ABRIR LOS OJOS

 

Jóvenes Construyendo el Futuro, que es uno de los programas insignia de la actual administración federal, vuelve a estar en el centro de la polémica, como lo ha estado recurrentemente desde que se le implementó en 2019.

Por un lado, trabajos periodísticos han dejado al descubierto que hay redes, vinculadas a funcionarios y legisladores afines a Morena, que desvían recursos del programa dando de alta sin su consentimiento a jóvenes, sin entregarles desde luego la tarjeta bancaria para que reciban su beca mensual.

El gobierno federal, a través de la Secretaría del Trabajo, ha asegurado que no existen esos desvíos, sin embargo, no es esa la única falla que se atribuye a este programa.

Más grave aún, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) advirtió que el programa Jóvenes Construyendo el Futuro podría incentivar la deserción escolar, pues entrega más dinero a quienes no estudian que el que se reparte entre quienes sí lo hacen.

Anualmente los becarios de «Construyendo el Futuro» reciben poco más de 51 mil pesos, en doce mensualidades de 4 mil 310 pesos mensuales, y en otro programa, el de «Jóvenes Escribiendo el Futuro», dirigido a alumnos de eduación superior en condición de pobreza o vulnerabilidad, se les otorgan 24 mil pesos en el año, distribuidos en cinco bimestres de 4 mil 800 pesos.

Ya desde 2019 el Centro de Estudios Espinosa Yglesias había advertido de ese riesgo. Otorgar un estímulo mayor a quienes no estudian que a quienes son alumnos de una institución de educación superior puede detonar deserción.

En su evaluación al programa el Coneval hace notar además que Jóvenes Construyendo el Futuro carece de mecanismos para garantizar que la capacitación de los beneficiarios sea adecuada o suficiente para mejorar sus condiciones de empleabilidad.

Esa es otra realidad que se ha señalado de la mayoría de los programas del actual gobierno, no tienen indicadores claros de medición de eficiencia y resultados, como tampoco hay claridad en los criterios de accesibilidad ni transparencia en el manejo de los resultados.

Diversas instituciones han reconocido la pertinencia y relevancia de «Jóvenes Construyendo el Futuro», y en su momento hicieron aportaciones para fortalecerlo, sin embargo no se les escuchó.

Lo que señala Coneval de la incongruencia entre el incentivo otorgado a quienes no estudian y el que reciben quienes sí lo hacen, tiene otra expresión aún más grave: los pasantes de medicina que hacen su servicio social en comunidades rurales tienen una beca máxima de 3 mil 600 pesos mensuales.

Son jóvenes que ya cursaron la carrera de medicina, pero que para titularse deben prestar servicio social, y el gobierno espera que con menos de cuatro mil pesos cubran sus gastos de transporte, estancia y alimentación en los sitios a los que son enviados para atender algo tan sensible como la salud pública.

Un apunte más, en dos años Jóvenes Construyendo el Futuro repartió 50 mil millones de pesos para becar a muchachos que no estudian ni trabajan. Frente a ello, en 2020 el gobierno se negó a implementar programas de rescate al empleo en el país, o figuras como el salario solidario o de subsistencia ante los efectos en la economía por la contingencia sanitaria.

En suma, todo este reparto de recursos que hace el gobierno federal, puede ser en efecto de gran ayuda para quienes los reciben –algunos en un acto de justicia y otros favorecidos gratuitamente– pero el mal diseño y la falta de control  y fiscalización en los programas, traerá como consecuencia que el pregonado bienestar quede en algo transitorio para los beneficiarios, pero no incida en un auténtico progreso y desarrollo, por contrario están generando un lastre más pesado para el país.

Fuera de intereses partidistas, instituciones especializadas han evaluado los programas, reconociendo sus aspectos positivos, señalando los vulnerables, y proponiendo mejoras. No les escuchan.

Así es en este gobierno. No atienden razones y el país sigue retrocediendo, por ello es importante abrir los ojos, reflexionar en que la única posibilidad para revertir esta situación es cambiar la conformación del Legislativo, para que desde ahí se pueda poner un freno a tanta puntada y decisiones absurdas.

 

edelapena@infonor.com.mx