COMO DECÍA MI ABUELA

“Dios no cumple antojos…” 

La familia de mis abuelos era bastante numerosa. Tuvieron ocho hijos, de los cuales cuatro son hombres y cuatro mujeres. Pero mi abuela, frecuentemente se quejaba de algunas malas decisiones que tomaban los primeros y lo comentaba con mi abuelo a la hora de la comida o en el cafecito de la tarde. Cuando ella decía que les iba a dedicar el rosario, él sólo le respondía “Dios no cumple antojos, ni endereza jorobados”.

Tal fue la frase que se me vino a la mente cuando en días pasados se hizo viral la ocurrencia del Papa Francisco de aseverar que las personas que tienen pocos hijos o ninguno y en cambio tienen mascotas son “egoístas” y que tal acto los “deshumaniza”. Y es que por más que sea el máximo representante de Dios en la tierra, este no pudo enderezar su mente y recordarle que lo que predica su iglesia es el amor. Cualquiera que tenga hijos y mascotas sabrá que los niños que conviven con ellas aprenden a tratar con respeto a los animales, son más empáticos e incluso, responsables. Un adulto que adopta una mascota y decide darle una esperanza de vida mayor a la que tendría en la calle, es una persona responsable y amorosa. Si esto no es ser “humano”, no entiendo a lo que la Iglesia Católica se refiera con humanidad.

Quizá se refiere sólo al acto de concebir, aun sin llegar a hacerse cargo de ninguna de las diversas necesidades del hijo como muchas veces ocurre en nuestro país, en donde en la mayoría de los hogares, son las madres las que llevan la carga de las labores domésticas y de cuidados, o bien, en donde 4 de cada 10 hogares no cuentan con el padre y el 70% de las madres solteras no reciben una pensión para sus hijos por parte de los padres.

Continuando con el ideal de padre que se mantiene en la sociedad, uno que provee ya es suficiente, aunque, en mi opinión, dar únicamente una pensión es el acto más mediocre que se puede tener como padre, y eso, hablando de aquellos que acuden a dar en efectivo dicha pensión o realizan la transferencia, porque a los que cómodamente se les descuenta por nómina es, más bien, gracias a que la madre accionó al sistema judicial, no porque sean conscientes de las necesidades de sus hijos y de su obligación legal de satisfacerlas.

En este contexto, constituye un capricho del Papa el imponerles a las personas, por medio de la fe religiosa, que tengan hijos, ya que la planificación familiar, es un derecho humano y una decisión que le incumbe a las familias, no a la Iglesia. Resulta sumamente irónico y hasta hilarante que un señor que se dispuso no tener hijos, pretenda exigirle al resto de la humanidad que los tenga y los califique de “egoístas” si deciden no hacerlo, ya que son numerosos los factores a considerar y también muy diversas las realidades familiares. Como dije antes, la familia de mis abuelos fue numerosa, el sueldo que mi abuelo proveía fue suficiente para satisfacer las necesidades de los hijos y mi abuela se dedicó principalmente al hogar. Sin embargo, la situación económica de las familias en la actualidad es muy diferente. Un solo salario no es suficiente para solventar las necesidades de los hogares. Muchas mujeres salen a trabajar, y al llegar a casa, aún son ellas las que dedican la mayor cantidad de tiempo a labores domésticas y de cuidado. ¿De verdad le podemos exigir a esas familias, a esas mujeres que tengan más hijos?

Peor aún, parece que al sumo pontífice se le olvida que hablar de niños, es un tema muy delicado dentro del clero, ¿Será que no se acuerda de la gran deuda que tienen con las víctimas de los sacerdotes pederastas? ¿O será que le preocupa que no habrá más niños que entretengan al sacerdocio?

Considero que la exigencia debe dirigirse hacia otro lado. Primeramente al Estado, Instituciones, empresas etc., para que el salario y las condiciones laborales sean suficientes para garantizar una vida digna para todas las personas, y acceso a guarderías y otros beneficios para que, quienes decidan tener hijos, puedan desarrollarse tanto a nivel profesional como individual, y finalmente a los padres, directamente a aquéllos que incumplen con su obligación de proporcionar alimentos, para que entiendan que ello va más allá de aportar una cantidad y tomarse la foto para sus redes sociales en la hora de la convivencia. En este sentido, son más coherentes las propuestas como la de la Diputada Paloma Sánchez Ramos de crear un Registro Nacional de Deudores Alimentarios, en el que se exponga a aquellos padres que incumplen con sus obligaciones, aunque esto por sí solo tampoco resulte suficiente.

Tener hijos, sin tomar en cuenta todos estos factores sólo porque lo manda Dios o el Papa, no solo es un acto irresponsable, sino que además vulnera los derechos de los niños, especialmente el derecho a vivir en condiciones de bienestar que garanticen su sano desarrollo.