CRÓNICAS TURÍSTICAS

 

Catedral de la Ciudad de México, un símbolo de la historia del país

Desde pequeño, siempre tuve la fortuna de formar parte de la vida activa, productiva, cultural y hasta social del Centro Histórico. El primer cuadro de la Ciudad de México fue para mi adolescencia y parte de mi adultez una parte importante que, indudablemente contribuyo lo que hoy en días soy y represento.

Caminar por la sombra de la monumental bandera nacional, que engalana la Plaza de la Constitución, que todos conocemos como el Zócalo, es una de las actividades favoritas de niños y algunos adultos que transitamos en ese lugar durante un día soleado, pues no hay otro lugar donde resguardarse de los rayos del Astro Rey.

Si se realiza una vista panorámica y se gira en todas direcciones, partiendo de la asta, podemos ver muchas cosas muy interesantes. Veremos con claridad el Palacio de Gobiernos, donde hoy en día labora el Jefe del Ejecutivo, también podemos visibilizar un edificio del Gobiernos de la Ciudad de México, un famoso hotel con una terraza fabulosa cuya perspectiva es envidiable y, también vemos de frente a la hermosa Catedral, que de fondo tiene a la zona arqueológica del Templo Mayor.

Estar parado en la plancha del Zócalo con Karina, traen a mi mente los recuerdos del siglo pasado, cuando en 1999, junto al equipo de “Evolución, explorando la radio para jóvenes”, nutríamos de nuestra producción radiofónica a algunas organizaciones de la sociedad civil que participaban en las Ferias de la Salud.

Al terminar los eventos caminábamos unos pasos a la esquina de Moneda, donde existía un lugarcito lleno de historia y cultura, además de buena comida y deliciosos tragos… “El Nivel”, la cantina más antigua de la Ciudad, que cerró sus puertas hace algunos años por un escándalo que se dice, personificó Mariagna Prats, exesposa del hoy secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, pero como dijo la Nana Goya: “esa es otra historia”.

Pero volviendo a la estructura del Primer Cuadro capitalino, encontramos el Templo Mayor, una zona arqueológica que desde afuera se puede observar su majestuosidad, sin embargo, para conocer detalles aún más interesantes de la historia del México prehispánico, es preciso pagar para ingresar y ver de cerca el legado de nuestros antepasados.

Caminamos unos pasos y llegamos a la reja de la Catedral. Karina me comenta que hace mucho que no andábamos por la zona, pues antaño, nos gustaba mucho venir al Centro Histórico, no solo a hacer compras, también a visitar la amplia gama de museos con que cuenta, que e hace pensar en los compatriotas que en su vida han disfrutado siquiera una exposición, pero viajan al extranjero a visitar museos…

La periferia de la Catedral tiene cosas muy interesantes, el ala derecha del recinto sagrado, se revisa con poco detenimiento, debido a que es un espacio en el que casi siempre la gente pasa caminando con mucha prisa y con el tiempo contado, sin embargo, es un espacio de hermosas obras de arte al aire libre, en particular una estatua de un sacerdote de tamaño natural que hechiza a la mirada de cualquiera. Pareciera un personaje de alto nivel jerárquico por la ropa con la que fue inmortalizado y ese implemento en la cabeza, que no cualquiera usa.

Una fuente con un fraile al centro y rodeada de una zona de pasto también atrae la atención, figura que seguramente no ha observado, pues se mimetiza con el color de la ocre del recinto, dedicado a la Asunción de la Santísima Virgen María a los cielos de la Ciudad de México, que además funge como sede de la Arquidiócesis Primada de México.

Se trata de una construcción de 59 metros de ancho por 128 de largo y una altura de 67, que fue edificada en diversos estilos arquitectónicos como el gótico, el barroco, la arquitectura neoclássica y el plateresco, en la que participaron los arquitectos Manuel Tolsá, Claudio de Arciniega, José Damián Ortiz de Castro, Juan Gómez de Trasmonte.

Existe debajo, una especie de Catacumbas que resulta muy interesante visitar, por su simbología y representación, sin embargo, no están abiertas al público, salvo contadas ocasiones, que por cierto hay que estar a la expectativa para poder aprovechar el momento.

Un bello lugar para visitar cuando se encuentre en la Ciudad de México.

Recuerde que viajar es un deleite y más cuando se hace en compañía. Lo espero en la próxima Crónica Turística y lo invito a que me siga en las redes sociales a través de Twitter en @Cinematgrafo04, en Facebook con “distraccionuniversitaria” y mi correo electrónico para cualquier comentario o sugerencia trejohector@gmail.com

 

Autor

Héctor Trejo
Periodista, escritor y catedrático. Lic. en Periodismo y Comunicación Colectiva por la UNAM y actualmente maestrante en Comunicación por la UACH.
Titular de columna "Cinematógrafo 04". Imparto Taller de Micrometrajes Documentales, así como el Diplomado en Cine y Cultura Popular Mexicana.
Ganador del premio a la investigación Ana María Agüero Melnyczuk 2016, que otorga la Editorial argentina Limaclara
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