Celebran centenario de obispo emérito Francisco Villalobos

Con una misa a puerta cerrada en la Catedral de Santiago, este lunes se celebró el 100 aniversario del obispo emérito Francisco Villalobos Padilla, quien visiblemente contento agradeció a quienes lo han acompañado en su peregrinar religioso y a la feligresía de Diócesis de Saltillo, de la que fue titular desde 1975 hasta 1999.

«Siempre agradezco a Dios todo lo que he recibido de él. Todo lo que tengo él me lo ha dado, de una manera muy especial en este día, en esta celebración eucarística que en sí misma es una acción de gracias y junto con todos ustedes le doy gracias por sus innumerables dones, comenzando por la vida misma que me ha conservado tanto tiempo», expresó durante su homilía, monseñor Francisco Raúl Villalobos Padilla.

El religioso nacido el primero de febrero de 1921 en Guadalajara, Jalisco, recordó que su vocación tuvo origen en su núcleo familiar, en el que fue criado por don Carlos Villalobos (+) y doña María del Refugio Padilla (+), como el noveno de 13 hermanos.

«Mis papás fueron auténticos cristianos, sinceros, respetuosos de la dignidad cristiana del matrimonio (…). A todos los hijos nos impulsaron a vivir la fraternidad familiar y los valores religiosos. Yo me sentí atendido, cuidado, amado por ellos, con cuánto cariño y amor los recuerdo. Cuatro de nosotros seguimos el sacerdocio o la vida religiosa», rememoró.

Manifestó sentirse congratulado ya que este 2021 cumplirá su 50 aniversario episcopal, el cual ha rendido frutos a través de la ordenación de sacerdotes.

«Doy gracias a Dios y me siento gozoso de haber podido acompañar a un buen número de jóvenes en las diversas etapas de su formación, algunos de ellos actualmente son obispos en funciones o eméritos en diversas Diócesis de México. Me siento gozoso de esta aportación a la Iglesia», mencionó.

«En todo este camino, en estos 100 años tú me has acompañado siempre. Así con Abraham se hizo de otro pueblo, a mí también me has permitido hacerme de Saltillo», agregó.

En un momento de reflexión personal, el obispo emérito aseguró estar satisfecho por su labor, cuya pretensión ha sido llevar al exterior de la Iglesia un mensaje de fraternidad que se impregne en la sociedad civil.

«Cuánto me duele no poder seguir realizando más ministerios fuera, pero sé que en la oración escucha y en el ofrecimiento de mis sufrimientos, ejerzo un ministerio no secundario en la Iglesia. No se cuánto tiempo me quede de vida, tú lo sabes, Señor, tú me enviaste a trabajar en tu viña; he dado lo mejor de mí mismo. He tratado de realizar, cada día, la encomienda que tú me dejaste», indicó.

Para concluir, en un acto de humildad, expresó que «te pido perdón, Señor, por mis fallas, por tantas cosas que no supe realizar. Les pido perdón a todos ustedes, rueguen para que cuando él me llame sea benigno conmigo y tenga la seguridad de que también allá, desde el cielo, estaré echándole la mano a Saltillo, a esta Diócesis que tanto amo y que dedique mi vida».

RECONOCE OBISPO SU VOCACIÓN

Por su parte, el obispo Hilario González García reconoció el ejemplo que Francisco Raúl Villalobos Padilla representa para la Diócesis que dirige, para luego encabezar un aplauso en su honor y dar paso a las tradicionales mañanitas que sonaron desde el órgano de la Catedral.

«Una vida en justicia y santidad como los grandes patriarcas de la antigüedad. Nos unimos, monseñor Francisco, a su acción de gracias personal por sus 100 años, pero también es una acción de gracias de la Iglesia Diocesana de Saltillo porque gran parte de esos 100 años ha estado aquí, en medio de nosotros como ministro del Señor», dijo monseñor Hilario González García.

«Yo voy llegando, lo conocía de lejos, pero ahora que me ha tocado convivir estos dos días con él, veo que, efectivamente, la justicia, la santidad, la caridad, brillan en él. Estamos agradecidos con Dios que la presencia de monseñor Francisco Villalobos en medio de nosotros también es un don para la Diócesis de Saltillo. Felicidades monseñor Francisco Villalobos, que el Señor te siga bendiciendo en todos los aspectos de tu vida», ahondó. (OMAR SOTO / EL HERALDO)