A LA BÁSCULA

Ríos urbanos 

“Quienes recuerdan haber crecido y vivido en la ciudad de Tecate, México, hace 50 ó 60 años atrás, también recuerdan que la tranquilidad era una de sus características más destacadas. La gente recuerda un medio ambiente prístino representado por un arroyo limpio cuya corriente fluía libremente. Este arroyo era fuente de excelente agua para beber y un lugar donde los niños podían nadar. Asimismo, el excelente acuífero fue uno de los motivos por los cuales la cervecería instaló su planta a principios de la década de los años 40.

“Es esta visión de un Río Tecate limpio y saludable que motivó a los miembros fundadores de Fundación La Puerta, A.C., — una fundación mexicana sin fines de lucro con sede en Tecate— a apoyar la restauración del río”, escribe Mario Salzmann en el prólogo del texto académico ‘Los Ríos Urbanos de Tecate y Tijuana: Estrategias para ciudades sustentables’, un documento de 45 páginas publicado por el Institute for Regional of the Californias 2002, de la autoría de Suzzane M. Michel y Caros Graizbord.

En Colombia, el gobierno de la mano de la sociedad en Bogotá, inició hace unas semanas la reforestación con 47 mil árboles en las cuatro cuencas hídricas de los ríos urbanos Fucha, Salitre, Guaymanal y Tunjuelo, afluentes los cuatro del Río Bogotá, en un ánimo de proteger el entorno de los principales alimentadores del agua que consumen los habitantes de la zona.

Hace un par de semanas también en Gijón, en España, el Congreso con el voto en favor de todos los partidos, decidieron apoyar el proyecto Piles, un plan para renaturalizar los ríos urbanos de la región.

Otro documento académico recientemente publicado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) titulado ‘Ríos Urbanos’, destaca que éste tiene como finalidad el rescate de ríos y aporta ideas para la recuperación de otros que se resisten, “a desaparecer del paisaje urbano y de la memoria de sus habitantes”.

A nivel mundial cada vez va adquiriendo mayor fuerza la idea de los ´Ríos urbanos’, concepto que hemos venido escuchando repetidamente en las últimas semanas en La Laguna, en medio del debate por la realización del proyecto ‘Agua saludable para La Laguna’, impulsado por el Gobierno Federal, mismo que de concretarse tal cual está planteado, terminaría por matar al único tramo vivo del Río Nazas, si se edifican obras en el polígono del área protegida del Parque Estatal Cañón de Fernández, como se pretende.

Es decir, al igual que en otros temas como el de desechar las energías limpias para la generación de energía eléctrica y utilizar carbón o combustibles fósiles, y el empecinamiento de construir una refinería cuando los combustibles fósiles van en desuso, también el sensible tema del agua potable para La Laguna, el Gobierno Federal mexicano va totalmente en un sentido contrario a como lo marcan las tendencias mundiales.

Parafraseando al Presidente de México diríamos, ‘el que nada debe, nada teme’, entonces por qué les cuesta tanto abrir el debate en torno a esta obra que en el fondo no deja de ser positiva, pero que en sus formas nos puede hacer que nos salga más caro el caldo que las albóndigas ¿Por qué esa negativa sistemática y desde el primer día que se anunció el proyecto, a escuchar a los campesinos de las comunidades por donde pasará la obra, y a los ambientalistas que no comparten su mismo punto de vista?

¿Por qué no invitarlos y sentarlos a la mesa, como sí lo han hecho desde el primer anuncio con Eduardo Tricio Haro, presidente del Consejo de Administración del Grupo Lala, y representante de los ganaderos lecheros de la región, el sector históricamente señalado como el principal responsable dela sobreexplotación de los mantos acuíferos de nuestra región?

Y vuelvo a parafrasear al Presidente, este proyecto que se empecinan en aplicar con camisa de fuerza sin consultar, debatir, ni consensuar ‘quién lo patrocina, o de parte de quién’.

De acuerdo con predicciones de la ONU y el Banco Mundial, el problema de la escasez de agua afecta a 40 por ciento de la población mundial, y sus predicciones son que unos 700 millones de personas están en riesgo de un desplazamiento para el 2030.  Ojalá que por una mala decisión ahora, no vaya a incluir a gente de La Laguna, los que quedemos –o los que queden- para esos tiempos.

Personalmente me agrada más la posibilidad de que el Nazas fuera rescatado como un río urbano, que anualmente sus aguas volvieran a correr por su cauce y con ello lograr la recarga natural de los acuíferos de la región, y de esa manera garantizar, entonces sí para muchos años más, el agua en cantidad y poco a poco de la calidad para que la podamos consumir los habitantes de esta gran región.

No quisiera que las futuras generaciones conocieran que un día pasó por estas tierras un majestuoso río al que llamamos ‘Padre Nazas’, solo por las pláticas de los adultos, o por las fotografías o videos que les muestren. Yo sí quiero a mi río vivo, que vuelva a ser un río urbano ¿A usted no?

 

laotraplana@gmail.com

 

@JulianParraIba

 

Autor

Julian Parra Ibarra
Es director del diario digital La Otra Plana y la revista impresa Metrópolis. En cuatro décadas de ejercicio periodístico ha trabajado en diarios como El Norte de Monterrey, La Opinión-Milenio en Torreón, Esto en la Ciudad de México y a.m. en León, Guanajuato entre otros; ha sido conductor en programas de radio y televisión. Es columnista en varios medios impresos y digitales de Coahuila y Durango.
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