FRAGMENTOS DE UNA MUJER

Por Víctor Bórquez Núñez

El filme basado en un caso real, que a la vez se transformó en una obra teatral, está marcando tendencia en Netflix al mostrar la descomposición que se produce tras la muerte inesperada de una bebé recién nacida en el hogar de los protagonistas y todo el doloroso periplo que sucede, donde no hay culpables, sino seres humanos que necesitan explicaciones para continuar sus existencias o simplemente desaparecer de escena para recomenzar sus vidas. Un drama cuyo final ha motivado muchas interrogantes y que definitivamente se perfila entre los grandes estrenos que aparece en la cartelera del gigante del streaming.

“Fragmentos de una Mujer” es la historia de Martha Weiss, una madre que, tras perder a su hija en el parto, tiene que vivir el profundo dolor y vivir en una especie de aislamiento emocional, descomponiéndose su existencia y provocando un espiral de soledad y abandonos.

Todo parte con un plano secuencia extenso y agotador, cuando comienza el trabajo de parto en casa de los protagonistas, con el problema que la partera a la que habían contratado no puede llegar y envía a otra en su reemplazo. En la labor de parto algo no sale conforme lo esperado y la hija de Martha y Sean muere. Este lamentable suceso marca el inicio de la película, a partir de lo cual la partera Eve es acusada por este hecho y la relación de Martha entra en colapso, apareciendo en el relato fragmentado en ocho meses, una serie de episodios que van dando cuenta del estado mental de Martha, de su duelo no asumido y del profundo dolor que todo esto acarrea a quienes la rodean.

Con dirección de Kornél Mundruczó, el elenco de la cinta es uno de sus lujos ya que junto a Vanessa Kirby (Martha), aparecen Shia LaBeouf como Sean, su pareja y la gran actriz Ellen Burstyn (“El Exorcista”) en el papel de la madre de Martha.

La película cuenta de una historia real, que involucran al director y a Kata Wéber pues ellos son pareja y debieron enfrentar la pérdida de un hijo, que tuvo a una partera húngara acusada de negligencia criminal, suceso que mantuvo en vilo a la opinión pública de ese país. Con este material doloroso, ellos armaron el esqueleto temático de este drama que está realizado, además, con una exquisita paleta de colores que sacan el máximo provecho a una ciudad, a un paisaje específico (el puente que construye la pareja de Martha) y a unos ambientes que varían en su colorido de acuerdo a las transformaciones que viven los personajes.

Respecto del filme hay un hecho anecdótico asociado a su final: muchos espectadores quedaron intrigados por la secuencia final, donde se repite el símbolo de la manzana, presente en todo el relato (en el supermercado, en las semillas que ella cultiva, podridas en una cocina, en la niña que come manzana en el árbol, en la protagonista comiendo una manzana mientras sostiene una tensa conversación con su madre), tan pronto como símbolo de fertilidad como de tentación permanente en torno a la mujer y a su pareja, cada uno de los cuales inicia su duelo de manera diferente. Ese final un tanto extraño y lleno de luminosidad y naturaleza nos revela que todo está relacionado con las manzanas que surgen en las dos horas y seis minutos que dura la cinta.

El mayor atrevimiento es que “Fragmentos de una mujer” comienza con un prólogo de media hora, donde se invierte lo habitual de un relato dramático porque, el filme empieza con una escena culminante -el parto que concluye con la muerte de la recién nacida- y es a partir de entonces que comienza la cinta, cuyo clímax antecede al inicio, desarrollo y final.

Toda esta secuencia intensa, cansadora, llena de suspenso creciente y con una filmación perturbadora es un punto crucial de la calidad del relato: tiene tanta tensión que la pura secuencia vale por la película en su conjunto que, tras el fallecimiento de la bebé recién aparece el título de este filme. Y recién comenzará el proceso de derrumbe, de demolición de una pareja que, en otras circunstancias, hubiese sido feliz pero que son incapaces de superar el trauma causado por esta pérdida inconcebible.

El director Mundruczó está consciente que, después de vivir el trágico suceso, es poco probable que el espectador tenga otra secuencia tan perturbadora e intensa como la vivida en el inicio y, por lo mismo, es paradójico que de ahí hasta el final todo está filmado como anticlimático, esto es, escenas sueltas, desarticuladas, donde nada funciona como debiera y en las que los personajes no pueden ser juzgados pues están siendo parte de un proceso de inevitable desarticulación.

Con un elenco sólido, la compleja actuación de Vanessa Kirby logra que su Martha termine siendo creíble en sus desajustes y en su sonambulismo enervante en que se convierten sus actos posteriores a la muerte de su hija, lo que hará que su pareja Sean y su madre (notable Ellen Burstyn), terminen siendo afectados de maneras decisivas en sus existencias. En el último tramo, es interesante el uso de la cámara que envuelve a Martha, contribuyendo de esta manera a acentuar su proceso de desintegración emocional.

Desde el punto de vista narrativo está muy bien logrado el papel de Sean, un obrero de la construcción que debe soportar su condición social inferior frente a la familia de su pareja, sufriendo de manera callada su duelo y tratando de rearmar su existencia que está condenada a seguir un rumbo incierto, tras una infidelidad que no se explica ni se aprovecha dramáticamente y que resulta como un elemento postizo en un guion impecable.

Hay una serie de símbolos, usados de manera reiterativa durante el filme: a la ya mencionada manzana el director emplea la lenta construcción de un puente, para representar el fracaso de la comunicación emocional y el agua que en todo instante cobra diferentes roles: maternal en la secuencia del parto, de limpieza interior en el lavado de la loza, de pureza en el río que acoge las cenizas y de redención en la persistente lluvia que cae sobre los personajes.

De vasta trayectoria en Europa, el director Kornél Mundruczó logra un trabajo intenso, creíble, maduro y tenso acerca del derrumbe moral de una mujer y de quienes la rodean, usando de modo notable espacios llenos de vacíos y un empleo de la luz con sentidos dramáticos específicos que enaltecen este drama tremendo que, con su media hora inicial y su final lleno de interrogantes es una de las películas seguras para entrar en la carrera por el Óscar de este año.

FICHA TÉCNICA:

Título original: Pieces of a Woman. Género: Drama. País y año: Canadá / Hungría / EEUU, 202. Director: Kornél Mundruczó. Intérpretes: Vanessa Kirby, Shia LaBeouf, Ellen Burstyn, Molly Parker.

 

 

 

Autor

Víctor Bórquez Núñez
Periodista, Escritor
Doctor en Proyectos, línea de investigación en Comunicación