ZAGAL  

 La Consulta Popular 

Qué contestaría usted, querido lector, si le llegase a preguntar lo siguiente:

¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos, encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?

Me atrevo a decir que su respuesta sería un rotundo.

Ahora bien. ¿Qué me contestaría si le formulara una pregunta respecto a si está de acuerdo o no en que se lleve a cabo una consulta popular, financiada con recursos públicos, promovida por el Presidente de la República, cuyo objetivo es someter a decisión de o No, la pregunta del inicio?

Mi apuesta para este caso sería la existencia de una opinión dividida.

Explico el por qué.

El próximo 1 de agosto, será el día en que se va a realizar la que fuera bautizada hace 3 años en campañas como la consulta popular para enjuiciar a expresidentes.

En pocas palabras, el domingo seremos testigos de presenciar casi la misma logística que se implementa para una elección federal por parte del INE, solo que en este caso será para que nos presentemos a “decidir” sobre el destino judicial de 5 personas -o al menos eso es lo que se pretende que creamos.

Cabe resaltar que, por precepto constitucional, para que los resultados de una Consulta Popular sean de carácter vinculante, se requiere que por lo menos el 40% de la lista nominal de electores participe en el ejercicio de consulta. Y, al momento en que se escriben estas líneas, el pronóstico de participación es de apenas el 30% de la lista nominal.

Solo como dato: en la jornada electoral del 6 de junio pasado, la participación total fue del 52.6%. Por lo que se vuelve difícil pensar que la Consulta vaya a tener algún efecto lejos de la erogación de dinero público en logística y el impacto mediático que ha ido derivando en torno a ella.

La opinión de quien escribe, es que la Consulta Popular es una más de las múltiples declaraciones y acciones que quien encabeza el actual gobierno y muchos de sus seguidores continúan haciendo desde el día en que fueron elegidos, abonando a su constante, insistente y necio afán de calificar al periodo neoliberal como una etapa trágica en la vida del país.

Participar, o no, es su decisión, aunque como se dijo al inicio, a falta de ver la participación, la probabilidad de que gane el es casi absoluta.

Sin embargo, no debemos dejar de lado el fondo de todo esto: que la idea de la Cuarta Transformación sigue demostrando ser una idea arraigada en el pasado, que se desentiende del presente y carece de visión de futuro.

 

Reciban un saludo, muchas gracias.

 

@Dan_Fdz

Autor

Daniel Fernández
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