A LA BÁSCULA

Espejismo 

Debido al tipo de suelo que la conforma, la Comarca Lagunera tiene asentados en el subsuelo metales pesados que no son aptos para consumo humano, entre ellos el arsénico. El hidroarsenicismo ha provocado en esta tierra serios problemas con diversos tipos de cánceres que se empezaron a hacer visibles desde hace poco más de medio siglo.

El problema nunca ha podido ser combatido debido a la sobreexplotación de los mantos acuíferos, principalmente por parte de la industria lechera. Por el contrario, desde hace por lo menos unos 60 años, a nuestra principal fuente de abastecimiento de agua en la Comarca, se le vienen extrayendo el doble de lo que se le recarga de manera natural.

Por ello cada vez los niveles de los niveles de los mantos están más profundos, y a mayor profundidad, mayor cantidad de arsénico sube en el agua que consumimos los habitantes de esta región.

El programa presidencial Agua Saludable para La Laguna no es ni por mucho la solución al problema del hidroarsenicismo como pretende venderlo el Presidente a través uno de los spots que machaconamente se transmiten en estaciones de radio y canales de televisión de todo el país con motivo de su Cuarto Informe; por el contrario, su solución sólo se va a transferir por lo menos un cuarto de siglo, y se los vamos a heredar peor que como lo estamos padeciendo ahora, a las siguientes generaciones.

Para aquellos que no conocen la Región y la problemática del hidroarsenicismo y el abatimiento de los manos freáticos, tendríamos que decirles que el proyecto presidencial, que de los 5 mil pasó a los 11 mil y ahora va en los 18 mil millones de pesos de inversión, y cuando ya tendría que ir a más de la mitad de su construcción porque se supone que será puesto en marcha en 2023, en su más reciente visita a la región hace un par de semanas, fue informado que la obra lleva apenas al 4 por ciento de avance.

A lo mejor es burdo, pero le doy un ejemplo de lo que supone es la solución del problema: vamos a dejar de beber el agua del grifo para ahora —suponiendo sin conceder que fuera real y viable el proyecto— tomar de un garrafón de agua purificada. Pero el gusto nos va a durar en lo que se nos acabe en líquido del garrafón. Y el programa presidencial tiene fecha de caducidad: entre 20 y 25 años se dispondría de agua ‘rodada’ de las presas antes de que llegue al subsuelo y se contamine con el arsénico.

¿Y después? Pues otra vez a volver a tomar agua del grifo, solo que en 25 años los niveles de arsénico serán muy superiores a los actuales, porque la explotación de los mantos va a seguir en este cuarto de siglo, porque la van a seguir extrayendo los lecheros de la Comarca y ni uno sólo de los pozos privados va a dejar de operar.

La única solución real y viable sería recargar de manera natural nuestros mantos, lo que se lograría si cada año se vertieran al cauce del río los al menos 200 millones de metros cúbicos que se destinarán anualmente al proyecto Agua Saludable para La Laguna, una propuesta que ya ha probado su efectividad en varios puntos del mundo, en lo que se conoce como ‘Ríos urbanos’, que además mejoran en lo visual, en el entorno y hasta en el clima de las ciudades donde se han implementado.

Se nos vende como la panacea algo que en la realidad es un auténtico y verdadero espejismo, es una falacia. Nos quieren vender espejitos. Por eso, cuando escucho el spot del Cuarto Informe, pienso que quienes lo escuchen o vean en cualquier otra parte del país, pueden creer que Agua saludable para La Laguna es un programa bondadoso y generoso para los laguneros.

Lastimosamente no, no lo es.

Desde su anuncio, a título personal he pensado que ese proyecto no se va a lograr concretar, y no por los argumentos del Presidente, sino porque es inviable de origen, ya que para ponerlo en marcha nos mutilaron una parte del último tramo vivo del Río Nazas, y porque hasta ‘después de ahogado el niño quieren tapar el pozo’, es decir, primero decidieron y después entraron en la socialización del proyecto con productores del sector social propietarios de las tierras y el agua que se van a usar en el proyecto, lo que ha retrasado muchísimo los trabajos.

Y no porque los campesinos estén en contra de la ‘transformación’, ni porque sean fifís o neoliberales, simplemente porque nadie les pregunto antes de iniciar todo, y ellos están defendiendo lo que por generaciones ha pertenecido a su familia, y además el único patrimonio con el que cuentan para ellos y sus descendientes: su tierra y el agua.

Seguiré insistiendo, más que una realidad solucionadora, Agua saludable par La Laguna, es un espejismo. Y si no, al tiempo.

 

laotraplana@gmail.com.mx

 

@JulianParraIba

Autor

Julian Parra Ibarra
Es director del diario digital La Otra Plana y la revista impresa Metrópolis. En cuatro décadas de ejercicio periodístico ha trabajado en diarios como El Norte de Monterrey, La Opinión-Milenio en Torreón, Esto en la Ciudad de México y a.m. en León, Guanajuato entre otros; ha sido conductor en programas de radio y televisión. Es columnista en varios medios impresos y digitales de Coahuila y Durango.
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