ENTRE VIOLENCIAS Y EL ESPECTÁCULO  

 

No importa si tienes menos de veinte años, o más de cuarenta porque cuando eres mujer, el morbo alrededor de tu vida sexual y sentimental siempre será motivo de caos. En esta ocasión me refiero particularmente a Ángela Aguilar y a Shakira quienes, al ser figuras públicas dentro del medio artístico, se encuentran en medio del ojo público constantemente. Esto significa entre otras cosas que, con muchísimo esfuerzo pueden acceder a tener algo de vida privada, y por otro lado, no pueden evitar que las personas opinen al respecto.

Sin embargo, el hecho de que cualquier persona pueda opinar al respecto, no quiere decir que puedan decir todo lo que deseen. Incluso si su carente o nulo cuadro de valores no les permite filtrar oraciones más o menos sustentadas, objetivas o certeras, para eso se establecen límites varios que procuran salvaguardar la integridad, dignidad y respeto de las personas a falta de una autorregulación sana del pensamiento.

Imagínate la gravedad de la situación para que, exista una ley general en México cuyo objetivo es evitar que se vulneren los derechos de las mujeres, en por lo menos cinco tipos como las violencias psicológica, física, patrimonial, económica, y sexual; sin dejar de lado que, pudieran hacerse valer otro tipo de violencias innombradas. Asu vez, estas pueden ejercerse en distintos ámbitos, de ahí que variaría su modalidad pudiendo ser en lo familiar, en lo laboral o escolar, en la comunidad, en las instituciones gubernamentales, en el ámbito político, en lo digital y mediático, así como la violencia feminicida.

No mentiré, el nombre de este instrumento me genera conflicto porque predispone que, en efecto las mujeres vivimos entre la violencia constante. Tan es así que se titula “ley general de acceso de las mujeres a una vida libre de violencia”, porque vivir sin violencia es efecto, una serie de retos constantes. Ahora imagínense, ser mujer dentro de la industria del espectáculo… debe ser como vivir un reality show de supervivencia, incluso si no estás de acuerdo con los términos y condiciones por más insanos, desventajosos y crueles que estos sean.

En redes, nadie se pregunta si los familiares del Babo tienen que decir algo al respecto de los recientes contenidos explícitos y eróticos que él mismo decidió compartir por medio de la plataforma onlyfans. En cambio, con relación a la posible filtración y por ende, constitución de violencia sexual en el medio digital de Ángela Águilar, muchas personas se preguntan si el padre de la cantante tiene algo qué decir o de qué manera la reprendió por algo de lo que ni siquiera estamos seguros haya cometido, o no.

Lo peor es que, ni siquiera estamos valorando el conflicto medular de la situación, sino que nos desviamos en la atención hacia el reproche en el posible ejercicio de la libertad sexual de una mujer joven, porque sí, estamos acostumbrados a la violencia. Porque es más fácil señalar, juzgar y condenar a alguien por hacer algo que casi todas las personas hacemos porque se nos ha dicho que es impropio, impuro, y protocolario, en lugar de considerar que, nadie debería traicionar la confianza de un contenido sexual compartido en un vínculo de intimidad con acuerdo de exclusividad en el envío; en su defecto, del fotomontaje con el fin de desprestigiar una carrera, y una vida.