COMO DECÍA MI ABUELA

“Piensa mal”…

A mi abuela le gustaba mucho tejer sus carpetitas para los muebles. Solía colocarlas en los descansabrazos y el respaldo de los sillones, en las mesitas de centro, en las repisas y en casi todos los muebles de su casa. Cuando le ayudábamos a cambiarlas y sacudir, debíamos tener cuidado de no romper las delicadas figuras de porcelana y de colocar las toallitas limpias a juego con el resto. Muchas veces estuvimos a punto de romper algo y ante las expresiones de susto o silencios del grupo de niñas, mi abuela preguntaba —¿Qué rompieron?— y en seguida exclamaba «piensa mal, y acertarás»

María Elena Ríos, la saxofonista Oaxaqueña que fué quemada viva con ácido en más del 90 por ciento de su cuerpo, y que sobrevivió al feroz intento de feminicidio, enfrentó la semana pasada una de las audiencias más inverosímiles en la historia del poder judicial.

El autor intelectual de la agresión contra Malena, Juan Vera Carrizal se encuentra bajo prisión preventiva desde 2020, pero la semana pasada tras largos seis días y más de setenta horas de audiencia, le fué concedida la prisión domiciliaria, por lo que María Elena Ríos ha denunciado que se siente en peligro y teme que su agresor «termine lo que empezó y me mate» en palabras textuales de la oaxaqueña.

En estos días, la justicia y las instituciones son una burla. Permitir que un potencial feminicida continúe su proceso fuera de prisión, sin garantías para la víctima, no solamente es injusto, sino vergonzoso. Pareciera que nadie recuerda cómo el Estado ha tomado un papel determinante en la ola de violencia en contra de las mujeres, el de la omisión.

El Estado es omiso al proteger a las víctimas, es omiso al encontrar a los agresores y cuándo los encuentra, omite procesarlos y sancionarlos. Desde las instituciones se permite el abuso y la violencia feminicida, y de esa manera, se violan los derechos humanos fundamentales de las mujeres.

Vivimos una doble violencia, la de los agresores inmediatos, aquellos perpetradores del delito y la de las instituciones, que con sus omisiones, dejan de servir a los propósitos para los que fueron creadas para servir a aquéllos que nos violentan en primer lugar. Las instituciones son cómplices de la violencia y en el caso muy particular de Malena, tanto el juez de control Teódulo Pacheco Pacheco, cómo Alejandro Murat y Salomón Jara, anterior y actual gobernador de Oaxaca respectivamente, serán responsables si los temores de la saxofonista se cumplen.

Y aunque esto se les ha señalado por parte de organismos defensores de los DDHH, pareciera que las advertencias caen en oídos sordos. Si no les importa ser cómplices de un feminicidio, entonces ¿Que les importa? ¿Cuál es el interés que están protegiendo?

Cómo decía mi abuela, «piensa mal, y acertarás», pues ya lo señaló la abogada de Ríos, Vera Carrizal y su familia cuentan con una amplia red de influencias políticas, producto de la carrera del ex diputado priísta y de sus múltiples negocios, entonces cabe retomar las preguntas que hace la bruja mixteca cómo se hace llamar María Elena Ríos en sus redes sociales ¿Por qué tanto interés en defender a mi (su) agresor? ¿Qué significa para el gobierno de Oaxaca?

Autor

Leonor Rangel