Honorio Francisco: el pequeño que vio de cerca el trenazo de Puente Moreno y vivió para contarlo

ESTA FOTOGRAFÍA, Que nos compartió el historiador Carlos Recio, aparentemente fue tomada desde una avioneta, ya que en su esquina inferior izquierda se aprecia una parte de lo que pudiera ser el ala de la aeronave

Cuando tenía solo seis años, el profesor Honorio Francisco Rodríguez Piña viajaba de regreso a Saltillo en el llamado “tren peregrino” que protagonizó el accidente ferroviario de Puente Moreno la noche del 5 de octubre de 1972. El docente no se imaginaba que a pocos kilómetros de llegar a su destino, viviría de cerca un hecho que lo marcó para siempre y que hoy recuerda agradecido por haber salvado la vida esa noche junto con sus padres.

“Mis padres desde siempre fueron devotos de San Francisco de Asís, y de hecho el nombre que yo llevo es por este santo. Según me contaron, muy pequeño yo tuve un problema de bronquitis, llegué a ponerme bastante mal, al grado de que ya no me contaban, por eso hicieron la promesa de que cada año a partir de que yo me salvara irían a visitarlo a Real de Catorce”, señala Rodríguez Piña en entrevista con El Heraldo de Saltillo.

“Desde que tengo memoria participábamos en las peregrinaciones, íbamos en tren, bajábamos en la Estación Catorce y de ahí caminando, era cuando las peregrinaciones eran a pie, allá por la cuesta y los recuerdos que tengo era que yo subía en los hombros de mi papá. Ya un poco más grande, fue la última vez que participamos en la peregrinación, en ese octubre de 1972, muy contentos de ir a cumplir otra vez la promesa que hicieron mis padres” agrega.

A pesar de la corta edad que tenía en ese entonces, Honorio Francisco, quien imparte la cátedra de Historia en el Instituto Lumen de esta ciudad, dice que desde antes de partir de regreso a Saltillo, era evidente que algo no andaba bien con el ferrocarril, pues tardó mucho más tiempo de lo normal en iniciar el trayecto hacia esta capital.

“Ya cuando veníamos a la Estación 14, según me contaron mis padres, les pareció raro que se tardara tanto en salir el ferrocarril, aparentemente ya se manifestaba algún desperfecto, porque nos demoramos demasiado, hasta que finalmente partimos rumbo a Saltillo. Los carros venían llenos, de eso sí me acuerdo muy bien, luego llegando a Estación Carneros hizo una parada y otra vez volvió a tardar mucho en reiniciar el recorrido”.

“Recuerdo que venía medio dormido y que mi mamá me acomodó en el asiento. Después de eso sentí una sacudida muy fuerte, y escucho a mi madre decirle a mi papá  que el tren se venía chorreando, a lo que mi papá respondió que no era cierto, y en eso de repente se ve en la ventana el terregal que se levantó, las luces se apagaron por un instante y luego se volvieron a prender, se oyeron muchos gritos, las cosas que traían los demás pasajeros se cayeron, volaron bolsas y maletas, luego las luces se apagaron otra vez definitivamente, ya había ocurrido el accidente”, comenta el entrevistado.

EL PROFESOR HONORIO Francisco Rodríguez Piña viajaba de regreso a Saltillo en el llamado “tren peregrino” que protagonizó el accidente ferroviario de Puente Moreno la noche del 5 de octubre de 1972

Señala que el carro donde venía con su familia quedó ladeado y eso permitió que él, sus padres y los demás ocupantes pudieran salir rápidamente por una de las ventanillas del vagón.

“A mi padre no le pasó nada, salió ileso gracias a Dios, mi madre resultó con una o dos costillas rotas y yo salí con un chipote en la cabeza, nada serio. Al salir estaba escuro, todo era confusión, se escuchaban gritos de desesperación, gente corriendo para todos lados, recuerdo que sí me asusté, pero mis papás me tranquilizaron mientras buscaban un lugar para resguardarnos en lo que veíamos la manera de llegar a Saltillo”.

El profesor señala que poco después se empezaron a encender algunas fogatas para iluminar el lugar, en tanto que un desconocido se acercó a él y a sus padres y los condujo al pie de un pequeño cerro para que estuvieran seguros.

“Eso fue lo último que recuerdo. Cuando desperté por la mañana ya estaba en mi casa, nos habían traído en una camioneta. A mi madre la enyesaron y afortunadamente se recuperó en pocas semanas”.

También comenta divertido que luego de ocurrir esta tragedia ferroviaria, su señora madre, doña Guadalupe Piña Hernández (QEPD) le contó que mucha gente parecía estar más preocupada por las cosas que habían traído de Real de Catorce y que se perdieron en el accidente, que por las consecuencias del trenazo.

“De las cosas que cuenta mi mamá es que muchas de las personas que venían en el vagón se empezaron a quejar por lo que les había pasado a sus cosas, gritaban ¡Ay mi cajeta!¡Mis dulces! ¿Dónde quedaron? Después de haber vivido todo esto regresamos a Real de Catorce en los años siguientes, pero ya en autobús, y luego en la camioneta de mi papá, don Efraín Rodríguez Cabello (QEPD)”

“Me alegra mucho que a pesar de todo esto, mantuvimos la fe en San Francisco de Asís. Todavía después de que falleció mi padre, seguimos viajando a Real de Catorce y cumpliendo la promesa que le hizo mi mamá, hasta que finalmente ella falleció también, fue en el año 2010 cuando la acompañé por última vez. Esta experiencia es algo que me va a acompañar toda la vida”.

Honorio Francisco señala que como parte de las actividades de la materia que imparte, está la visita con sus alumnos al Centro Cultural Vito Alessio Robles para ver el mural de la maestra Elena Huerta sobre la historia de saltillo, donde está plasmada una escena del trenazo de Puente Moreno, ante la cual orgulloso, les comenta a los estudiantes “Yo venía ahí y sobreviví a ese accidente”. (ÁNGEL AGUILAR/ EL HERALDO)

PERIÓDICOS DE Todo el mundo, como Le Monde, de París, dieron cuenta de la tragedia. Imágen cortesía del historiador Carlos Recio