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Redes eléctricas inteligentes: El futuro de América Latina 

A nivel mundial, se espera que las economías emergentes representen la mayor parte del crecimiento de la demanda de electricidad en las próximas décadas. América Latina no es la excepción, con una tasa estimada de crecimiento proyectada del 2 por ciento anual hasta 2040. Para tener la posibilidad de satisfacer esta demanda no solo es necesario generar más energía, sino también desarrollar un plan para su gestión eficiente.

En este sentido, el concepto de red inteligente representa el nuevo paradigma en dicha gestión y control de las redes energéticas. Estos sistemas aplican las tecnologías de la información y la comunicación más avanzadas y las incorporan a la red eléctrica tradicional, permitiendo el monitoreo en tiempo real del estado de la red, ayudando a evitar cortes y pérdidas de energía.

Esta red también incorpora el uso de contadores inteligentes en los hogares de los consumidores. Al igual que los medidores tradicionales, los medidores inteligentes miden el uso de energía; la principal diferencia es que envían automáticamente esta información a la empresa de servicios públicos a través de redes inalámbricas. Esto permite rastrear el servicio y monitorear el consumo de energía, de esta manera, el usuario es capaz de ver cuánta energía está utilizando y cuánto cuesta, lo que permite llevar un control más adecuado en el uso de la misma.

Al igual que la mayor parte de la infraestructura de la región, las redes de América Latina han tenido una falta de inversión tanto en el mantenimiento de las mismas como en no desarrollar nuevas líneas de transmisión y distribución, lo que se refleja en un servicio deficiente. Derivado de lo anterior, los desafíos son muchos, comenzando por las líneas de transmisión. La región ya cuenta con recursos de energía renovable sobresalientes que se han desarrollado en gran medida en la última década. Debido a sus características, los recursos solares y eólicos a menudo se encuentran lejos de los principales centros urbanos, lo que requiere una importante infraestructura de líneas de transmisión que cubran largas distancias.

 

Un común denominador en los países latinoamericanos es la saturación de estas líneas, lo que significa que una mayor expansión de las energías renovables se frena hasta que haya una mayor inversión en el aumento de su capacidad. Esto se ve agravado por las pérdidas de energía, que llegan a alcanzar el 15 por ciento en América Latina, más altas que en otras regiones en desarrollo. Por el lado de la transmisión, las redes son modernas, pero están operando en sus límites. El problema también está en la distribución, con déficits de infraestructura, aquí es donde el concepto de redes inteligentes puede marcar una gran diferencia.

Actualmente, la transición a las redes inteligentes se está llevando a cabo principalmente en los países más desarrollados, como en la Unión Europea y las economías más grandes de Asia. En América Latina, ha habido avances en países como Colombia, Uruguay y México, pero aún no han sido muy representativos. En México, hay existen cerca de 2 millones de medidores inteligentes en uso, lo que representa el 5 por ciento del total de medidores del país, para lo cual el gobierno espera alcanzar los 25 millones para 2025.

La generación distribuida puede servir para muchos propósitos, pero los motivos principales son la autosuficiencia energética y la venta de energía a la red. Un usuario doméstico o comercial construye un generador de energía solar o eólica para satisfacer sus necesidades energéticas, pero cuando la generación excede su demanda, puede vender a la red la energía excedente.

El avance de las redes inteligentes será importante para América Latina como parte de su transición energética lejos de los combustibles fósiles. Una red inteligente permitiría integrar proporciones cada vez mayores de energía renovable en el sistema energético nacional, así como alimentar de manera confiable una gran flota de vehículos eléctricos. El desafío será la planeación a largo plazo y del financiamiento de los gobiernos y el sector privado.

 

Twitter: @pacotrevinoa