PREGONERO | ¡Ésas no son formas!

¡Ésas no son formas!

En septiembre de 2019 fui a pasar las fiestas patrias al pueblo en donde nací. Horas antes de que se vieran en el cielo los tradicionales fuegos artificiales y se escucharan las arengas que los alcaldes gritan cada 15 de septiembre, corría como pólvora el rumor de que habían encontrado a una persona sin vida en una casa.

El pueblo no pasa de los 10 mil habitantes, prácticamente todos se conocen y se saludan en las calles, y todavía entonces escuchar sobre un asesinato era algo que acongojaba a todos los habitantes.

Aunque estaba franco (no estaba en horario laboral), el olfato periodístico siempre lleva a investigar de más, y en cuestión de horas tenía ya toda la información gracias a diversos contactos: vecinos, clínicas y fuentes oficiales (que en el momento actuaban de extraoficiales).

El asunto era verdaderamente terrorífico: Claudia, una adolescente de 15 años de edad, originaria de Saltillo, había sido asesinada por su novio, otro adolescente de 17 años, quien previamente la había torturado, para después asfixiarla.

La adolescente estaba embarazada, tenía ocho meses de gestación. Su bebé también murió.

De acuerdo con vecinos, no fue esa la primera vez que la niña había sido maltratada desde su llegada al pueblo, sino que constantemente se escuchaban discusiones. Ese día el adolescente llegó en estado tóxico y arremetió contra la niña hasta matarla.

El tipo y su madre llevaron a la adolescente al hospital rural, alegaron que se había caído. Cuando se dieron cuenta que estaba muerta, huyeron. Sin embargo, el sujeto fue detenido días después, pero por la opacidad que reina en la impartición de justicia en Zacatecas, el caso terminó como uno más. Lo último que pude investigar es que el joven fue juzgado como menor de edad y por ello no le impondrían penas de adulto. Días después, cuando pedí informes en la Fiscalía, jamás supieron decirme si había información del caso.

Vi llorar desconsolada a su madre, cuando imprudentemente una compañera reportera le preguntó “¿Qué siente al perder a su hija?”. Leí cientos de comentarios que revictimizaban a la madre por ‘haberla dejado irse con el novio’ o a la niña por haberse embarazado tan joven. Su mamá sólo suplicaba por justicia…

Este pasado 8 de marzo en Saltillo, como en la mayoría de las ciudades del país y en la capital de la República, miles de mujeres se manifestaron una vez más contra la violencia, la opresión, la injusticia, el acoso, la falta de oportunidades, el machismo, la misoginia… y súmele usted todas las demás actitudes que autoridades, instituciones y hombres en general hemos tenido para con ellas.

La convocatoria a la marcha fue separatista desde un principio, eso quiere decir –para quien aún no quiere entenderlo- que era exclusiva de mujeres, sin cabida para los hombres.

La marcha despertó la voz de muchas mujeres, desde diferentes trincheras y en diferentes formas: algunas con cartelones; otras con grandes lonas; otras cantando las estrofas de Vivir Quintana; otras más marchando en silencio de la mano de sus hijas, y algunas realizando pintas en edificios (como el pornográfico Cine Olimpia), en bardas de la ciudad y pintando de morado la estatua de la Plaza Nuevo Tlaxcala, esa que recuerda cómo los españoles llegaron a ‘fundar Saltillo’ (o sea, oprimir, exiliar y matar).

Todas las formas válidas –desde el punto de vista de quien escribe esta columna de opinión-. Pero, como cada año, muchos otros saltillenses han exclamado la ya famosa frase “es que esas no son formas” (en referencia a la iconoclasia –o sea, la intervención de monumentos-).

Durante la tarde y al siguiente día, las opiniones negativas de la marcha circulaban en redes, la mayoría de hombres. Algunos compañeros estaban enojados porque les habían dicho que no estuvieran en el lugar, pero, ¿cuántas veces las mujeres han tenido que escuchar un no en algún lugar, sólo por ser mujer?

Alguien me respondió a esa pregunta diciéndome que a las mujeres que les dicen que no, no les arrojan agua o pintura… qué va –dije yo- a ellas sólo les arrojan ácido, las violan o las asesinan.

Menos de 24 horas les tomó a trabajadores de limpieza borrar todo rastro de la marcha. El opresor monumento volvió a mostrar su original color y el cine otra vez anunció las funciones del siguiente día. Pero… ¿Cuánto tarda una madre en recuperarse luego de que le matan a su hija? ¿Cuándo regresa a la vida una mujer asesinada?

Cuándo podrán recuperar el cuerpo completo de Gabriela, de 23 años, que fue asesinada y descuartizada por su pareja en Saltillo, para luego dejarla en diferentes bolsas negras, que terminaron en el basurero municipal.

Si quemar, romper y pintar no son las formas para hacerse escuchar, entonces cuándo no habrá oídos sordos ante los más de 3 mil 700 asesinatos de mujeres en México. Sólo el año pasado alrededor de 10 mujeres fueron asesinadas cada día en el país.

Cuál sí será la forma para cambiar el discurso del presidente de la República quien prefiere amurallar y cuidar su Palacio de 500 años de historia, que atender a víctimas, bajo el argumento de su investidura.

Si algo está en nuestras manos como hombres, más allá de criticar el movimiento feminista o pretender decirles a las mujeres cómo hagan su manifestación, es el reflexionar el 8M y todos los días, sobre la deconstrucción de la masculinidad y las actitudes micromachistas que podríamos erradicar. Quizá ya va siendo hora de romper el pacto y traicionar al patriarcado.

BREVIARIO SALTILLENSE

Boquiabiertos… En la antesala de las campañas políticas, los suspirantes están recibiendo las constancias partidistas que los acreditan como candidatos. Este sábado fue Manolo Jiménez y el PRI quienes dejaron boquiabiertos a más de uno, pues miles de priístas mostraron respaldo y músculo en Torreón. Previamente en la interna en todo el estado participaron medio millón de coahuilenses… y eso que sólo son los priístas, faltan los aliados y los ciudadanos que no militan en partidos que ya han decidido respaldarlo. ¡Está canijo!, es lo que repiten en los bunkers de los otros candidatos.

Autor

José Torres Anguiano
José Torres Anguiano
Reportero Multimedia. Periodista de barrio y contador de historias apasionantes.
Premio Nacional de Comunicación "José Pagés Llergo" 2017.
Premio Estatal de Periodismo 2015, 2016, 2017 y 2018.
Premio de Periodismo Cultural UAdeC 2016, 2018, 2021 y 2023.