Raúl Vera pide perdón por sus faltas como Obispo

Durante la celebración eucarística que encabezó este domingo en la Catedral de Saltillo, el administrador apostólico de la Diócesis local, Raúl Vera López, pidió perdón a los fieles por las “faltas de responsabilidad” en que dijo, pudiera haber incurrido en su labor como obispo, al recordar que hace 33 años en Roma, un 6 de enero durante la celebración de la fiesta litúrgica de la Epifanía del Señor, recibió la ordenación para desempeñar ese cargo.

Vera López dijo sentirse agradecido con Dios por el trabajo que realizó como obispo de las diócesis de Ciudad Altamirano, Guerrero y en Saltillo, Coahuila, además de haber sido también obispo coadjutor en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, sin embargo, reconoció que a lo largo de estos 33 años ha tenido faltas en esa labor episcopal, por lo que pidió a los saltillenses orar a Dios por él para que le sean perdonadas.

“Hace 33 años en la solemnidad de la Epifanía que se celebró en Roma el 6 de enero yo fui ordenado obispo, y hoy cumplo 33 años que fui ordenado obispo. Así que hermanas y hermanos, yo le doy gracias a Dios de lo que me ha permitido trabajar para él, pero también le pido perdón por todas las faltas de responsabilidad que haya podido tener en estos 33 años al frente, como obispo, de estas diócesis”, señaló el administrador apostólico.

“La primera diócesis en que estuve fue en Ciudad Altamirano, y la tercera diócesis Saltillo, pero la segunda diócesis en la que yo estuve tres años como obispo coadjutor de don Samuel Ruiz fue en San Cristóbal de las Casas Chiapas, solamente que ahí había una problemática un poco especial de desconfianza hacia el obispo que estaba, don Samuel Ruiz, y esperaban que yo llegara como coadjutor a corregirlo, pero la problemática no la tenía don Samuel, ni los indígenas, a los que él liberó de la esclavitud en que vivían en pleno siglo XX, sino los terratenientes que empleaban a estos indígenas como mano de obra barata o casi gratuita”, agregó.

Además, en su homilía Vera López pidió a los feligreses no acostumbrarse a ver la miseria como algo normal, sino respetar la dignidad y los valores humanos, que dijo, están por encima de cualquier cosa, e hizo también el llamado a dejar de ser cristianos individualistas y ver por los demás.

Aseguró que la política es un quehacer noble consistente en crear derechos para todos y justicia para todos, y por ello, en sus homilías e intervenciones procura tocar temas como el de la corrupción, las malas condiciones en que viven los trabajadores, la atención a los migrantes y otros grupos vulnerables, y las malas prácticas en que incurren muchas empresas privadas con la complacencia del gobierno.

“Si yo no les hablo así, allá arriba me van a ajusticiar. Estamos llamados a denunciar todas estas cosas, de lo contrario, estaríamos siendo hipócritas y escondiendo el evangelio”, manifestó el obispo. (ÁNGEL AGUILAR/ EL HERALDO)