A LA BÁSCULA

Ahí va el agua

 Enclavados como estamos en una zona semidesértica que formas parte del inmenso desierto chihuahuense, quienes habitamos en la Comarca Lagunera sabemos lo que son las sequías, que son cíclicas, pero que esos periodos se han visto alterados debido al fenómeno del calentamiento global, cada vez el periodo entre una y otra son más cortos, su duración más prolongada, y su severidad más intensa.

El sistema de presas de la cuenca del Nazas, la Lázaro Cárdenas conocida popularmente como ‘El Palmito’, y la Francisco Zarco ‘Las Tórtolas’ han tenido periodos de secas intensos, al grado que en la presa ‘chica’, que fue construida en lo que era el poblado ‘Graseros’ del municipio de Lerdo, en las épocas de seca ofrece un espectáculo tan atractivo como preocupante: las torres de la iglesia de aquél pueblo que quedó sepultado bajo el agua, han quedado expuestas ante los bajísimos niveles del agua que almacena.

Cuando eso ha ocurrido, se disminuyen considerablemente los volúmenes de agua que se liberan de ambas presas, y que anualmente es conducida por el cauce del río hasta el municipio de Lerdo, y a partir de la represa de San Fernando por los canales, para dar cumplimiento al ‘ciclo agrícola’. Durante algunos años, se establecieron ‘miniciclos’ y áreas compactas de siembra a fin de afectar lo menos posible a los productores agrícolas y pecuarios de la región debido a la falta de agua.

Entre las décadas de los 80 y 90 se padeció una de esas sequías severas, y se presentaron como alternativas para traer agua a La Laguna, uno: el llamado ‘Plan Meva’, cuyo creador, don Mario Enrique Vázquez Ávila luchó hasta su muerte porque los gobiernos le ayudaran a implementarlo, para traer agua de la parte alta de la Sierra Madre, en la colindancia de Durango con Sinaloa, pero siempre encontró oídos sordos entre los gobernantes.

La otra: a mediados de los 90 surgió la propuesta de bombardear las nubes con yoduro de plata, lo que presuntamente ayudaría a provocar lluvia. La idea llegó aparentemente con un antecedente de haber dado resultados en Puebla, aunque ahora me entero que en aquél estado lo hicieron para obtener un resultado inverso, es decir, para evitar las fuertes lluvias y granizadas que allá les azotaba, y que particularmente causaba serios daños en los patios de la fábrica Volkswagen en los autos ‘del año’.

Ahora el Gobierno Federal nos ha salido con esa novedosa idea de que para generar lluvias que alimenten el sistema Cutzamala en el centro del país, la Sedena en coordinación con la Conagua iniciarán a finales de marzo y durante abril y mayo, el bombardeo de nubes. Se ha informado incluso que tienen un avión equipado para realizar el bombardeo con yoduro de plata sobreenfriado, que supuestamente queda suspendido en el aire, promueve la humedad, la formación de gotas y la liberación de energía que estimula la precipitación.

José Luis Luege Tamargo, quien fuera titular de la Conagua en el sexenio de Felipe Calderón, ha dicho que el asunto es ‘una vacilada’, que es un procedimiento que no es factible, que es muy costoso y que no tiene una comprobación científica de que tenga resultados porque, afirma, ni atraen nubes, ni generan lluvias. Pero en el gobierno del ‘solo mando yo’, el capricho se llevará a cabo, cueste lo que cueste, aunque no ofrezca resultados, porque nadie va a contradecir al ‘todopoderoso’ que ya dio el visto bueno a este procedimiento que indudablemente, según ellos, va a llenar todas las presas del centro del país.

En La Laguna existe un proyecto de antenas ionizadoras que encabeza el ingeniero Manuel Leal, y quien con documentos en mano demuestra que cuando se han puesto en funcionamiento, han dado resultados en Nuevo León, en Chihuahua, en Durango, en Coahuila y en Zacatecas entre otras entidades.

Al igual que don Mario Enrique Vázquez Ávila hace más de tres décadas, el ingeniero Leal ha recorrido instancias federales y estatales, ha tocado puertas de oficinas gubernamentales y privadas exponiendo las bondades y mostrando los documentos que avalan que en los sitios donde estas antenas han sido instaladas, las presas cercanas han registrado captaciones y almacenamientos extraordinarios.

Manuel Leal sostiene que su sistema de antenas ionizadoras pueden alterar de tal forma algunos fenómenos meteorológicos, que incluso pueden inhibir la presencia de bancos de niebla, con lo que se podría solucionar ese fenómeno en aeropuertos como el de la Ciudad de México y Toluca; reducirían las intensas granizadas que se registran en algunas zonas del país, y como consecuencia de todo ello, de la presencia de lluvia sobre todo, se podrían combatir y reducir considerablemente el problema cada vez mayor de los incendios forestales.

En la revista Metrópolis (https://issuu.com/revistametropolis), el ingeniero Manuel Leal ha compartido en varias entregas su exposición de argumentos con los que respalda la efectividad de estas antenas.

Ojalá que el naciente gobierno de Durango, o el principal aspirante a la gubernatura de Coahuila escucharan y analizaran la propuesta del ingeniero Leal, lagunero él de cepa; que ha intentado llegar a Samuel García, el joven mandatario neoleonés, a ellos porque al ser jóvenes podrían ser más abiertos, receptivos y sensibles. Incluso está intentando llegar con el gobierno de la Ciudad de México.

Valdría la pena que fuera escuchado. Si van a probar con un método que los que saben dicen que es ‘una vacilada’, que ya ha sido probado en otros tiempos, y que nunca arrojó resultados, que le concedan al lagunero el beneficio de la duda ¿No cree usted? Creo que valdría la pena.

 

 

laotraplana@gmail.com

@JulianParraIba

 

 

 

 

 

 

 

 

Autor

Julian Parra Ibarra
Es director del diario digital La Otra Plana y la revista impresa Metrópolis. En cuatro décadas de ejercicio periodístico ha trabajado en diarios como El Norte de Monterrey, La Opinión-Milenio en Torreón, Esto en la Ciudad de México y a.m. en León, Guanajuato entre otros; ha sido conductor en programas de radio y televisión. Es columnista en varios medios impresos y digitales de Coahuila y Durango.
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