A LA BÁSCULA

En la indefensión 

En México, los ciudadanos comunes y corrientes, los de a pie, hemos estado desde hace muchos años sometidos a los caprichos de los partidos políticos, secuestrados por los partidos políticos que hacen y deshacen cuanto se les ocurre y cuando se les antoja. Sólo en tiempos electorales –como los actuales- se acercan a la gente y la mayoría de los candidatos simulan que nos escuchan, prometen atender todos los puntos que se les plantean, pero una vez que pasan las elecciones, se pliegan y sirven únicamente a los intereses personales, de grupos y de partidos.

Son los partidos políticos los que, vía sus grupos parlamentarios, crean, modifican o adicionan leyes a las que todos los ciudadanos comunes y corrientes nos tenemos que someter, pero cuando afecta los intereses de los políticos o los partidos, entonces esas leyes no solo son muy cuestionables, sino pisoteables, así se trate de nuestra carta magna, “y si es inconstitucional, cambiamos la Constitución”.

Las leyes que en materia electoral existen en nuestro país, no las crearon ni las decretaron los Consejeros Electorales, sino los partidos a través de sus diputados en el Congreso Federal, y están orientadas no para beneficiar a los ciudadanos sino para cubrir los intereses de los partidos, pero como en el Big Brother, las reglas cambian cuando a uno de los partidos no le conviene que se aplique la ley aunque sea la misma que antes no sólo la votaron a favor, sino que la impulsaron y la promovieron.

El principal botón de muestra es la intencionalidad de imponer como candidato a la gubernatura de Guerrero, a Félix Salgado Macedonio, a pesar de que está más que probado que la anulación del registro de su candidatura es por la violación a la ley en la materia.

Y dice el susodicho que si la resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación no le es favorable, no la va a respetar, que si él no va en la boleta no habrá elecciones en Guerrero, y que va a haber necesidad de designar a un gobernador interino cuya obligación primera es convocar a nuevas elecciones, para entonces volverse a meter en la lucha por la candidatura, porque quiere ser gobernador, como sea, al costo que sea, es buscar el poder por el poder. Asegura que la autoridad electoral le ha violado sus derechos humanos, sus derechos electorales, sus derechos ciudadanos. Pero él sí puede violar mujeres, violentar mujeres, tiene –según su filosofía- derecho a hacerlo, y las mujeres no tienen ningún derecho de defenderse.

Son los partidos quienes nos imponen a los ciudadanos las candidaturas de personajes que sin ningún rubor comentan cómo le van a hacer para ‘clavarse’ la mayoría de los recursos que se les asignarán para el desarrollo de sus campañas ¿Se imaginan lo que harán con los recursos públicos?; a personajes que no sienten ninguna pena de mostrarse en redes sociales como pedófilos afectando a su propia hija; a personajes que casi de manera simultánea con el inicio de las campañas, son detenidos con drogas y armas de grueso calibre; a personajes bajo proceso por haber participado en actos de corrupción; a ex líderes sindicales que se robaron las cuotas de los trabajadores y hasta se tuvieron que exiliar; a personajes que han pisado prisión acusados del delito de secuestro.

Y por mucho que se quieran diferenciar unos de otros –‘no somos iguales, que no nos comparen porque ‘eso sí calienta’- aunque se cambien de partidos, siguen siendo los mismos personajes con las mismas mañas. Brincan de un partido a otro porque en el que estaban ‘el partido está secuestrado por los mismos de siempre’, y se van porque a ellos ya no se les permitió que siguieran en el grupo de ‘los mismos de siempre’, aunque durante muchos lo fueron y brincaron de un puesto a otro.

El gran problema es que los partidos políticos nos dejan a los ciudadanos en la total indefensión; aunque presenten como candidatos a personajes impresentables, uno de los que van en la boleta llegará al puesto por el que fue propuesto. Hay por fortuna ‘garbanzos de a libra’, es decir, no todos los postulados son ‘el monstruo’ que nos amenaza y nos ha mantenido sometidos durante mucho tiempo.

Por ello, es de gran importancia que, como ciudadanos, tomemos la decisión responsable de participar en el proceso electoral en puerta, no podemos volver a dejar a los demás la responsabilidad de que elijan a quienes nos van a gobernar. Decidamos nosotros mismos, participemos y ‘cribemos’ de las opciones que se nos presentan, para seleccionar a lo salvable de lo que aparece en las boletas.

Aunque con un margen mínimo que nos dejan, los ciudadanos podemos sacudirnos de la indefensión en la que nos tienen sometidos los partidos políticos. Vayamos todos a las urnas, y decidamos con responsabilidad el ejercicio de nuestro voto.

laotraplana@gmail.com.mx

 @JulianParraIbarra

Autor

Julian Parra Ibarra
Es director del diario digital La Otra Plana y la revista impresa Metrópolis. En cuatro décadas de ejercicio periodístico ha trabajado en diarios como El Norte de Monterrey, La Opinión-Milenio en Torreón, Esto en la Ciudad de México y a.m. en León, Guanajuato entre otros; ha sido conductor en programas de radio y televisión. Es columnista en varios medios impresos y digitales de Coahuila y Durango.
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