Casos de COVID en menores de edad crecen 7 veces de mayo a julio; en un mes 634 ingresaron a hospital

 (Xinhua/Quetzalli Blanco) 

Ciudad de México.- Los casos de COVID-19 en niñas, niños y adolescentes estaban en mayo en su número más bajo de todo 2021, en ese mes se reportaron 3 mil 572 casos nuevos confirmados, pero entonces llegó la tercera ola de la epidemia, que ha afectado más a quienes no tienen vacuna, y los contagios entre los menores de 18 años crecieron alrededor de 7 veces, hasta contabilizar 26 mil 475 solo en julio.

Animal Político publicó que de acuerdo con un análisis de la base de datos COVID de la Secretaría de Salud, realizado por el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP) para esta nota, y en el que se consideraron los casos confirmados, ya sea por prueba, por asociación clínica epidemiológica o por Comité de Dictaminación, el grupo de edad de 0 a 5 años pasó de tener en mayo 466 casos nuevos confirmados a 3 mil 840 en julio, y el de 6 a 11 años, de 893 a 7 mil 017; mientras que en el grupo de 12 a 17 años, la cifra subió de 2 mil 213 en mayo a 15 mil 618 en julio.

Malaquías López, epidemiólogo y profesor de Salud Pública en la Facultad de Medicina de la UNAM, dice que esta tercera ola de COVID-19 en México es la ola de los de menor edad y los no vacunados, a quienes ha encontrado sin protección y desprevenidos una variante más contagiosa, la delta.

Aunque esto no quiere decir que esta tenga predilección por los más jóvenes o que algo los haga más susceptibles a ella, en eso coinciden los especialistas, “en el caso de los niños lo que pasa es que los padres han relajado las medidas, han tenido una mayor exposición y están sin vacuna”, dice Roxana Trejo, gerente de Epidemiología del Centro Médico ABC.

El aumento de casos en los niños es más grande que en el grupo de 18 a 29 años, señalado como uno de los más afectados por la tercera ola de la epidemia en México, y en el que los casos nuevos confirmados en mayo fueron 15 mil 608, mientras que en julio subieron a 100 mil 538 (un incremento de alrededor de 6.5 veces).

Los menores de 18 años  han resultado incluso más afectados en esta tercera ola que en el pico de la segunda, en enero, cuando se registraron 15 mil 647 casos nuevos confirmados en niños, niñas y adolescentes de 0 a 17 años.

Los niños también acaban en el hospital

Las hospitalizaciones en menores de 18 años también han crecido de mayo a julio, aunque en menor proporción que los casos y sin gran diferencia con respecto a las del pico de la ola pasada en enero, pese a que esta vez los contagios son más.

Del grupo de 0 a 5 años, en mayo ingresaron a hospital 49 niños y niñas, para julio la cifra subió a 272; en el grupo de 6 a 11, los hospitalizados en mayo fueron 28, mientras que en julio sumaron 132, entre los adolescentes de 12 a 17 años, las hospitalizaciones pasaron de 42 a 230.

Afuera del Hospital Pediátrico de La Villa esos números se vuelven madres y padres que esperan por sus hijos. El hijo de Noemí tiene 6 años, a mediados de agosto empezó a sentir mucha fatiga y dolor de cabeza. El niño tiene migraña, le dan los dolores más o menos cada cuatro meses. Su pediatra pensó que era eso.

Pero después el esposo de Noemí empezó con síntomas de gripa, y también su otro hijo de 11 años. Fueron los cuatro a hacerse la prueba a un quiosco del gobierno de la Ciudad de México. El esposo y el niño mayor dieron positivo. Noemí y su hijo pequeño resultaron negativos.

En la noche de ese día, el pequeño empezó con fiebre. “Estaba respirando raro, le medimos la saturación y estaba en 67. Nos fuimos al INP. Ahí le hicieron la prueba y salió positiva. Nos dijeron que lo iban a estabilizar, pero que tendrían que trasladarlo porque ese no era hospital COVID”.

Noemí cuenta que su hijo salió al día siguiente en una ambulancia hacia el Hospital Pediátrico La Villa. Se fue acompañado por un médico que hizo la entrega formal. “Lo han atendido muy bien. El diagnóstico fue neumonía. Estuvo con mascarilla pero sin intubación. Ya hoy se va de alta”, dice Noemí, con una gran sonrisa de alivio.

De la base datos COVID de la Secretaría de Salud llama la atención que hay un porcentaje alto de niños que tuvieron que ser hospitalizados sin tener, al menos identificados, un factor de riesgo previo o sin comorbilidad (cuando se padecen dos o más trastornos o enfermedades).

Este es el caso de Jorge, el hijo de 15 años de María, ingresó el lunes 16 de agosto al Instituto Nacional de Pediatría (INP) con un fuerte dolor en el abdomen. Todo indicaba que padecía apendicitis pero los médicos sospecharon que COVID-19 era la causa de la inflamación en el apéndice. Le hicieron la prueba y salió positiva.

María cuenta que una semana antes había presentado síntomas como de gripa: fue solo un día y después desaparecieron. Pero después llegó el dolor. Ya con el diagnóstico positivo de COVID-19 lo trasladaron a un hospital enfocado en atender los casos de coronavirus, el Hospital Pediátrico La Villa.

Su madre dice que no sabe dónde se contagió el adolescente. En la familia son cuatro, incluidos ella y otros dos hijos, uno de 24 y otro de 9 años. Solo Jorge dio positivo en las pruebas de COVID. Su ingreso al hospital fue una sorpresa, no tiene ningún factor de riesgo previo como para sospechar que su caso podría complicarse.

