Urge construir cultura de paz en Saltillo

En Saltillo, la violencia en las calles no es provocada por pandillas o grupos criminales. No, en la capital coahuilense, la violencia es producto de adolescentes, hombres y mujeres, que aparentemente por conflictos personales, pierden la cabeza y deciden consumar su ira con palos, piedras, e incluso fuego en autos, motocicletas y viviendas.

El fenómeno no es nuevo, pero ha cobrado una relevancia alarmante ante la brutalidad y la frecuencia con la que los pleitos se desatan hasta concluir, en el peor de los escenarios con víctimas fatales.

La situación consterna, en especial porque en los últimos dos fines de semana estos conflictos alcanzan el mismo desenlace, mientras que las autoridades inician los procesos legales, buscan a los responsables y someten a juicio a los presuntos responsables de una barbarie que se generaliza principalmente en las colonias más populares de la capital coahuilense.

Las autoridades municipales están convencidas de que no se trata de una guerra de pandillas, o de grupos que buscan asegurar su territorialidad para cometer delitos o mantener su asedio a la población, pero sin duda esto exhibe una realidad donde la violencia está dentro de los hogares, con las familias, en las parejas, entre vecinos; mostrando que los niveles de agresividad superan a la capacidad de diálogo y a las autoridades, que tardíamente atienden situaciones en donde el fuego o la sangre terminan siendo la conclusión más amarga.

 

GOLPES QUE CUESTAN PATRIMONIO Y VIDAS
La madrugada del pasado 2 de septiembre consternó al poniente Saltillo y a toda la Región Sureste: tras un pleito entre vecinos, un grupo de jóvenes decidió rociar gasolina a una vivienda en la colonia Ampliación María de León, prenderle fuego e impedir que sus residentes pudieran escapar de las llamas, lo que provocó que un joven de 24 años y una mujer de 19 años, embarazada con seis meses de gestación, perdieran la vida.

Apenas este pasado jueves, la Fiscalía General del Estado (FGE) informó que aún hay cuatro personas más a las que se les giró orden de aprehensión, el mismo día que llevó a cabo la audiencia de vinculación contra Ricardo “N” y Carlos “N”, los primeros dos detenidos en el Centro de Justicia Penal en Saltillo, por los delitos de homicidio, feminicidio y feminicidio en grado de tentativa.

Dos días más tarde, y todavía sin superar esa barbarie, otra riña y conflicto, la buena intención de un hombre de frenar una gresca iniciada afuera de su vivienda, lo llevo a ser asesinado de un batazo en la cabeza. Emilio N, de 44 años, fue asesinado por Víctor Manuel N, “El Moy”, de 28 años, quien logró huir tras el ataque, y pese a que los mismos vecinos del sector trataron de capturarlo.

Sin embargo, la violencia una vez más escaló, ya que la ira de quienes se sintieron impotentes al ver la muerte de Emilio se convirtió en una cacería del responsable en la colonia Valle Escondido. Al no encontrarlo los vecinos decidieron prenderle fuego a su vivienda en el 475 de la calle Sierra Tarahumara, como represalia por la vida de Emilio.

Tras toda esta historia, Víctor Manuel N, fue capturado e internado en el Centro de Reinserción Social de Saltillo, donde será sometido a proceso, mientras que la familia de Emilio exige justicia ante la tragedia que vivió, porque él sólo intentó que detuvieran la violencia que azotaba afuera de su puerta.

Durante la madrugada del mismo domingo 4 de septiembre, otra riña se suscitó en la colonia Buenos Aires, al sur de la ciudad. Un joven de 18 años, identificado como Carlos Fernando Esparza Tepox, de 18 años fue asesinado en otra aparente riña vecinal, a la par de que dos hombres más, identificados como José Francisco Esparza, de 29 años y Daniel Rodríguez Torres, de 24 años, fueron trasladados al Hospital General en estado grave.

Asimismo, estos hechos que se presentaron con diferencia de horas o días se suman a un largo listado de otros incidentes aislados, que involucran a jóvenes intentando someterse a palos y piedras o incendiando vehículos o viviendas de los llamados rivales.

