CÁPSULAS SARAPERAS

Leña del árbol caído

En esta ocasión te platico de un pleito ocurrido entre los habitantes de esta hermosa ciudad de Saltillo, cuando aún no era ciudad ni se llama Saltillo, más bien cuando eran dos poblado, la Villa de Santiago del Saltillo y el Pueblo de San Esteban de la Nueva Tlaxcala, a los cuales sólo los dividiá un riachuelo que hoy es nuestra calle de Allende.

Antes de la navidad del año de 1676, los vecinos de la villa habían manifetsado su inconfomidad con sus autoridades sobre el hecho de encontrar cada vez con mayor frecuencia arboles talados en su población, asegurando que los causantes de esto eran los vecinos del pueblo.

Quiero comentarte estimada y estimado Saltillense, que ambos poblados tenias leyes distintas, sus autoridades eras diferentes, de hecho las tradiciones y costumbres no eran las mismas, pero lo que manetenía la relación entre ambas comunidades era el comercio y la defensa contra los indios nómadas de la región.

El alcalde mayor de la Villa de Santiago del Saltillo era el señor Pedro Alonso de Caxigal, y el procurador general, era el Alfonso de la Peña. Ambas autoridades se vieron en la penosa necesidad de prohibir el acceso a la villa a los oriundos o avecindados del pueblo de San Esteban.

El argumento fue contundente, varios naturales del Pueblo de San Esteban de la Nueva Tlaxcala habían sido sorprendidos en lugares sin autorización para cortar leña. Por su parte, los acusados afirmaron que sólo recogían la leña caída de los árboles. La autoridad fue clara y les prohibió el acceso a la villa, pues aseguraron que los árboles “no se caen nomás porque si”.

Esta es una historia como muchas que vivieron nuestros antepasados, algunos viviendo en la villa y otros en el pueblo, pero en esta ocasión no aplicó el refrán que dice: “del árbol caído todos hacen leña”.