Doctora Lorena, coordina el programa de plasma de Covid-19 en el HGz 1 del IMSS Coahuila

El virus del SARS-CoV-2 ha sido el reto más grande en su historia profesional

La doctora Lorena Lourdes Borja Márquez, especialista en anatomía patológica y titular de los Servicios Auxiliares de Diagnóstico en el Hospital General de Zona (HGZ) No. 1, es el vínculo entre la solicitud y la colocación del plasma de paciente convaleciente para COVID-19, y le llaman “la mediadora de milagros”, al ser responsable de dotar del hemoderivado a quien lo requiere.

Con nueve años de servicio en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Borja Márquez sostiene que el virus del SARS-CoV-2, es el reto más grande que ha vivido en su historia profesional.

Recuerda que tuvo conocimiento del programa de Plasma de Paciente Convaleciente de COVID-19 a través de una videoconferencia, y gracias al apoyo de las autoridades del hospital y de la Oficina de Representación Coahuila, el HGZ No. 1 se convirtió en el primer nosocomio de Segundo Nivel de Atención del IMSS en el país en aplicar este procedimiento, que hasta entonces estaba destinado estrictamente a los grandes centros médicos de la Ciudad de México, Nuevo León y Occidente.

La responsabilidad de su cargo conlleva garantizar que el plasma se aplique en el paciente para el cual se solicita, con la oportunidad y el tiempo adecuados que permitan garantizar -aun y cuando es un protocolo de investigación-, el mayor éxito posible en los resultados.

Abundó que se trata de una auténtica labor de equipo y de un “engranaje perfecto” que debe funcionar con precisión milimétrica para contar con los medios de traslado, realizar pruebas cruzadas y lograr la colocación en lo posible antes de 24 horas.

Explicó que a partir del inicio de los síntomas, una persona que haya padecido COVID-19 tiene 45 días para acudir a donar plasma; para ello es necesario contar con una prueba positiva y una negativa, verificar con estudio de laboratorio que aún existan anticuerpos de la enfermedad y que se trate de una persona sana; sin padecimientos crónicos, ni cirugías, tatuajes o acupuntura en un año, y en el caso de las mujeres, que no hayan tenido embarazos.

El receptor debe ser paciente con tendencia a complicarse, pero que aún no esté muy grave y sea del mismo grupo sanguíneo que el donador.

“Partiendo de la premisa de que no todas las personas pueden dar plasma y aun las que pueden, algunas no quieren, y en el lado de los pacientes no todos son candidatos al protocolo, podríamos decir que empatar a un donador y un receptor es casi un milagro”, sostiene.

Destacó que a más de un año del inicio de la emergencia sanitaria en el mundo, aún no existe un medicamento específico avalado por las organizaciones internacionales de salud, de ahí que el protocolo de Plasma de Paciente Convaleciente de COVID-19 representa una alternativa que, al tiempo y conforme avance el estudio, se podrá definir qué tan útil resultó.

PRIVILEGIO Y ESPERANZA PARA LOS PACIENTES

“El hecho de que hayan seleccionado a nuestro hospital es un privilegio enorme”, dijo.

Recordó que desde aquella videoconferencia en la que informaron que el HGZ No. 1 había sido seleccionado, sintió una emoción intensa: “lo primero que pensé es ‘qué padre que nos escogieron, qué padre que voltearon a ver el Hospital No. 1 de Saltillo’. En lo personal, me dio mucho gusto, pero también tuve un poco de miedo. No sabíamos si funcionaría o no, pero al final representa una esperanza para los pacientes, y para los profesionales de la salud una nueva oportunidad de aprender”.

“A veces sentimos que sí estamos haciendo historia con toda esta pandemia y poder participar de esta forma es muy satisfactorio”, concluyó.

La doctora Borja Márquez es egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Coahuila, realizó la residencia de Anatomía Patológica en el Hospital Christus Muguerza Alta Especialidad, en el estado de Nuevo León, y posteriormente un curso de alta especialidad en Oncología en el Instituto Nacional de Cancerología.

Su sueño es continuar en el servicio público y privado y aportar sus conocimientos para la detección oportuna de las enfermedades y la aplicación de los tratamientos que permitan la recuperación del paciente.

Hasta finales de diciembre, el IMSS en Coahuila había realizado la aplicación de 50 plasmas a igual número de pacientes, con resultado positivo en el 50 por ciento. (EL HERALDO)