CÁPSULAS SARAPERAS

Villa y los sacerdotes en Saltillo

En esta ocasión te platico una historia poco conocida, de una historia que conocí hace poco, gracias a un libro llamado “Diócesis Saltillo 1891 – 1991” que por cierto le obsequiaron a Don Francisco de la Peña Dávila, y que tiene que ver con la estancia de mi General Francisco Villa en esta hermosa ciudad de Saltillo.

Pancho Villa acababa de tomar la ciudad de Torreón, había ganado la batalla de San Pedro, la revolución estaba triunfando,  y el jueves 21 de mayo del que pareciera ya lejano año de 1914, Villa montado en su caballo 7 leguas, que no era caballo sino yegua, llegó a Saltillo y de manera inmediata pidió que le reunieran a los sacerdotes que había en nuestra ciudad. Los ministros religiosos llegaron más asustados y preocupados que con gusto, pues sabían que en San Pedro de las Colonias, el jefe de los dorados había fusilado al padre Alberto Gutiérrez.

Con voz firme y segura, Villa fue claro y contundente: “ustedes padrecitos no saldrán de aquí hasta que me entreguen la cantidad de un millón de pesos para continuar con nuestra lucha”. Con temor, pero de manera veloz, los seminaristas José Ávila, Román Blanco y Fidel Domínguez organizaron un comité de colecta a favor, por supuesto, de la vida y libertad de los sacerdotes.

La feligresia católica logró juntar la cantidad de 14 mil pesos plata, además de una buena cantidad de dinero que se llamó “bilimbique”, el cual era emitido por el gobierno de don Venustiano Carranza, y pues dicho dinero no sirvió de nada, ya que de manera instantánea se devaluó, quedando como papel sin valor alguno. Pero volvamos a la historia e imaginemos a mi General Villa contando peso por peso, bilimbique por bilimbique, momento en el cual dijo: “Y  decían los padrecitos que no tenían”.

Un total de 14 sacerdotes fueron tomados prisioneros y cuando pensaron que la habían librado, los revolucionarios les jugaron una broma, pues se los llevaron a una vivienda situada en el callejón que hoy lleva el nombre de Ildefonso Vázquez, a un costado de donde se hospedó mi General Villa. Ya en el interior, los metían uno por uno a un cuarto en la cual, al sacerdote en turno, le lesionaban el cuello, cual si lo hubieran ahorcado, hasta que se desmayara. Ya en le piso, los soldados daban un tiro al aire, después lo sacaban a rastras de la habitación frente al resto de los sacerdotes, quienes pensaban que sus minutos de vida estaban contados. El general Fierro, después de reírse de ellos y en sus caras, los amenazó, asegurándoles que si decían algo de la bromita, los ejecutaría ahora si de verdad.

Ya para ese domingo, el General Francisco Villa dio autorización para que se celebrara una misa, eso sí, con los sacerdotes más que asustados, pero sin tener que contar los minutos de vida que les quedaban.

Esta es una historia, que estaba muy escondida, una historia del General Francisco Villa, una historia de curas, una historia de un secuestro y de una broma muy pesada que sucedió aquí en nuestra hermosa ciudad de Saltillo.

 

Autor

Francisco Tobías
Francisco Tobías
Es Saltillense*, papá de tres princesas mágicas, Rebeca, Malake y Mariajose. Egresado de nuestra máxima casa de estudios, la Universidad Autónoma de Coahuila, en donde es catedrático, es Master en Gestión de la Comunicación Política y Electoral por la Universidad Autónoma de Barcelona, el Claustro Doctoral Iberoamericano le otorgó el Doctorado Honoris Causa. Es también maestro en Administración con Especialidad en Finanzas por el Tec Milenio y actualmente cursa el Master en FinTech en la OBS y la Universidad de Barcelona.
Desde el 2012, a difundido la historia, acontecimientos, anécdotas, lugares y personajes de la hermosa ciudad de Saltillo, por medio de las Cápsulas Saraperas.
*El autor afirma que Saltillense es el único gentilicio que debe de escribirse con mayúscula.
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Es Saltillense*, papá de tres princesas mágicas, Rebeca, Malake y Mariajose. Egresado de nuestra máxima casa de estudios, la Universidad Autónoma de Coahuila, en donde es catedrático, es Master en Gestión de la Comunicación Política y Electoral por la Universidad Autónoma de Barcelona, el Claustro Doctoral Iberoamericano le otorgó el Doctorado Honoris Causa. Es también maestro en Administración con Especialidad en Finanzas por el Tec Milenio y actualmente cursa el Master en FinTech en la OBS y la Universidad de Barcelona. Desde el 2012, a difundido la historia, acontecimientos, anécdotas, lugares y personajes de la hermosa ciudad de Saltillo, por medio de las Cápsulas Saraperas. *El autor afirma que Saltillense es el único gentilicio que debe de escribirse con mayúscula.