DESCUIDA, YO TE CUIDO

Una comedia cínica y con mucho descaro, con personajes desagradables y que igual atrapan al espectador y con un tema bien planteado, este filme de Netflix está dando que hablar precisamente porque tiene todos los elementos para ganar la adhesión del público adicto a los temas controversiales. 

Advertencia inicial: esta película -en inglés I Care a Lot- no es una película típica, con final feliz y personajes adorables, Nada de eso, acá predomina la incorrección política.

El filme se centra en la historia de Marla y Fran, una pareja de mujeres inescrupulosas y sin un toque de arrepentimiento, que durante mucho tiempo se aprovechan de los adultos mayores a los que, supuestamente, cuidan, amparadas con la ley de dependencia. Pero un día se topan con Jennifer Paterson, una anciana millonaria y solitaria anciana que se convertirá en la peor pesadilla para estas mujeres que no conocen los límites al momento de engañar.

Acá se parte advirtiendo de la precaria normativa legal, existente en realidad en los Estados Unidos, donde solo se requiere que un médico extienda un certificado donde se deje constancia de la incapacidad del adulto mayor para cuidarse o valerse por sí solo, lo que significa que cualquier juez determina la necesidad de la existencia de un cuidador, un tutor que administre sus bienes y se preocupe de cubrir sus necesidades, sin que nadie regule este hecho.

Las protagonistas de este filme son Rosamund Pike y la mexicana Eiza González en un filme escrito y dirigido por J Blakeson (La Quinta Ola), cuyas actuaciones están en un buen plano, sin que en realidad resulten tan descollantes porque quienes se roban la atención y los aplausos son los notables secundarios Peter Dinklage y la siempre brillante Dianne Wiest, dos veces galardonada con el Óscar bajo las órdenes de Woody Allen (por Hannah y sus hermanas y Disparos sobre Broadway).

La película cobra vigor y se eleva por encima de la media de las comedias ácidas habituales por atreverse a llegar hasta el final, apartándose de manera frontal de la idea de los finales felices, tan característicos y manidos. Muy por el contrario, acá todo deriva hacia un desenlace para nada convencional ni menos agradable.

De Rosamund Pike, que obtuvo recientemente el Globo de Oro como mejor actriz por este filme, conviene destacar que se ha ido forjando un camino en el cine caracterizado por interpretar personajes siniestros y poco comunes, destacando en “Perdida”. En “Descuida, yo te cuido”, Rosamund Pike se transforma en la perversa Marla Grayson, una tutora legal que usa y abusa de sus capacidades para apoderarse de los bienes de jubilados ricos.

Está acostumbrada a quedarse con la custodia de ancianos millonarios, convenciendo a los jueces no solo por sus argumentos, sino por su trato dulce, cordial y una fachada impecable que denota que ella es la mejor cuidadora que estos adultos mayores podrían tener.

Con la no menos inescrupulosa pareja y socia, Fran (la mexicana Eiza González), son especialistas para apoderarse de propiedades, cuentas bancarias o joyas que después liquidan con una ferocidad impresionante.

Su codicia alcanza el cielo cuando les pasan un dato imperdible: Jennifer Peterson, una jubilada millonaria y sin familia, interpretada por Dianne Wiest, quien junto a Roman Lunyov, (Peter Dinklage), empezarán a desmoronar la facilidad de las tretas de estas mujeres, provocando el desconcierto primero y el odio después.

Es entonces cuando la película deriva hacia su esencia: un thriller potente, una comedia muy oscura que recuerda las películas iniciales filmadas por los hermanos Coen, porque empieza una escalada de violencia y venganzas, alcanzando el paroxismo del absurdo con las acciones que cada uno emprende para atacar y defenderse, donde el director J. Blakeson, sabe captar el interés y mantener la tensión hasta el mismísimo desencantado desenlace.

De esta manera, La película “Descuida, yo te cuido” se presenta como una crítica y sátira brutal contra el descuidado sistema legal de los Estados Unidos, que registra innumerables casos de abuso de personas de la tercera edad que, por informes médicos -muchas veces falsos- terminan sus días perdiendo sus bienes y quedando a cargo de personas inescrupulosas, como las que protagonizan esta cinta.

Lo interesante e inteligente del guion es que, a diferencia de sus otras víctimas, Jennifer Peterson no es una tierna abuelita que se resignará a vivir una nueva realidad y por el contrario, resulta ser la madre de Roman (Peter Dinklage), el líder de una mafia. Aquí las cosas cambian de tono y estilo.

Con habilidad, el personaje de Marla es, a pesar de su inmoralidad, motivador. Es un ser sin escrúpulos que no le tiene miedo a la muerte ni a nadie. No tiene empatía con el resto, sin embargo, es de esos personajes que con su maldad desaforada seducen y nos ponen en la disyuntiva moral de ver si los apoyamos o los detestamos (algo así como la inolvidable y dulcemente siniestra enfermera Ratched de “Atrapado sin salida” de Milos Forman.

De este modo, María Gray solo trata de alcanzar el anhelado sueño americano, sin que ello la inhiba de aplastar a cualquiera que se cruce en su camino porque su avaricia no conoce de límites. Es, de alguna manera, el símbolo femenino de todos aquellos que han construido las bases de un capitalismo sin tregua, que arrasa con la dignidad para solo acrecentar el concepto de poder y de posesión.

“Descuida, yo te cuido” es una comedia negra, ácida, perversa y bien armada en sus entramados argumentales que se la juega con el absurdo y la exageración hasta el final, sin dejar a nadie indiferente porque sus protagonistas y sus motivaciones son detestables y fascinantes a la vez.

“Descuida, yo te cuido»: Intérpretes: Rosamund Pike, Peter Dinklage, Eiza González y Dianne Wiest. Dirección: J. Blakeson. Género: Comedia / Thriller. Exhibición: Netflix.

 

Autor

Víctor Bórquez Núñez
Periodista, Escritor
Doctor en Proyectos, línea de investigación en Comunicación