PAPELERIA EN TRAMITE  

Que rápido se pasa el tiempo, hace 20 años llegó el polémico obispo Raúl Vera López a Saltillo, a quien hace días se le aceptó la renuncia por parte del Papa Francisco, quizá ambos religiosos de la misma línea de pensamiento.

El 20 de marzo del ya lejano 2000, la Iglesia católica celebró un jubileo. Con la jubilación de Vera López, procedente de Chiapas, (donde se decía que era amigo íntimo del Sub Comándate Marcos), se acaba esa línea de obispos llamados rojos o de izquierda, de esa corriente sudamericana llamada: “Teología de la Liberación”; caracterizada por considerar que el Evangelio exige la opción preferencial por los pobres.

Algo así como lo que predica todos los días en misa de 7 am, el Fraile de Palacio Nacional.

Raúl Vera es el último de una larga línea de obispos latinoamericanos que siempre defendieron a los pobres, que estuvieron cercanos a ellos, apoyando movimientos sociales, guerrillas y movimientos estudiantiles.

Con él termina la tradición de la iglesia izquierdista en el estado. Se habla de la llegada de un obispo del yunque, o de la derecha, nada que ver con el polémico y cantinero don Raúl.

Los pensamientos y palabra del “incómodo Vera”, quedaron plasmadas en El Evangelio Social, conversaciones del obispo con Bernardo Barranco. Libro publicado por Grijalbo en enero del 2014: “Monseñor Vera es heredero y depositario de legendaria generación latinoamericana de obispos, curas, clero religioso y monjas que siguieron el impulso renovador del Concilio Vaticano II. Es discípulo de un progresismo católico que tuvo alcances significativos en movimientos sociales en América Latina. Por ello, su desempeño contrasta con la limitada presencia y pequeñez de la mayor parte de los actuales prelados mexicanos”. Declara el autor del libro, que por cierto, su servidor tiene un ejemplar y será de relectura obligada en estos días que se presumen con bajas temperaturas. Se va un polémico obispo que buscó el perdón de asesinos, secuestradores, que le gustaba del buen comer y vivir. Además que rompía con los estereotipos de la sociedad saltillense. Vera López se metía de manera recurrente a la cantina Chachos, de gran fama en la ciudad. Cometí varios pecados, omisión al secundar las ideas de su compañera de vida, al decir de vida no se piense mal, Jacky ha sido su particular por muchos años en esta ciudad.

Por cierto, recuerdo una anécdota en casa de mi buen amigo Miguel Wheelock (con quien hay que estar bien estos días, ya que es el principal distribuidor de oxígeno en el estado) una noche de fiesta, don Raúl unía su polémica voz guerrillera a la de Mercedes Sosa. Ambos protectores del desvalido nos deleitaron con aquella bella pieza, “Alfonsina y el Mar”:

Una voz antigüa

De viento y de sal

Te requiebra el alma

Y la está llevando

Y te vas hacia allá

Buen viaje, obispo incómodo, que figuras como la de usted son las que llenan de luz y esperanza este aciago camino de la tierra al cielo.