LAISSE FAIRE, LAISSE PASSER, LAISSE MOURIR

Donald Trump se ha convertido en el primer presidente norteamericano en ser llevado a juicio en dos ocasiones durante un mandato. Ahora, el congreso ha aprobado por mayoría enjuiciarle por llamar a la insurrección a través de los actos violentos perpetrados contra el capitolio. Aunque Biden puede otorgar un perdón el mensaje es claro. Las emociones tienen su consecuencia. Un hábil negociador como lo es Trump, parece que ahora se encuentra acorralado por una expresión desmedida de emociones. Su protesta, como su política encaminada al odio ha dado su cosecha.

Dicen los que saben, que siempre cosechamos lo que sembramos, después que lo sembramos y en mayor medida que lo que sembramos y así también en política, que, si bien es un arte injusto que no premia conforme a las obras sino conforme a las ocasiones, lo cierto que es que siempre deja consecuencias.

El mensaje es relevante para otros gobiernos también populistas, en los que la demagogia aflora emociones que van más allá de las razones. Esta lección debe recordarnos la importancia de la preparación política, no se trata de un ejercicio de poder, sino de un aprovechamiento de competencias. Los disturbios fueron causados no por el ánimo individual de quienes lo hicieron sino por la efervescencia colectiva de quienes oyeron.

Es bueno saber que hay consecuencias jurídicas ante el fuerte y poderoso, que el poder no es ilimitado, esa es la importancia de los contrapesos y sobre todo que la ley está por sobre todo y sobre todos. Aun con ello una gran cantidad de votantes republicanos, que expresaron su apoyo en contra al proceso, genera aun división entre las dos fuerzas políticas finales que tiene el complejo sistema político americano. Biden debe tejer una política conciliadora, pero manteniendo el enfoque en la justicia y el mensaje que de ella sale. No puede expresar debilidad.

En México la importancia que da AMLO a la presidencia de Biden es mayúscula, lo muestra el solo anuncio de Moctezuma a la embajada americana. Aun hay que observar cómo se empalma la política energética o económica, seguramente ahí habrá algunos ajustes.

El episodio americano, la continuidad del capitolio y la reacción institucional también implica una acción contra el populismo y la demagogia. Trump marcó su presidencia reiterando su primacía y egoísmo, sus bombazos en 140 caracteres que le permitía un tweet se apagaron haciendo que su salida además de oscura sea silenciosa, el populismo que lastima es el que se construye en el solo discurso, el que engaña y oculta en su engaño. El liberalismo continúa en crisis y aunque el populismo quiere ser tu terapia, no es efectivo, el populismo solo libera presión al injusto reparto liberal, pero descuida el resto de los sistemas. En su propia filosofía ha dejado mucho, el liberalismo solo ha podido mantener sus laisse faire, laisse passer (dejar hacer y dejar pasar) y ha estado encaminado en la economía, la política y la vida misma, por ello para muchos países ante el COVID19 solo se ha hecho el laisse faire, laisse passer, laisse mourir.

Yo soy Héctor Gil Müller y estoy a sus órdenes.