CAMPAÑAS EN MARCHA  

La carrera por la Gubernatura de Coahuila quedó prácticamente definida con los nombres de dos de los que serán los principales contendientes (en riguroso orden de aparición como en los créditos de las películas): Manolo Jiménez Salinas y Ricardo Mejía Berdeja.

El primero de ellos terminó el 31 de diciembre pasado su gestión como alcalde de la capital del Estado, y al día siguiente ya estaba rindiendo protesta como nuevo secretario de Inclusión y Desarrollo Social, puesto estratégico desde donde ha emprendido un activismo sumamente activo por todos los rincones de la entidad con el obvio propósito de llegar altamente posicionado a la hora de que el PRI elija candidato.

Al virtual destape de Manolo se han sumado militantes, simpatizantes y ciudadanos, pero también ha habido reacciones adversas, aunque las menos, de algunos actores priistas que se sienten con más derechos que el joven político de Saltillo.

Con el pretexto de promover la participación ciudadana en la consulta para la revocación del mandato presidencial, el subsecretario de Seguridad Pública del gobierno federal, Ricardo Mejía Berdeja, dejó tirada la chamba, se desentendió de la ola de crímenes que azota al país y con la excusa de que está de vacaciones, ya presidió reuniones en poblaciones de  medio Coahuila. Se antoja sumamente complicado que el torreonense y expriista alcance el 40 por ciento requerido de participación. De no ser así, ¿volverá como candidato a gobernador? Sobre todo, después de que en su papel de priistas tanto el gobernador, Miguel Ángel Riquelme Solís, y el presidente del Congreso Local, Eduardo Olmos Castro, calificaron de farsa dicha consulta y todo lo que ello implica.

Se puede decir que el hoy morenista inició con el pie izquierdo su “campaña” al incorporar a su movimiento a personajes oscuros y de negativos antecedentes como son los expriistas Jorge Luis Morán y Noé Garza Flores.

Pero enfrente no todo son miel sobre ojuelas.  Resultó significativo que en el reciente Consejo Político Estatal del PRI no asistiera el diputado federal saltillense Jericó Abramo Masso, coordinador –todavía- de los legisladores por Coahuila, lo que implica que ya pintó su raya definitivamente, que solo busca la mejor o menos peor opción que le representaría otro partido político, y que no todo es unidad en el tricolor.