TRUMP Y SU ESTRATEGIA DEL MAL PERDEDOR

Lo único peor que un mal perdedor, es que éste siga causando daño semanas después de la derrota. Tal es el caso de Donald Trump quien ha emprendido una cruzada para denunciar un fraude electoral del cual no ha presentado una sola prueba, pero sí ha puesto en jaque al sistema político de Estados Unidos.

Pero el show que hoy está montando Trump, es parte de la crónica de una derrota anunciada desde hace mucho tiempo. Desde julio pasado, Trump se negaba a aceptar los resultados cualesquiera que fueren, después dijo que los aceptaría sólo si ganaba, y luego impulsó las teorías de la conspiración sobre supuestos fraudes por correo, para desalentar la participación anticipada, la cual no le favorecía.

Cuando vio la amenaza que eso representaba, trató de movilizar a su base para que votaran de la misma manera, pero ya era demasiado tarde, él mismo sembró dudas entre sus seguidores, los cuales se movilizaron hasta el día de la elección. Con los resultados oficiales en contra, primero dijo que había votos legales y votos ilegales que no deberían contar, porque llegaron por correo después del día de la votación. Las cortes locales dijeron que si el sello postal estaba fechado en el día de la elección, eran válidos.

Posteriormente, vino la solicitud recuento en los estados claves que perdió. Y le salió el tiro por la culata porque Biden amplió su ventaja. Después interpuso recursos sin pruebas y con una paupérrima defensa legal comandada por Rudy Giuliani para evitar que los estados clave certificaran los votos del Colegio Electoral. Los jueces dijeron: no ha lugar.

En otra patada de ahogado orilló a Texas a presentar una solicitud a la Suprema Corte de Justicia para que desechara las certificaciones de los estados que perdió. Tampoco prosperó. Y así todas las semanas tiene un nuevo petardo mojado.

Pero, ¿por qué Trump insiste inútilmente como el coyote en cazar al correcaminos? Tres motivos: uno es financiero. De la elección a la fecha, ha recaudado 170 millones de dólares convenciendo a su base de un fraude inexistente. Dos, para consolidar políticamente su movimiento al interior del partido Republicano en miras al 2024, cuando intentará postularse de nuevo. Y el tercero y más importante es por un tema de ego. Él es incapaz de reconocer una derrota, nunca lo ha hecho públicamente. Todo fracaso es culpa de alguien más. Que le pongan la etiqueta de “perdedor” es fulminante para su personalidad narcisista.

Trump sabe que está fuera de la Casa Blanca, pero no lo va a reconocer. En su paso rumbo a la salida, irá pataleando, destruyendo y dividiendo, porque así fue como llegó.

 

Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica. Twitter @navarroisrael