse el Centro Mexi-  ra dejar un rescoldo o encontrar el  mis páginas “Muy faulknerianas”,   Fuentes y Octavio Paz, y supe que
    Pinos. Mi jardín era todo el bosque  cano de Escritores con parte de la   hilo pendiente del pensamiento al  pero en aquel entonces yo aún no   Mariana Frenk estaba traduciendo
    de Chapultepec. En él podía cami-  segunda promoción de Becarios,   día siguiente, en cuatro meses, de  leía a Faulkner.       “Pedro Páramo” al alemán, Lysan-
    nar a solas y leer.             con Arreola, Chumacero, Ricardo   abril a agosto de 1954, reuní tres-  No tengo nada que repro-  der Kemp al inglés, Roger Lescto al
           No conocía a nadie. Con-  Garibay, Miguel  Guardia y Luisa   cientas páginas, conforme pasaba  charles a mis escritos. Era difícil   francés y Jean Lechner al holandés.
    vivía con la soledad, hablaba con  Josefina Hernández. Cada miér-  a máquina el original destruía las  aceptar una novela que presentaba,   Cuando escribía en mi
    ella, pasaba las noches con mi an-  coles  por  la  tarde  nos  reuníamos   hojas manuscritas.  con apariencia realista, como la   departamento de Nazas 84, en un
    gustia y mi conciencia. Hallé un  a leer y criticar nuestros textos en   Llegué a hacer otras tres  historia de un cacique y en verdad   edificio donde habitaban también
    empleo en la oficina de migración  una casa de la avenida Yucatán.   versiones  que  consistieron  en  re-  es el relato de un pueblo: una aldea   el pintor coronel y la poetisa Eu-
    y me puse a escribir una novela  Presidían las sesiones Margaret   ducir a la mitad aquellas trescien-  muerta  donde  todos  están  muer-  nice Odio, no me imaginaba que
    para librarme de aquellas sensa-  Shedd, directora del centro y su   tas páginas. Eliminé toda divaga-  tos. Incluso el narrador, y sus ca-  treinta años después el producto
    ciones. De “El Hijo del Desaliento”,  coordinador, Ramón Xirau.  ción y borré completamente las  lles y campos son recorridos úni-  de mi obsesión sería leído incluso
    sólo quedó un capítulo aparecido       En mayo de 1954 compré   intromisiones del autor.       camente por las ánimas y los ecos   en turco, en griego, en chino y en
    mucho tiempo después como “un  un cuaderno escolar y apunté el         Arnaldo Orfila me urgía a  capaces de fluir sin límites en el   ucraniano. El mérito no es mío,
    pedazo de noche”.               primer capítulo de una novela que,   entregarle el libro. Yo estaba con-  tiempo y en el espacio.  cuando  escribí  “Pedro  Páramo”
           Tuve la fortuna de que en  durante muchos años, había ido   fuso e indeciso. En las sesiones del   El manuscrito se llamó   no solo pensé en salir de una gran
    migración trabajará también Efrén  tomando forma en mi cabeza. Sen-  centro, Arreola, Chumacero, la se-  sucesivamente  “Los murmullos”   ansiedad. Porque para escribir se
    Hernández, poeta, cuentista, autor  tí por fin haber encontrado el tono   ñora SHEDD y Xirau me decían:  y “Una estrella junto a la luna”.   sufre en serio.
    de “tachas” y director de “Améri-  y la atmosfera tan buscada para   “vas muy bien”. Miguel Guardia  Al fin en septiembre de 1954, fue   En lo más íntimo, “Pedro
    ca”. Efrén se enteró, no sé cómo, de  el libro que pensé tanto tiempo.   encontraba en el manuscrito solo  entregado al fondo de cultura eco-  Páramo” nació de una imagen y
    que me gustaba escribir en secreto  Ignoro todavía donde salieron las   un montón de escenas deshilva-  nómica. Se le tituló: “Pedro Pára-  fue la búsqueda de un ideal que
    y me animo a enseñarle mis pági-  instituciones a las que debo “Pedro   nadas. Ricardo Garibay, siempre  mo”. En marzo de 1955 apareció en   llamé Susana San Juan. Susana San
    nas. A él le debo mi primera publi-  Páramo” fue como si alguien me lo   vehemente, golpeaba la mesa para  una edición de dos mil ejemplares.   Juan no existió nunca: fue pensada
    cación, “La vida no es muy seria en  dictará, de pronto a media calle, se   insistir  en  que  mi  libro  era  una  Archibaldo Burns hizo la primera   a partir de una muchachita a la que
    sus cosas”.                     me ocurría una idea y la anotaba   porquería.                  reseña, negativa, en “México en la   conocí brevemente cuando yo te-
           No soy un escritor urba-  en papelitos verdes y azules.         Coincidieron  con  que  al-  cultura”,  el  gran  suplemento  que   nía treinta años, ella nunca lo supo
    no. Quería otras historias, las que    Al llegar a casa después de   gunos jóvenes escritores invitados  dirigía en aquellos años Fernando   y no hemos vuelto a encontrarnos
    imaginaba a partir de lo que vi y  mi trabajo en el departamento de   a  nuestras  sesiones,  por  ejemplo,  Benítez con el título de “Pedro Pá-  en lo que llevo de vida.  (JUAN
    escuché en mi pueblo y entre mi  publicidad de la Goodrich, pasaba   el poeta guatemalteco Otto Raúl  ramo o la canción y la gallina” que   RULFO)
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