Para el 5 septiembre los principales medios de comunicación a nivel regional advirtieron de al menos cuatro muertos por riñas vecinales y conflictos en los que asocian a pandillas por los grupos de jóvenes que son captados en video lanzándose piedras y amenazándose con golpearse con palos.

 

NO HAY GUERRA DE PANDILLAS: ALCALDE
Desde el 6 de septiembre y como parte de la respuesta institucional ante las exhibiciones de violencia, el alcalde José María Fraustro Siller descartó que los ataques estuvieran vinculados a pandillas.

Sin importar que durante los siguientes días se exhibiera en redes sociales a grupos de jóvenes en motocicletas atacando a golpes a jóvenes estudiantes de secundaria, el Edil reiteró que son incidentes aislados y que no se puede crear una imagen de pandillerismo en la capital coahuilense ante los resultados en seguridad.

“No por un hecho aislado califiquemos la situación de toda la comunidad. (…) Por supuesto que las condenamos, vamos a agarrar a los que han hecho estas situaciones, estamos con la Fiscalía General del Estado abordando estas situaciones, pero han sido asuntos personales.”, manifestó Fraustro Siller, quien también reiteró que por esto tendrán un castigo ejemplar.

Fraustro Siller manifestó que realiza 30 reuniones para tratar los temas de seguridad con la Comisión de Seguridad y Protección Ciudadana de Saltillo, y destacó que existe una coordinación con las autoridades para atender esta problemática.

El Edil saltillense acotó que la mayoría de los incidentes se tratan de problemas personales entre terceros, exponiendo una realidad en donde Saltillo, una de las mejores ciudades para vivir en México, la violencia se mantiene como una huésped o inquilina en los hogares.

 

SOLO CONTABILIZARON 15 PANDILLAS EN LA CIUDAD A INICIOS DE 2022
Un ejemplo de que esta situación no es propia del mes de septiembre, o que el incremento se ha notado en meses anteriores se toma a partir del 5 de julio con otra riña, pero en la colonia San Ramón, que terminó con un tejaban quemado, mientras los vecinos exigieron a las autoridades más vigilancia para poner en orden a los pandilleros que se agreden de forma constante, a la par de que señalaron un abuso sexual de una mujer en ese sitio, ocurrido 15 días antes.

Otro ejemplo también sería la riña que dejó a una persona sin vida en la colonia Pueblo Insurgente, donde un supuesto integrante de una pandilla privó de la vida a un hombre de siete puñaladas. Juan Manuel tampoco era parte de la riña, pero al ver las agresiones decidió esperar en una esquina para poder llegar a su domicilio, sin embargo, uno de los que sí participó en la riña pensó que el chofer de transporte de personal lo estaba esperando y lo atacó hasta matarlo.

Tardarían dos semanas más para que otro ataque a una vivienda por pandilleros ocurriera, ahora en la colonia Vicente Guerrero. El pasado 14 de agosto, las cámaras de seguridad de una vivienda captaron el momento en que un grupo de jóvenes, identificados como “Los Pelones” atacaron a pedradas el domicilio para intentar entrar y saquearlo.

Para el 20 de agosto, nuevamente en fin de semana, un grupo de jóvenes a bordo de motocicletas agredieron a un joven con un cuchillo en la misma colonia, al suroriente de la ciudad. Axel Eduardo, de 15 años, y quien se dedicaba a trabajos de construcción con su papá, perdió la vida tras ser atacado y apuñalado en repetidas ocasiones por el grupo de siete jóvenes.

El pasado 24 de marzo, el comisionado de Seguridad y Protección Ciudadana en Saltillo, Federico Fernández Montañez aseguró que solo tenían contabilizadas 15 pandillas en activo, aunque entre 2017 y 2018 había cerca de 400 agrupaciones que eran monitoreadas por las autoridades, sin importar que entre las pandillas que se identificaron no estaban las que participaron en incidentes violentos en la colonia Topochico, que causaron la muerte a otro joven.

