PARTIDO QUE SE PARTE SE LA PARTE

 

Los procesos electorales locales ordinarios que se celebraron el 5 de junio de 2022 en Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas, dejaron muchas lecciones tanto para los gobiernos federal y estatales, para los partidos políticos y, sobre todo, para la ciudadanía en general.

Para tratar de encontrar y entender las lecciones, vale la pena partir de que la participación política comprende una gama de acciones diversas: atención a la información política en los medios masivos, discusión política dentro del seno familiar o en el centro de trabajo, proselitismo espontáneo sin intención, voto en las elecciones, acción comunitaria, asistencia a actos políticos, relaciones con políticos y funcionarios públicos, aportación de fondos a causas políticas, militancia partidista, trabajo de partido, realización de tareas de campaña, entre otras.

Estas formas de acción política de los electores conducen, de algún modo, a orientar su voto.

La participación política está impulsada por el interés propio, el sentido del deber ciudadano, el impacto percibido del gobierno sobre la vida propia, el sentido de eficacia política de la acción personal, el conocimiento de las opciones políticas disponibles.  La gente vota, hace campaña, se manifiesta, hace huelga o motines porque piensa que el gobierno puede solucionar algún problema individual o de grupo.

El modo como se llevan a cabo todas estas tareas también califica la participación política y puede variar de ser completamente racional, abierta, partidista, sistemática, activa y comprometida, a sólo ser fruto de las circunstancias y emociones del momento o de la manipulación; asimismo, puede dirigirse al mantenimiento del statu quo u orientarse al cambio. (manual.inep.org)

 

Como no debemos olvidar que cada escenario es diferente, es decir, cada elección tiene sus propias características, se deberán desmenuzar por separado.

La elección de un estado como el de Durango, contó con un candidato, de la alianza PRI, PAN, PRD, Esteban Villegas Villarreal, emanado del PRI; en un estado gobernado por un priísta, de reciente conversión a panista, José Rosas Aispuro.

Mientas el partido Morena participó con Marina Vitela Rodríguez, una candidata ex miembro del Partido Revolucionario Institucional, fue funcionaria sindical del ISSSTE, así mismo consejera política, nacional, estatal y municipal del PRI; líder del Organismo Nacional de Mujeres Priistas y secretaria general del comité estatal del PRI en Durango.

Como perteneciente al PRI fue elegida por primera ocasión diputada al Congreso del Estado de Durango, a la LXII Legislatura de 2001 a 2004 y a la LXIV legislatura de 2007 a 2010 y regidora del Ayuntamiento de Gómez Palacio de 2010 a 2012.

Como Diputada federal fue secretaria de la comisión de Salud, e integrante de las comisiones de Desarrollo Metropolitano; de Seguridad Social; y, Especial de Programas Sociales. Y por tercera ocasión fue diputada al Congreso de Durango a la LXVII Legislatura de 2016 a 2018.

En 2018, ya como militante fue elegida diputada federal a la LXIV Legislatura por el mismo segundo distrito que ya había representado.

Ejerció el cargo de 2018 a 2019 siendo secretaria de la comisión de Salud; e integrante de la de Ganadería, y de la de Relaciones Exteriores. En 2019, Vitela Rodríguez fue electa presidenta municipal de Gómez Palacio, cargo que ejerció hasta 2021.

En Tamaulipas, gobernado por el Partido Acción Nacional, ese partido, el Partido Revolucionario Institucional , y el Partido de la Revolución Democrática, acordaron presentarse en coalición bajo el nombre Va por Tamaulipas.

La alianza decidió que la candidatura para la gubernatura fuera designada por el Partido Acción Nacional, y recayó en César Verástegui, un político panista que ha desempañado varios cargos políticos, en el estado de Tamaulipas.

Mientras el Partido Morena designó como su candidato a Américo Villarreal Anaya, hijo de un exgobernador priísta, en 2017, Villareal renunció a su militancia en el PRI, que databa de 1983, y fue invitado por el entonces precandidato presidencial de Morena, Andrés Manuel López Obrador, a contender, con éxito, por la senaduría de Tamaulipas en 2018.

En Hidalgo, un estado gobernado por el PRI,  el Partido Acción Nacional, el Partido Revolucionario Institucional y el Partido de la Revolución Democrática acordaron presentarse en coalición bajo el nombre Va Por México. La alianza determinó que la candidatura para la gubernatura sería designada por el Partido Acción Nacional, la secretaria general del PRI, Carolina Viggiano Austria, se registró como aspirante a la candidatura de la coalición para la gubernatura del estado.

Mientras el partido Morena, como resultado de una encuesta, designó al senador Julio Menchaca como el candidato ya que fue el aspirante mejor posicionado para la candidatura.

Menchaca inició su militancia en el Partido Revolucionario Institucional en la década de 1980. De 1999 a 2004 fue magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia de Hidalgo. De 2005 a 2008 fue diputado local del Congreso del Estado de Hidalgo a la Legislatura LIX en representación del primer distrito.

Como legislador fue presidente de la comisión de legislación y puntos constitucionales. También fue secretario de la comisión de derechos humanos y de la comisión instructora. En 2005 fue aspirante a la candidatura del PRI a la gubernatura del estado de Hidalgo. En 2013 fue candidato a la presidencia de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Hidalgo. El 3 de noviembre de 2015 renunció a su militancia en el Partido Revolucionario Institucional.

Algunas líneas de análisis, por ejemplo, para el Partido Revolucionario Institucional, para prever las elecciones estatales que se realizarán el año próximo en el Estado de México y Coahuila, empieza con el tema de las alianzas.

Uno de los retos que tendría que enfrentar una posible coalición Va por México son los conflictos internos derivados de la definición de sus candidatos, problema del que tampoco estará exento el partido Morena. Las ambiciones individuales siempre flotan en la competencia por ser el candidato único de las alianzas.

Otro ingrediente que conlleva la coalición de partidos es la carga ideológica de algunos de sus militantes y simpatizantes, que no coinciden en que el pensamiento único de Va por México sea derrotar al partido de López Obrador.

Incómodos porque la alianza no puede contar con un marco ideológico y programático común, ya que las posturas definidas en los documentos básicos de los partidos hoy aliados tienen algunas diferencias insalvables; tales como la forma de ver los derechos sociales, reflejada en la reciente discusión legislativa que, con el voto del PRI, permitió elevar a rango constitucional programas sociales en favor de diversos grupos vulnerables de la población. Estos militantes y simpatizantes no se podrán considerar un voto seguro para sus partidos sin una explicación ideológica convincente.

Cabe recordar que algunos dirigentes del Partido Acción Nacional desvalorizan la idea de la política social, al adjetivar, por ejemplo, como “dádivas” los programas que llevan ayuda a los grupos vulnerables y tratando con desprecio y de manera denigrante y clasista a los beneficiarios de esa política de justicia social

Finalmente, el PRI deberá fijarse un objetivo o empeño, que en las elecciones recién vividas fue difícil de llevar a cabo, y que constituye por ello un estímulo y un desafío a afrontar: mantener unido el partido y evitar fugas de militantes hacia un partido que sintieran más cerca de su ADN. Como dice el lugar común: Partido que se parte se la parte.

@Pepevegasicilia

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