AMARRADOS AL AMOR

El BDSM (Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo) a través de una película norcoreana que, a pesar de su propuesta central, termina seduciendo a los espectadores gracias a la inocencia de sus protagonistas y la propuesta fílmica tan lejos de lo habitual que suele invadirnos desde el cine estadounidense, aunque se echa de menos un tratamiento más frontal de un tema fascinante por lo desconocido en las pantallas.

En la cartelera de Netflix hay pequeñas sorpresas, a veces olvidadas o desconocidas por el espectador que, como suele ocurrir se deja atrapar solo por lo habitual que llega desde la industria estadounidense, léase Hollywood. Una de esas sorpresas es el filme “Amarrados al amor”, una película que se introduce en un tema no habitual y difícil de mostrar: el BDSM, esto es, las prácticas de dominación, sumisión, sadismo y masoquismo, temática casi tabú que suele despertar más de un sobresalto o que ha sido mostrada según los parámetros hollywoodenses de moda, como sucedió con “50 sombras de Grey”, por ejemplo.

En este caso se parte de la libertad de acción que tienen sus protagonistas y destaca la carencia de escenas morbosas o explícitas de estas prácticas, considerando que se trata de una producción norcoreana, un cine que suele esquivar el erotismo sin contexto y que en cambio pone el énfasis en el estudio de sus personajes. Es verdad que gran parte de la película traduce el conservadurismo característico del cine coreano, que usa estilos diferentes y apela a una sensibilidad diametralmente opuestas a la occidental,

Esta historia muestra a Jiwoo Jung ( Seohyun) y Jihoo Jung (Joon-Young Lee), compañeros de trabajo de una empresa de relaciones públicas que, producto de la confusión del mensajero porque ambos tienen el mismo apellido, entrega un paquete cambiado que contiene material sexual: un collar y una correa. A partir de este equívoco, comienza la tensión sexual de la chica que, intrigada, comienza a espiar a su compañero, mientras que éste se siente cohibido, porque queda expuesto en sus prácticas.

De este modo comienza la relación entre ambos: una disculpa, la afirmación de que este gusto específico no constituye una perversión ni debe provocar vergüenza en quien las practica y cuando el muchacho revela a su compañera de oficina que él es devoto del BSDM, le solicita a la chica que se transforme en una dominatrix, que juegue con él y se introduzca en estos placeres tan diferentes. Y ella accede. El único problema es que ni ella ni él imaginaron que se enamorarían, lo que como todos sabemos, solo significa problemas.

A partir de este punto, el espectador entiende que la película se plantea como un cuento moral, en donde la práctica del BSDM significa solo un peldaño en una escala que conduce a otros derroteros.

Así, “Amarrados al Amor” insiste (con cierta majadería, no podemos negarlo) en que cualquier práctica sexual debe ser consensuada y, de existir ese consentimiento previo lo que asegura una libertad de elección en cuanto a las preferencias sexuales. El gran problema surge cuando el deseo sexual requerido de uno se manifiesta negativamente en la voluntad del otro y, peor aún, cuando surge el amor entre quienes dicen practicar estas conductas sin tener ligazones.

Jihoo ha sido abandonado por su novia, quien lo tilda de pervertido, precisamente por su adicción al BSDM, lo que provoca su soledad y vergüenza para iniciar relaciones con otras chicas. Jiwoo se percata de la sensibilidad de su compañero de oficina, entiende su soledad y lo consuela en una inusual escena donde el muchacho llora desconsolado porque no puede concretar sus deseos sexuales.

Conviene destacar que en el filme se menciona innumerables veces la palabra pervertido, que tiene muchas connotaciones. Independientemente de ellas. Cada persona puede tener una connotación diferente: depende del contexto en que se use puede asociarse a una perversión, a una conducta sencillamente distinta o a una etapa de experimentación en la práctica del sexo, todo ello en un medio cultural tan especial como lo es el coreano.

De este modo, Jiwoo y Jihoo comienzan una relación basada en las prácticas de dominación y sumisión que se explica, pero no se muestra, en una de las apuestas fílmicas más controversiales, porque al censurar su visionado, existe una predeterminada demonización de esta conducta.

Es evidente que aunque la película se arriesga a tocar un tema casi tabú e inédito,, el conservadurismo coreano cercena la posibilidad de entregar un contendido más apropiado a la temática, aun cuando se trate de una comedia romántica que coquetea con material explosivo. Si ese material hubiese sido tratado por un director más atrevido, estaríamos ante una película indispensable del cine coreano.

Es esa blancura la que resta credibilidad a la película, aun cuando sea una deliciosa mirada de dos personas comunes enfrentadas a temas adultos.

En el plano actoral parece existir cierta dificultad en la pareja protagónica, porque no se evidencia una auténtica tensión sexual entre ambos, los que sin embargo son encantadores como personajes, llenos de inocencia y simpatía.

Pese a todas sus limitaciones, se agradece que el filme plantee un tema casi desconocido en el cine, que sus protagonistas estén dibujados con cariño y que el filme se redima en su hermosa secuencia final que hace perdonar cualquier limitación o  pudor en su puesta en imágenes.

“AMARRADOS AL AMOR” es una comedia romántica surcoreana escrita y dirigida por Park Hyeon-jin, basada en el webcómic «Moral sense» (también conocido como «The sensual M») de Gyeowool. Protagonistas: Seohyun, Lee Jun-Young, Lee Seo Hyun-Woo, Kim Han-Na, Ahn Seung-Kyoon, Lee Suk-Hyeong, Baek Hyun-Joo y Kim Bo-Ra.

La película se ha estrenado en Netflix.

 

 

Autor

Víctor Bórquez Núñez
Periodista, Escritor
Doctor en Proyectos, línea de investigación en Comunicación