También es el caso de la hija de Carmen, una adolescente de 14 años que tuvo que ser hospitalizada en el Pediátrico La Villa, con neumonía complicada por coronavirus.

“Mi hija no tiene ninguna enfermedad previa, es una niña sana. El 2 de agosto empezó con síntomas: tos, gripa, dolor en el estómago, así estuvo una semana, a la  siguiente ya el cuadro se le complicó, bajó su saturación de oxígeno a 77 y nos fuimos al INP. Le hicieron la prueba y salió positiva. De ahí la trasladaron acá porque allá no es hospital COVID. Estuvo bastante delicada, incluso con mascarilla su saturación subía solo a 85, me dijeron que la iban a intubar, pero, afortunadamente, empezó a mejorar. Ha estado ocho días en el hospital, pero ya se va de alta”.

Que un niño sin factor de riesgo previo se agrave parece contradecir lo dicho por las autoridades sanitarias del país y del mundo respecto a que los niños que llegan a hospital tienen enfermedades previas que complican los casos, sin embargo los especialistas explican que los números y estos casos no quieren decir que los niños sanos sean los que más presentan un cuadro grave de coronavirus.

El universo de niños sanos en el país es mucho más grande que el de niños con comorbilidad o con algún padecimiento previo, por eso, explica Sarbelio Moreno, pediatra infectólogo y maestro en Ciencias Médicas, si en un hospital ingresan por COVID 45% de niños con comorbilidades y 55% sin, esto no quiere decir que estén más afectados los niños sanos.

A eso hay que agregarle que en el caso de los niños más pequeños la edad también es un factor de riesgo. En un estudio sobre factores asociados a muerte en niños con COVID-19 en México, en el que participó el doctor Sarbelio Moreno, se identificó que la edad menor a cuatro años es una condición de riesgo, lo mismo que los problemas cardiovasculares y la inmunosupresión.

También lo que sucede, dice, es que puede ser que los menores tengan algún factor de riesgo, pero no se ha identificado. O sucede también, explica el epidemiólogo Malaquías López, que el sistema inmune está programado de tal forma que no responde adecuadamente a la infección o tiene una respuesta exagerada y provoca inflamación, como lo que pasa en el caso del Síndrome Inflamatorio Multisistémico Pediátrico (MIS-C) relacionado a COVID, en el que se inflaman gravemente algunos órganos y tejidos.

Rodolfo Jiménez, pediatra infectólogo del Hospital Infantil Privado, explica que además en los niños las indicaciones para hospitalizarlos son diferentes a las de los adultos. Está la indicación por neumonía y por necesidad de oxígeno, pero también por deshidratación (cuando presentan cuadros de diarrea o vómito), y en los menores de 36 meses también está la de fiebre de 39 grados, entre otras.

Inclusive, señala Jiménez, está la causa social, que se presenta, sobre todo, en los hospitales públicos: “si llega un niño a las 3 de la mañana y va a tardar 3 horas en regresar a su casa, vale la pena que mejor pase la noche en urgencias y en observación”.

Con fiebre alta ingresó al Pediátrico La Villa el bebé de 15 días de nacido de Rodolfo. Su esposa dio positivo a COVID antes del parto y aunque no hubo mayores complicaciones en el nacimiento, el bebé se contagió y empezó con síntomas. “Ha estado una semana, pero va muy bien. En uno o dos días nos lo podremos llevar a casa”, dice el padre.

El mayor predictor para que un niño tenga COVID, no solo en el caso de los bebés sino en todas las edades, es la familia, explica Jiménez. “Y pudiera parecer que los más afectados son los menores de cinco años, pero es que a ellos se les testea más, si un niño de esa edad tiene síntomas, lo llevan al doctor y le hacen la prueba, con uno de 7 años o mayor, si presenta una gripilla a la mejor lo mantienen en casa, y en los adolescentes sí hay más casos, porque se exponen más, pero no hay nada biológico que condicione más a una edad que a la otra para tener esta enfermedad”.

Muertes a la baja

Las muertes en menores de 18 años por COVID-19 tienen un porcentaje muy bajo con respecto al número de casos. De enero a julio de 2021 se han reportado 73 mil 773 casos confirmados en niños, niñas y adolescentes de 0 a 17 años, de los que han fallecido 185, el 0.25%.

Y aunque los casos confirmados de COVID por mes en julio son más que los del pico de la segunda ola, de enero, los fallecimientos son menos. Del grupo de 0 a 5 años murieron en enero 15 niños, en julio también fallecieron 15. En el grupo de 6 a 11 años hubo 11 decesos el primer mes del año y 7 el mes pasado. En los adolescentes, en enero se registraron 20 muertes y en julio, 13.

Esto se debe, explica Sarbelio Moreno, a que, por ejemplo, en la Ciudad de México ya en todas las alcaldías hay pruebas, se puede saber si un niño tiene COVID o no, las personas están más sensibilizadas para estar alertas antes los signos de alarma, no se están usando ya tantos medicamentos que no tiene utilidad y en los hospitales hay una buena preparación para atender a los pacientes.

Sobre los niños que fallecen y no tenían una enfermedad previa identificada, los especialistas explican que se debe hacer la misma consideración, quizá no se les había identificado alguna condición de riesgo, pero sí la tenían; la edad en los menores de 4 años también es un factor de riesgo y hay casos en los que el sistema inmune no reacciona de la forma adecuada para controlar la infección o sobre reacciona, como cuando se presenta el Síndrome Inflamatorio Múltisistémico Pediátrico (MIS-C).

La recomendación de los especialistas en todos los casos es justo esa, acudir al médico si se presenta síntomas de COVID e ir de inmediato al hospital ante signos de alarma como fiebre alta, dificultad para respirar o dolor abdominal.  (ANIMAL POLÍTICO)