Cempasúchil: la flor que guía a los muertos para reunirse con los vivos

 

Durante la época prehispánica, los mexicas asociaban el color de la flor de cempasúchil con el sol y creían además que su olor podía atraer a los muertos, por lo que la colocaban en ofrendas dedicadas a sus difuntos.

“No solamente es algo triste recordar a los que faltan, sino también algo que se ancla a la esperanza de que la vida es para siempre. De acuerdo a la tradición, también se piensa que en este Día de Muertos los espíritus de los difuntos tienen oportunidad de salir de la tumba y convivir con los muertos”, compartió el historiador Carlos Recio Dávila en entrevista telefónica con El Heraldo de Saltillo.

“Se ofrecen flores porque tienen ese simbolismo de la finitud de la vida. Hay flores, como las flores del desierto, que duran un día y algunas otras duran unos cuantos días y, de alguna manera, reflejan lo que pasa con la vida humana. Por eso la idea de las flores”, agregó.

Tal fue el arraigo de esta creencia que incluso, en lugar de perderse en el tiempo, sigue vigente. En la cosmovisión mexicana se cree que esta flor, cada 2 de noviembre, sirve para crear puentes que guían a los muertos hacia sus seres queridos vivos, de ahí su uso en tumbas de panteones y en altares que se realizan año tras año en los hogares para recordar a quienes ya no están físicamente, invitándolos a “regresar”.

“Es una flor que se cultiva en esta época y es una flor de un color muy vivo. El color amarillo tiene que ver, en la simbología occidental, con las emociones. Por otro lado, es una flor mexicana que se usaba desde tiempos prehispánicos, es la flor tradicional y tiene un aroma que sí pone en un ambiente de armonía con el festejo”, platicó.

¿DE DÓNDE VIENE?

Al ser una flor nativa de México, se estima que en el país hay al menos 35 especies de cempasúchil, siendo las más comunes las de colores amarillo y naranja. Su nombre deriva de la lengua náhuatl “sempôwal”, que significa 20 o muchos, y “xôchitl”, que es flor.

Guanajuato, Puebla, Michoacán y Estado de México son algunas de las entidades del territorio nacional donde se cultiva anualmente.

“Hay una frase sobre personas que tuvieron una vida muy digna que dice ‘murió en olor a santidad’ y generalmente, en algunas leyendas, incluso aquí en Saltillo, cuando se perciben algunos espíritus, se percibe también un aroma agradable, como de flores”, externó.

“La flor tiene que ver con el más estimulante de los sentidos, tiene un significado que se apareja con la flor en sí. El amarillo, sobre todo el color de la flor, tiene que ver con un aspecto relacionado con la eternidad, con el sol y la permanencia. Aquí en el norte su uso es reciente, tendrá medio siglo que se empieza a utilizar de manera masiva, anteriormente no era tan común”, finalizó el miembro del Sistema Nacional de Investigadores. (OMAR SOTO / EL HERALDO)