Bitcoin sentó las bases de las criptomonedas, pero la verdadera innovación está ocurriendo en otra parte

Foto: Dmitry Demidko

El universo de las criptomonedas es apasionante y al mismo tiempo extremadamente complejo para muchas personas. Es que sin la adecuada explicación, más de uno estaría perdido en un mundo de distintas monedas virtuales que conviven el nuestra era casi como las monedas físicas que tiene cada país. Vistas como una excelente forma de conservar ahorros, millones de personas se están sumando a esta tendencia económica que no parece tener freno.

En una era de permanentes incertidumbres económicas, muchos países latinoamericanos están recurriendo a este tipo de monedas como una forma de capitalizar el dinero que de otra forma tendrían “bajo el colchón”, ante la desconfianza que generan los bancos en los últimos años. Tal es el caso de Argentina, donde miles de personas se están volcando mensualmente a la tendencia de comprar este tipo de activos virtuales, en pos de proteger sus dólares.

Los consumidores mexicanos se están moviendo en esta misma línea, en particular luego del impresionante rebote que mostró Bitcoin luego de su estrepitosa caída durante el año pasado. Es más, las recientes noticias sobre la República Popular China y su decisión de eliminar la producción o “granjas” de criptomonedas de su territorio parecía amenazar con un gran golpe a los valores de estos activos, pero caso contrario muchas encontraron en este evento un gran empujón de viento de cola.

Presente y futuro de las criptomonedas

Si bien nadie tiene la bola de cristal y puede determinar qué va a ocurrir, existen formas de capacitarse online en criptomonedas para aprender a realizar una mejor inversión. Dicho esto, algunos aventuran a pensar que Bitcoin podría alcanzar los 100.000 dólares pronto, como muchos habían pronosticado en el pasado, mientras que algunos más escépticos consideran que se trata de un rebote más como muchos otros que luego se diluirá con otro gran golpe a su valor.

Foto: Executium

Pero lo importante es que el futuro de las monedas virtuales no se está gestando en un sistema casi arcaico como muchos consideran a Bitcoin, sino en otras monedas más avanzadas que a su vez también están luchando contra el cambio climático, tratando de reducir el consumo de energía de las monedas convencionales. Esto es a través de la “prueba de participación”, que no es más que una forma de garantizar que detrás de ese activo que está en la “nube”, existen inversores que están dispuestos a poner su capital detrás de ese poder de procesamiento.

Uno de esos ejemplos es ADA Cardano, una moneda casi desconocida que cuándo se lanzó muchos consideraban que no duraría ni un mes, pero que avanzó mucho desde su creación, superando su barrera puesta de los 2 dólares en poco tiempo. A través de este método de prueba de participación, la moneda está imponiendo una nueva forma de hacer negocios que además es atractiva tanto para inversores como para aquellos que están considerando en tener un “pool” o cartera de monedas virtuales.