AVISO DE CURVA

El estilo paranoico de gobernar

 En un sofisticado y sugerente ensayo publicado a mediados de la década de los sesentas denominado “El estilo paranoico en la política estadounidense”, adaptado de una conferencia dictada por uno de los grandes historiadores de la política en los Estados Unidos, el profesor Richard Hofstadter (1916-1970), se estableció en forma elocuente que “La política americana ha sido a menudo un escenario para mentes enojadas”.

Por supuesto que el doctor Hofstadter se refería a esa manía que caracteriza a muchos de los políticos de aquel país que, al más puro estilo latino, se la pasan viendo “moros con tranchetes”.

Esta deliberada, desesperada y constante búsqueda de villanos, siniestros y maliciosos, que, a decir de los paranoicos, pretenden a toda costa desestabilizar al Estado, desacreditar al gobierno o simplemente imponer sus intereses, no es un asunto menor, ya que, asevera el autor, algunos de estos personajes podrían tener “mentes profundamente trastornadas”.

Las mentalidades que ven al mundo de esta manera, suelen tener posiciones extremas y caprichosas, muchas de las cuales podrían desembocar en violencia o represión.

No vayamos tan lejos para actualizar los planteamientos del autor. Los hechos de violencia sucedidos recientemente en el Capitolio de los Estados Unidos, sintetizan a la perfección una era encabezada por un personaje paranoico, una energía psíquica que estuvo a punto de transformarse en un movimiento violento de masas y, eventualmente, como lo han señalado algunos seguidores del expresidente Donald Trump, en una expresión política paralela al partido Republicano.

En realidad, el historiador Richard Hofstadter aborda el estilo obsesivo y desquiciado desde una perspectiva histórica, profundizando en el devenir conspiranoico, por momentos violento, de los Estados Unidos, a partir de la invención de enemigos casi demoníacos: “maliciosos, amorales, siniestros, omnipresentes, poderosos, crueles y amantes del lujo”.

Enemigos (no adversarios), “capaces de controlar a la prensa”; “depositarios de fortunas ilimitadas”; y “poseedores de secretos para influir en la mente de las personas”.

Como historia del complot, el ensayo aborda las tácticas y las persecuciones inspiradas para eliminar a los “enemigos” (reales o ficticios). Encontramos desde los movimientos anti-masónicos, anti-católicos, anti-jesuitas, hasta conspiraciones abolicionistas, de banqueros y fabricantes de armas, pasando por las controversias racistas y, por supuesto, el enemigo favorito del legendario senador McCarthy: el comunismo.

Incluso (y es aquí en donde encontramos similitudes con los gobiernos más cercanos en el tiempo y en el espacio), las conspiraciones y supuestos complots se volvieron personales, tocando a figuras públicas como Roosevelt, Truman y Eisenhower; el primero cuando estuvo en funciones, y el resto al momento que dejaron la Presidencia de los Estados Unidos.

Para quienes gustan o tratan de entender la política y, además, deseen encontrar sentido a esa obstinación de los gobiernos populistas latinoamericanos de la actualidad, ya sea de izquierda o de derecha, por descubrir en todo momento y lugar un complot y, al mismo tiempo, señalar permanentemente a un “enemigo” con el cual confrontar sus supuestas virtudes y, de paso, culpar a alguien de sus propios errores políticos, la lectura del ensayo y la bibliografía de Richard Hofstadter es ampliamente recomendable.

Fijando distancias temporales y culturales, el autor señala atinadamente que “El estilo paranoico no se limita a nuestro propio país y época; es un fenómeno internacional ver el mundo de esta manera, por lo que puede ser un fenómeno psíquico persistente”.

Si bien en los Estados Unidos las controversias étnicas, religiosas y de política internacional han sido un acicate para las mentes más extravagantes y lunáticas, en Latinoamérica debemos poner atención a los conflictos de clase, económicos y de política interna, los cuales explican la movilización de las energías paranoicas sistematizadas en discursos incendiarios, violencia política y, más recientemente, mediante los linchamientos en las redes sociales.

olveraruben@hotmail.com