COAHUILA Y EDOMEX: EL RECUENTO DE LA BATALLA ELECTORAL

Parte de la construcción del legado del presidente López Obrador es romper con el pasado neoliberal, lo cual incluye el control político-territorial del país a través de los estados gobernados por la 4T. Para AMLO era fundamental lograr ser el presidente que trajo la alternancia local para borrar al PRI del mapa.

Por eso, la elección de Coahuila y el Estado de México era tan importante, más allá de ser la antesala de la sucesión presidencial en el 2024. Ambos estados, gobernados por el PRI eran los últimos bastiones que tenía el tricolor, y en los que nunca había gobernado un partido diferente. Si el presidente podía ponerles mano encima sería capaz de cantar el destierro del priísmo para siempre.

Pero no fue así. Coahuila refrenda al PRI por los próximos 6 años. La pregunta es ¿por qué ganó Manolo Jiménez? En resumen por cuatro motivos: primero, porque Manolo conformó una alianza ciudadana que trascendió a los partidos políticos y ciudadanizó la política haciendo acuerdos ante la sociedad civil; segundo, porque la sociedad reconoció los logros del gobernador Miguel Riquelme especialmente en materia de seguridad y desarrollo económico, lo que le permitió a Manolo Jiménez hacer campaña desde una plataforma de continuidad con valor agregado; tercero, porque los coahuilenses tienen referencias negativas de estados vecinos gobernados por Morena en los que las cosas no marchan bien; y cuarto, Manolo se corrió al centro. Evitó a toda costa el caer en la trampa de la polarización en la que el presidente ha metido al país. El ahora virtual gobernador electo se dedicó a transmitir unidad y conciliación. Esto le valió obtener el 57% de la votación, 35 puntos arriba de Morena.

Sin embargo, en EDOMEX la historia fue diferente. El PRI pierde un bastión que, por su tamaño, será determinante en la elección del 2024. Ahí Delfina gana porque aún vendía esperanza del cambio. Además, de que ahí se concentra un gran núcleo poblacional maginado que llega según algunas mediciones al 65% de la población, que quería un cambio radical, aunque significara un salto al vacío. Con eso murió el grupo Atlacomulco y se erigió el grupo Texcoco.

En términos de balance de poder, la jornada electoral del domingo representa una victoria para AMLO, porque de dos estados que no tenía bajo control, se lleva uno, el más importante en el esquema de su sucesión. Pero Coahuila le aboya la corona, porque en el norte salió un priísta capaz de hacer política en un molde fuera de la estrategia polarizadora del presidente, además de que no podrá colgarse el entierro del PRI. Así pues, cuando despertaron en vísperas del cambio de estafeta, el dinosaurio seguía vivo.

 

Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica. Twitter @navarroisrael