Concepción Ordóñez y su labor como catequista en Saltillo

Este domingo, en la Diócesis de Saltillo se celebró el Día del Catequista, cuya vocación se enmarca en el deseo de acercar a Dios a niños y adolescentes a través del Catecismo, donde aprenden las bases de la fe católica, lo que se refleja en su Comunión y Confirmación.

Entre tantas historias que existen sobre quienes voluntariamente ocupan esta posición en algún templo, parroquia o capilla, existe el caso de Concepción Guadalupe Ordóñez García, quien desde niña tuvo una especial inquietud por difundir la palabra de Dios, lo que −ya en su adolescencia− la llevó a convertirse en catequista.

«Siempre me gustó, desde que estaba en el Catecismo. Cuando yo era alumna decía ‘quiero ser catequista un día’, pero el que más me motivó fue un catequista que ahora es sacerdote, el padre Rodrigo López Cepeda; él fue mi catequista y decía ‘quiero hacer lo mismo, quiero ser catequista’. Cuando yo sentí que quería dar Catecismo tenía como 10 años, a los 12 empecé a ser catequista», compartió este domingo con El Heraldo de Saltillo.

Para Concepción su mayor satisfacción es ser testigo del crecimiento espiritual de quienes llegan al Catecismo en la Capilla del Señor de la Misericordia, en la colonia Roma, donde también se desempeña como coordinadora del Centro de Catecismo.

«Lo más importante es educar en la fe a los niños porque, dentro de la Iglesia, la Catequesis es el pilar, las bases, porque de ahí pueden surgir otras vocaciones como nuevos catequistas o que los niños, al convertirse en jóvenes, entren a algún grupo juvenil. La Catequesis es escolar, empieza en preescolar y termina aproximadamente a los 15 años con el sacramento de la Confirmación», mencionó.

«Mi mayor satisfacción es llevar a los niños a que realicen el sacramento de la Eucaristía, ver que algunos de ellos ahora ya son catequistas es orgullo porque dicen ‘yo quería ser catequista como tú’. De todo el tiempo que tengo dando Catecismo, ha sido en el grupo de Comunión o preparación para la Primera Comunión», platicó.

Madre de tres hijas, Miriam, Magdalena y Mónica, y abuela de dos niñas, Ana Paula y Carolina, la saltillense asegura que, si pudiera elegir nuevamente a qué dedicarse, sin dudarlo volvería a ser catequista.

«De los 12 años a los 20 fui catequista porque estaba soltera, después interrumpí para dedicarme a mi vida de esposa y de mamá. Ya hace 12 años que regresé, es un reto porque a veces piensan que las catequistas estamos haciendo esto porque no tenemos otra cosa qué hacer y, sin embargo, la mayoría somos esposas, abuelas, mamás e incluso hay algunas que tienen un empleo», indicó.

«La Catequesis la das un día, una hora o dos, pero toda la semana estás preparando el tema, visualizando qué van a leer tus niños. También es importante que los catequistas estemos preparados porque llevamos una formación semanal y algunos, como en mi caso, una formación académica porque soy Agente de Pastoral por el Secretariado Diocesano de Educación y Catequesis (ahora Dimensión Diocesana de Pastoral de la Catequesis)», comentó la entrevistada, quien además lleva 33 años de matrimonio con el señor José de Jesús Martínez García. (OMAR SOTO / EL HERALDO)