Por otro lado, este pasado miércoles las autoridades municipales reactivaron los recorridos por las colonias y los operativos para identificar y contener a estos grupos. El Alcalde José María Fraustro insistió en que la Base de Operaciones Mixtas para estos patrullajes contará con policías estatales y el Ejército, con lo que se busca dar más tranquilidad a las familias asediadas por los jóvenes.

Naturalmente el llamado es también a las familias para que no solapen este tipo de conductas. Sin embargo, el reflejo de la violencia y la formación de estos grupos en las calles advierten que falta un ejercicio de las autoridades, sin importar que haya más de 93 mil adheridos a las redes de seguridad, y que la discursiva sea que hay más saltillenses esforzándose por lograr la calma, cuando al mismo tiempo la misma población es la que estalla y pierde toda noción de civilidad ante la falta de una autoridad que regule y prevenga este tipo de incidentes.

 

URGE CULTURA DE LA PAZ
La doctora Cristina Perales Franco, académica del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (INIDE) de la Universidad Iberoamericana, insiste en que México necesita retomar las acciones para impulsar una cultura de la paz, ya que no es posible que la sociedad normalice la formación de estos grupos, las riñas que desatan y sobre todo que no se profundice en el tema prioritario: de dónde viene la violencia y qué la produce.

“La necesidad de paz en México se siente en nuestras comunidades, en nuestras familias, en nuestros cuerpos. La anhelamos y reclamamos como sociedad en un contexto donde las múltiples violencias —económicas, sociales, culturales, físicas, de género— atentan nuestro bienestar y nuestra supervivencia. Tenemos importantes diagnósticos que nos hablan de estas dolorosas situaciones en diferentes niveles —nacional, estatal, municipal— y espacios —político, público, el hogar, las escuelas— que dan cuenta de la urgencia de su atención”, manifestó la académica.

Perales Franco señala que en las últimas dos décadas se han probado estrategias desde diferentes frentes, principalmente enfocadas en su mayoría en las violencias, sobre todo en su identificación (¿qué violencias se viven en el país?, ¿dónde?, ¿cómo se generan?), su medición (¿qué magnitud tienen los diferentes tipos?, ¿cuántas personas se ven afectadas?, ¿cuáles son los lugares y espacios más violentos?), su explicación (¿cuáles son los factores que generan estas violencias?, ¿cómo se desarrollan estas violencias?), y su atención (¿cómo las frenamos, reducimos, prevenimos?).

“La atención a la violencia sólo desde la seguridad, si bien es importante, también resulta sumamente limitada. En muchas ocasiones, las acciones centradas en castigar fuertemente estas violencias o en cambiar los comportamientos a nivel individual de personas, que se derivan de esta orientación, han resultado contraproducentes, porque representan alternativas reduccionistas que no responden a las causas de las violencias, ni las atienden en su complejidad”, advierte la especialista.

También manifiesta que “desarrollar la paz implica tener mecanismos para hacer frente, manejar y transformar los conflictos de forma no violenta; desarrollar acciones para reparar las relaciones después de incidentes de violencia y construir relaciones equitativas.

“Así, la construcción de paz implica establecer formas de relacionarnos basadas en la justicia y que garanticen el respeto y promoción de la dignidad humana”, insistió.

Al respecto el doctor Alejandro Anaya Muñoz, Vicerrector Académico de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, señaló durante la presentación del trabajo ‘Miradas de paz. En el ojo de la sociedad’, de Adela Salinas, que resulta “imperativo poner sobre la mesa miradas alternativas sobre la paz que con tanta urgencia necesita el país”.

“Desde todos los frentes o espacios posibles tenemos que seguir contribuyendo a entender y a explicar lo que nos está pasando como sociedad y como país”, insistió el académico, quien reiteró que es necesario brindar soluciones a las violencias.

Asimismo, Adela Salinas señaló que su investigación “se centra en la búsqueda de los mecanismos a través de los que se han generado acuerdos para el bien común. Para lograrlo, se apoya en 95 personas con autoridad moral, que han intervenido directamente en las dinámicas sociales, a través de la docencia, la investigación, la función pública y el activismo”. (INFONOR)