DESDE MI ESCRITORIO

La nueva persecución

En la semana que finaliza, entró a escena una nueva novela: “La nueva  persecución”,  en referencia a lo sucedido contra los científicos del Conacyt.

Mucho se ha dicho sobre esta situación judicial que está involucrando a científicos y exdirectivos del Conacyt, la cual, todo parece indicar que no es un combate a la corrupción. Surge más bien de una visión, de un intento por eliminar lo que se ha llamado «ciencia neoliberal». En esta novela, hay una actriz protagónica: María Elena Álvarez-Buylla, directora del Conacyt.

El 23 de abril de 2020 Álvarez-Buylla, declaró que «la ciencia neoliberal» genera «una dependencia tecnológica, capacidades de articulación muy limitadas, una baja eficiencia en innovación, transferencias millonarias al sector privado… abandono de la ciencia básica de frontera y un sector privado que hasta ahora ha aportado una proporción muy baja al presupuesto de ciencia y tecnología…».

Todo este conflicto entre el gobierno de López Obrador y la comunidad científica, se origina en una lucha de egos entre Álvarez-Buylla y Julia Tagüeña, la coordinadora general del Foro Consultivo Científico y Tecnológico, cuando la primera le retiró los recursos por el supuesto de abusos, privilegios y presumiblemente corrupción.

El viejo Conacyt y el Foro Consultivo Científico y Tecnológico representan para Álvarez-Buylla esa ciencia neoliberal. Si bien la directora declaró este pasado 23 de septiembre «Yo no vine a apoyar el primer gobierno de la Cuarta Transformación para acusar a absolutamente nadie», la Unidad de Asuntos Jurídicos del Conacyt presentó la denuncia penal contra quien resultara responsable por un presunto desvío de recursos a ese foro. La Fiscalía General ya se encargó de llenar los nombres, entre ellos el de Enrique Cabrero, director general del Conacyt de 2013 a 2018, y el de Julia Tagüeña, coordinadora general del foro de enero de 2019 a diciembre de 2020, y de sumar a la acusación por peculado las de lavado de dinero y asociación delictuosa. El rechazo a la ciencia neoliberal coincide con las posiciones del Presidente contra el intelectualismo y el «aspiracionismo».

Tagüeña presentó un amparo donde finalmente la Suprema Corte le dio la razón al encontrar que el Fondo se encontraba dentro de ley al recibir esos fondos, y era ilegal que se los recortara el Conacyt. Pero antes de que se diera esa resolución, se dice que Álvarez-Buylla le propuso detener todo, revisar el caso y solucionarlo. Tagüeña se negó y terminó como una de las 31 científicas acusadas por delincuencia organizada.

El presidente apoya Álvarez-Buylla, de ahí se desprende la forma como escaló el conflicto contra la comunidad científica. Voces dentro del gobierno no hay consenso sobre la línea de acción que se lleva a cabo. Incluso, dentro de la Fiscalía General hay dudas sobre este proceder, reconociendo que en la acusación por uso de recursos de procedencia ilícita y delincuencia organizada, que conlleva a una prisión preventiva oficiosa, el deseo de meter a la cárcel a la treintena de científicos imputados es un abuso de autoridad.

Analistas señalan que la persona que peor quedará al final de esta batalla es el presidente López Obrador, el cual continúa con una imagen hacia fuera:  Intolerancia contra quienes piensan y hacia adentro, el de una persona a quien pueden manejar si se saben sus puntos que le mueven sus pasiones.

Para finalizar, el presupuesto del Conacyt en el 2015 llegó a 47,071 millones de pesos, pero cayó a 27,559 millones en 2021. Para 2022 se propone un alza, pero solo a 29,564 millones. AMLO afirmó que en una partida de 500 millones «solo destinaron 100 a pagarle a investigadores y 400 millones para viajes, hoteles y comidas».

Si así era el gasto en ciencia, que se modifique, dicen analistas. Pero esto no convierte a los científicos que puedan haber asistido a congresos internacionales en miembros de la delincuencia organizada. Veremos en qué acaba esta novela.

 

Punto y aparte

El prestamista para pequeñas empresas Konfío se convirtió en el cuarto unicornio de México con una valoración de mil 300 millones de dólares tras una nueva ronda de financiación.

Konfío se une a solo un puñado de nuevas empresas en México que han alcanzado el aún raro estatus de “unicornio”, como es el caso del vendedor de autos usados Kavak, el intercambio de cripto-monedas Bitso y el procesador de pagos Clip.

Las empresas “unicornio” son aquellas que logran una valuación de mil millones de dólares. Se caracterizan por proveer algún servicio relacionado con la tecnología, por lo que en su mayoría son startups. Esto es evolución.

Buen fin de semana, la frase: “Enfócate en el presente, no pienses en lo que puede pasar en un año”.

 

Ánimo.