LO QUE NO SE LEYÓ DEL INFORME

El miércoles de la semana anterior Andrés Manuel López Obrador rindió el informe de su tercer año de gobierno. Si tradicionalmente los mexicanos han sido indiferentes a este ejercicio, con mayor razón ahora en que el presidente satura todos los días los medios con sus pregones, e inventa de cuando en cuando fechas y ocasiones para rendir informes.

Por generalizar, pudiéramos decir que nadie le hizo caso, y en cuanto a los analistas, la mayoría se concentraron en señalar los mismos temas, coincidiendo por ejemplo en cuestionar que López Obrador haya presumido como un logro que se incrementaron las remesas que los mexicanos radicados en el extranjero envían a sus familiares que aún viven en nuestro país, cuando eso más bien es síntoma de un fracaso.

Respetadas casas consultoras hicieron un análisis y encontraron que en los poco más de cincuenta minutos que duró el discurso de AMLO el primero de septiembre hubo 88 afirmaciones falsas, engañosas o no comprobables.

Con menos atención mediática, pero con rigor académico, investigadores como Mario Luis Fuentes analizaron las cifras del informe con una óptica social y encontraron indicadores de franco retroceso.

Llama la atención por ejemplo lo relacionado con la mortalidad materna, que es considerado uno de los “indicadores síntesis” de las condiciones de desigualdad, violencia y pobreza que viven las mujeres en una sociedad. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 75% de los casos de mortalidad materna son altamente prevenibles.

Los países desarrollados tienen tasas de 12 defunciones por cada 100 mil nacidos vivos. Sin embargo, el indicador de México para el año 2020, es de 44.2; dato superior al registrado en 2019, cuando fue de 34.2; y el cual se había estancado respecto del 2018, cuando se ubicó en 34.6. En 2010, la razón de mortalidad materna fue de 43.7 casos por cada 100 mil nacidos vivos, por lo que se puede asumir que tenemos un retroceso de más de una década.

Mario Luis Fuentes, más que en el discurso presidencial, basó su análisis en los anexos estadísticos, y a partir de ahí preparó un documento al que ha denominado «Niñas, niños y mujeres: dolorosos retrocesos», y en el señala que el tercer informe estima a la mortalidad infantil para el año 2021, en 14.4, una cifra similar a la del 2013, y superior a la registrada entre 2014 y 2020.

Sobre este indicador, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) sostiene que: “la tasa de mortalidad infantil indica muchas cosas, pero, sobre todo, indica las oportunidades que tienen los niños de un país para disfrutar de su derecho más preciado: la supervivencia”.

También en los anexos se muestra que para 2021, la tasa de mortalidad de menores de 5 años por enfermedades respiratorias subió de 16.7 a 17 casos por cada 100 mil en el grupo de edad. Ya en 2019 la tasa había crecido a 18.7, contrastando con la del 2018, cuando se ubicó e 14.7.

«Este tipo de retrocesos son delicados, porque cuestan la vida de cientos de niñas y niños, y porque con ello se violenta el principio de no regresión con que deben cumplirse sus derechos humanos», señala Fuentes.

Y aborda también lo relacionado con la vacunación infantil señalando que México registra, para el 2021, el peor récord histórico de cobertura de vacunación en niñas y niños menores de 1 año con esquema, al estimar en solo 13% la proporción de quienes ya están cubiertos. Adicionalmente, este indicador muestra, en los últimos tres años (incluyendo 2021), un descenso continuado: 79.7% en el 2019; y 74.6% en el 2020.

Un gobierno que se jacta de tener como prioridad a los grupos más vulnerables, en realidad genera al país un retroceso condenable en los indicadores más sensibles, y son las propias cifras del informe presidencial las que develan la realidad.

 

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