CLAVE DE FA

Dos Bocas: un pozo oscuro y sin fondo

¡Que no se pierda la bonita costumbre de inaugurar obras incompletas, nomás por ganar reflector! Pero lo importante, no es que Dos Bocas aun no produzca ni un litro de gasolina, sino que absolutamente nadie fuera del gobierno sabe con certeza cuánto va a costar finalmente y si vaya a servir realmente este proyecto insignia de la 4T.

¿Qué sí sabemos? Que en el 2019, AMLO afirmó que la Refinería Olmeca, por su nombre oficial, costaría $8,000 millones de dólares. Posteriormente, en el 2020, el director de PEMEX, estimó unos $1,000 millones de dólares más al presupuesto. Y ahora en el 2022, el presidente dijo que el costo total podría llegar a $12,000 millones de dólares. O sea, un 50% más. Sin embargo, hay especialistas que calculan que terminará costando hasta $18,000 millones de dólares. Es decir, 225% del monto originalmente proyectado.

Y seguramente usted se está peguntando ¿qué se puede comprar con los $18,000 millones de dólares? Pues, es el presupuesto de 12 años del programa Sembrando Vida,  51 millones de quimioterapias, vacunar 15 veces a la población de México contra el Covid, 26 años del presupuesto del INE o construir 2 veces el aeropuerto de Texcoco.

Pero no, esos recursos se van a tratar de lograr la independencia energética del país, cosa que no va a suceder aun con esta soñada refinería, por dos razones. Primero porque la demanda de combustible en México ronda los 600 millones de barriles diarios, pero Dos Bocas operando al 90% de su capacidad, lo cual es inusual, llegaría a una producción de 340 millones de barriles. O sea un 60% de la demanda.

Y segundo, porque para poder llegar a ese nivel de producción, PEMEX tendría que incrementar la extracción de crudo de 1,600 millones de barriles diarios a 2,000 millones. Sabiendo de los problemas que tiene la paraestatal, es poco factible.

Ergo, Dos Bocas, al igual que el aeropuerto Felipe Ángeles, apunta a ser un gasto descomunal que no resolverá los problemas del país porque son proyectos que obedecen a una necesidad comunicacional de la administración, más que al interés público. Pero no se asimila el impacto en las finanzas públicas, ni se tiene la voluntad de transparentarlo, porque ojos que no ven, corazón que no siente.

Tristemente, la opacidad con la que se han manejado las cifras y proyecciones de Dos Bocas habla más que los números en sí.  Pero es aún más triste saber que este proyecto es un pozo sin fondo que no va a dar agua, como se ha prometido. Así ni para qué gastar.


Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica. Twitter @navarroisrael