DE BUENA FUENTE

COMO DIJO BILL

La elección a gobernador del 2023 en Coahuila, iniciará en los hechos después del próximo 20 de julio, fecha en el que será anunciado el representante de Morena para esta entidad.

El coliseo electoral llamará a sus ejércitos de programas sociales, de Mejora, y de Siervos de la Nación, respectivamente, para batirse en una batalla sin cuartel.

Los partidos políticos solo servirán de cajas de resonancia para el posicionamiento oficial, pero la verdadera escaramuza la encabezarán los de a pie, los lideres de seccionales, los repartidores de apoyos.

En el PRI, Manolo Jiménez, actual titular de Sedesol, va a arrasar a Jericó Abramo y demás aspirantes en la consulta a la base.

Su adversario, casi seguro que responde al nombre de Ricardo Mejía Berdeja, quien también va a superar a los suspirantes morenistas internos, Luis Fernando Salazar y Reyes Flores Hurtado.

A Manolo, las siglas del PRI no le favorecen, así es que tratará de posicionar su figura como candidato de unidad.

En tanto Mejía Berdeja aprovechará la popularidad presidencial, para adentrarse en el ánimo de los coahuilenses.

Manolo controla la entrega de apoyos sociales, lo que le permite recorrer la entidad en una labor altruista, con aroma a proselitismo.

En la actualidad, la lista de apoyos sociales del gobierno federal actualmente la administra Reyes Flores Hurtado, al que seguramente le será retirada para darle un mejor uso y promoción.

Y es aquí en donde dicen que entra la zorruna inteligencia política de López Obrador, pues las becas federales y otros apoyos monetarios llegan directo al beneficiario.

En cambio, en el sector estatal existen intermediarios, que en muchos de los casos se quedan con el recurso, o lo reparten entre su parentela.

Sea como sea, lo que resta de este año y una parte del 2023 los grandes ganadores serán los ciudadanos, pues el gobierno estatal y el federal van a pelear palmo a palmo y casilla por casilla la entrega de mejores apoyos a la gente.

Eso sin contar los ya recurrentes fest pueblerinos y citadinos de birria, cabrito, buche y chicharrón.

Son los programas sociales, ¡estúpido!, diría alguien, recordando una célebre frase de Bill Clinton, en su campaña por la presidencia de EU.