CÁPSULAS SARAPERAS

Tomasita y Placido

En esta ocasión te platico una historia de amor y tragedia que sucedió aquí en nuestra hermosa ciudad de Saltillo.

Hace algunos días —de hecho era ya de madrugada— cuando mi teléfono celular sonó. Del otro lado estaba mi amigo Santiago Segovia, quien de manera emocionada me comentó sobre una historia que bien merece una Cápsula Sarapera, me contó de manera breve los detalles facilitándome el número de Don Manuel Magallanes, quien conoce la historia a la perfección. Al día siguiente pude hacer contacto con Don Manuel, quien me platicó una historia de amor, tragedia y muerte.

Así como William Shakespeare escribió Romeo y Julieta, así como en Guanajuato existe el callejón del beso, lugar que por cierto fue donde nació mi mamá, aquí en Saltillo tenemos la tragedia de Tomasita y Plácido.

Era el mes de junio del año de 1968, la sociedad Saltillense estaba conmocionada pues se había suicidado una pareja de enamorados. ¿El motivo? Todo señala que fue por la desaprobación del padre del novio, de esas desaprobaciones marcadas por las clases sociales.

Tomasita era una joven Saltillense que había cursado su primaria en la Escuela Coahuila, quien desde muy chica se había quedado huérfana de madre, por lo que al terminar sus estudios de primaria tuvo que hacerse cargo de los quehaceres del hogar para apoyar a su señor padre, quien se llamaba Don Genovevo, y que solventaba los gastos de su hija y de él por medio de la venta de fruta en un puesto afuera de nuestra catedral de Saltillo.

El joven novio tenía por nombre Plácido, estudiante de derecho en la facultad de jurisprudencia, hijo de un empresario hotelero y minero, quien era propietario del hotel “El Conde”, ubicado sobre la calle de Abasolo, frente a la Iglesia del Perpetuo Socorro, para mayores señas la parroquia del Padre Quinn.

Él con una altura aproximada de 1 metro con 70 centímetros, poco fornido sin llegar a gordo; ella delgada, cabello ondulado, ambos aperlados. Se conocían desde niños pues eran vecinos, uno vivía frente a la casa del otro en la calle De la Fuente pasando donde estaba ubicado el Jardín de Niños “Coahuila”. Desde muy pequeños había simpatía entre ambos, desde su infancia existía una atracción de cariño y respeto entre Tomasita y Plácido. Los dos, por supuesto, crecieron, dejaron de ser unos niños, y el cariño y respeto que Plácido sentía por Tomasita y Tomasita por Plácido se convirtió en amor, por lo que en algún momento de sus cortas vidas decidieron formalizar esa relación.

El empresario hotelero y minero desde un principio manifestó de manera enérgica su inconformidad por esa relación, tal vez asegurando que no era posible que su hijo, quien contaba con recursos económicos suficientes y en poco tiempo sería un abogado, tuviera de novia a la hija del frutero de la catedral. Ambos, Tomasita y Plácido continuaron con su noviazgo, la presión aumentaba, las amenazas eran cada vez mayores y más frecuentes, pero el amor entre ambos era aún mucho más fuerte, tan fuerte que decidieron hacer un pacto, un pacto de amor, un pacto suicida, tomando una dosis de estricnina, suicidándose nada más y nada menos que precisamente en el hotel “El Conde”, por supuesto propiedad del padre de Plácido.

El joven enamorado dejó una carta póstuma con el último deseo de ambos, manifestando que querían pasar la eternidad juntos, incluso siendo enterrados juntos, petición que fue rotundamente negada por el padre del joven.

Tomasita, al igual que Plácido, está enterrada en el Panteón Santo Cristo, desafortunadamente sin que su petición póstuma fuera concedida. Pero con la seguridad de que seguirán amándose por toda la eternidad.

Esta es una historia de amor, tragedia y muerte, que sucedió en esta hermosa ciudad de Saltillo.

 

Autor

Francisco Tobías
Francisco Tobías
Es Saltillense*, papá de tres princesas mágicas, Rebeca, Malake y Mariajose. Egresado de nuestra máxima casa de estudios, la Universidad Autónoma de Coahuila, en donde es catedrático, es Master en Gestión de la Comunicación Política y Electoral por la Universidad Autónoma de Barcelona, el Claustro Doctoral Iberoamericano le otorgó el Doctorado Honoris Causa. Es también maestro en Administración con Especialidad en Finanzas por el Tec Milenio y actualmente cursa el Master en FinTech en la OBS y la Universidad de Barcelona.
Desde el 2012, a difundido la historia, acontecimientos, anécdotas, lugares y personajes de la hermosa ciudad de Saltillo, por medio de las Cápsulas Saraperas.
*El autor afirma que Saltillense es el único gentilicio que debe de escribirse con mayúscula.
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Es Saltillense*, papá de tres princesas mágicas, Rebeca, Malake y Mariajose. Egresado de nuestra máxima casa de estudios, la Universidad Autónoma de Coahuila, en donde es catedrático, es Master en Gestión de la Comunicación Política y Electoral por la Universidad Autónoma de Barcelona, el Claustro Doctoral Iberoamericano le otorgó el Doctorado Honoris Causa. Es también maestro en Administración con Especialidad en Finanzas por el Tec Milenio y actualmente cursa el Master en FinTech en la OBS y la Universidad de Barcelona. Desde el 2012, a difundido la historia, acontecimientos, anécdotas, lugares y personajes de la hermosa ciudad de Saltillo, por medio de las Cápsulas Saraperas. *El autor afirma que Saltillense es el único gentilicio que debe de escribirse con mayúscula.