DE BUENA FUENTE

ABRAZOS LAGUNEROS

En ecos de la reciente reunión de figuras nacional de Morena en Francisco I Madero, llamó la atención del saludo y abrazo entre Luis Fernando Salazar, y el subsecretario de Seguridad Publica Federal, Ricardo Mejía Berdeja.

Y digo que llamó la atención, porque en caso de que el funcionario federal hubiera sustituido a Alejandro Gertz Manero en la Fiscalía Generalde la República, le hubiera tocado iniciar las investigaciones en contra del exlegislador por presuntos delitos millonarios.

Por lo pronto, ambos se dieron la mano en señal de que van por la unidad, y dejaron claro a sus padrinos políticos, Mario Delgado de Luis Fernando y Adán Augusto de Ricardo, que el paisanaje llama y se respeta.

 

EL TIBIO

El diputado federal, Jericó Abramo Masso, quedó políticamente en estado catatónico, por su falta de definición.

En su momento, el legislador coahuilense pudo renunciar al PRI, votar a favor de la reforma eléctrica y quedar bien con el presidente Lopez Obrador, pero no lo hizo.

Luego se puso a las patadas con Sansón, y demandó apertura y piso parejo al PRI coahuilteco, pero se arrugó ante el reto y la presencia de Manolo Jiménez, que lo hizo ver chiquito, muy chiquito. Ahora como dice y dice bien el Ferras: ¡Te la tomas o la derramas!

 

CORRUPTO NEGOCIO

Empleados de la Comisión Federal de Electricidad, en contubernio con directivos de las plantas carboeléctricas en Nava, pretenden apropiarse del manejo operativo de los laboratorios de análisis de carbón, que en estos momentos son concesionados a empresas externas.

Adolfo García y Enrique Ayala, empleados de la paraestatal, a través de la empresa GEIC, figuran como prestanombres de altos funcionarios de la CFE que buscan calificar las calidades del carbón a empresas proveedoras y extorsionarlos.

El asunto tiene un altísimo tufo a corrupción y trafico de influencias, pues ahora la misma CFE será juez y parte en el ingreso del mineral, y puede monetizar el visto bueno de cada cargamento, con millonarias ganancias para las superintendencias.

GEIC es en realidad una empresa fantasma, manejada por dos personas sin experiencia, cuyo único objetivo es exprimir los bolsillos de los proveedores regionales de carbón. ¡Al tiro!

 

Autor

Ulises Salas
Columnista
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