#VIVO

 Desde la interesante “Tren a Busan” (2016) y su secuela, que ha dejado con gusto a poco, se han sucedido muchas películas acerca de cómo a través de un virus de origen desconocido los seres humanos se convierten en zombies, sobre todo en Corea del Sur, en donde el fenómeno de los muertos vivientes permite elaborar una serie de paralelos -con mayor o menor calidad- acerca de la pandemia del Covid y el impacto de la tecnología y las redes sociales en el entorno cotidiano, que ahora cobra nuevo ímpetu con la muy entretenida #Vivo (#Saraitda, 2020) de Netflix, un potente ejemplo de lo que algunos denominan “k-zombie”, un subgénero que tiene muchos ejemplos notables, que en este caso parte del guion original ‘#Alone’, de Matt Naylor, guionista de Hollywood. Resulta impecable como vehículo de escape y entretención, aun cuando no aporta nada nuevo al género, pero que sí permite paralelos importantes con el tema del confinamiento y el temor al virus que crece y se propaga. 

Un dato interesante: la película #Alive, de cuyo guion es autor Matt Naylor todavía no se ha estrenado, precisamente por el tema de la pandemia, que obligó a dejar en espera una cantidad no menor de títulos, al estar cerradas las salas de cine por el confinamiento. No obstante, el guionista no tuvo reparos en colaborar en la adaptación de su idea y apoyar al director coreano Cho II-hyung, cuyo filme se ha convertido en un éxito de taquilla, por varias razones: el tema del Covid que le confiere a la película una suerte de reflexión respecto de los estragos que podría suceder en el caso de una pandemia incontrolada y porque sus dos protagonistas (y casi únicos actores del filme), Yoo Ah-in y Park Shin-hye, son reconocidas estrellas en su país, lo que permite de inmediato adhesión de los fanáticos para ver a sus ídolos en medio de una amenaza que surge sin que exista ni una sola explicación.

Otro dato importante es que el género referido a los zombies está pasando su mejor momento en Corea, a diferencia de Occidente donde, salvo escasas excepciones, se ha devaluado. Esto partió desde el estreno de “Tren a Busan”, cuyo tremendo éxito significó que se empezara a producir películas sobre el tema del zombie, que surge, ataca y asola las ciudades, sin que se sepa bien el porqué: “Rampant” (Chang-gwol, 2018) o series como “Kingdom” (2018-) que, al igual que “#Vivo”, se han transformado en grandes éxitos al ser exhibidas en la plataforma de Netflix.

Es cierto que, temáticamente, está agotada la idea madre -seres humanos tratando de escapar de los zombies y sobrevivir a toda costa- y no se ha introducido un elemento que las dinamice, les dé aliento diferente y eleve el nivel, como sucedió hace décadas con el cine de George A. Romero, cuyos filmes partieron siendo cine escapista y terminaron transformándose en alegorías respecto del consumismo y el militarismo en los Estados Unidos.

Recordemos que desde la inteligente película “Soy Leyenda” (I am Legend, 1954), surgió el tropo del hombre obligado al encierro, tratando de sobrevivir del ataque de cientos de infectados que solo desean su sangre. El director Romero tomó ese tropo en los setenta y lo amplió, haciendo que cada una de sus películas, modestas en factura, independientes de la gran industria, denominadas como cine B, hoy alcanzan estatura de clásico, precisamente porque los zombies eran solamente un pretexto para abarcar temas de mayor profundidad, en un momento clave en la política estadounidense.

Pero, curiosamente, ‘#Vivo’ regresa al tropo, al tópico del hombre (y una mujer) asediados por hordas de no muertos que solo reclaman sangre, El protagonista es Oh-Joon Woo, un youtuber que, al despertarse, descubre que la ciudad está colapsando porque ha surgido una especie de epidemia que transforma a los seres humanos en criaturas voraces, cuyo físico se deforma, transformándose en zombies, quedando aislado en su departamento, sin comida ni señal de internet, con los padres ausentes y con una serie de recursos tecnológicos domésticos que deberá utilizar si desea sobrevivir.

Ciertos críticos han hecho hincapié en que el aspecto más fascinante de “#Vivo” es la descripción que hace el director del aislamiento de este hombre que se encuentra rodeado de juegos, aparatos y conexiones, de lo que el espectador deduce de inmediato que se trata de alguien que se ha acostumbrado a la soledad de la comunicación virtual, fenómeno que en un país como Corea es sintomático.

De esa premisa, lo que resulta inteligente es la constatación que hace el protagonista: él ha sido un gamer famoso, con una cantidad impresionante de seguidores a través de la red que, en una situación de colapso como ésta, descubre que todo ello no le significa nada, que él es un ser solitario, prescindible y que solo depende de la conexión a la red, pues de lo contrario, no existe.

La idea no se refuerza mayormente, porque el director solo quiere mostrarnos la desorientación que sufre el hombre cuando descubre que la única manera que tiene de poder salvarse en esa catástrofe es el contacto real, salir de ese mundo tecnológico y enfrentarse al medio ambiente real y comunicarse de manera real con la vecina que vive en el bloque del frente, que instala la segunda parte de este filme y le añade un elemento de interés adicional.

Otro punto a favor de esta cinta es su ritmo: a los dos minutos de iniciada la película, ya estamos instalados en la terrible situación que se describe a través de la TV pero que se puede mirar en directo, con solo abrir el ventanal y mirar hacia el exterior, todo esto con un dinamismo que no decae.

ZOMBIES COMO METÁFORAS

El maestro George A. Romero es clave para entender el fenómeno del zombie en el cine contemporáneo, sin olvidar que existe una pieza maestra titulada “Yo anduve con un zombie” (I Walked with a Zombie), del director Jacques Tourneur quien, en 1943 y en apenas 69 minutos y en blanco y negro, realizó una inspirada historia de amor teniendo como telón de fondo el vudú, la magia negra y el mito del zombie, en una isla perdida en el Pacífico que, hoy, es un filme de culto de este género.

Romero puso en boga el tema del zombie cuando en 1968 hizo la fundamental cinta de terror “La noche de los muertos vivientes”, temática que desde entonces se ha explotado hasta los excesos, abarcando diversos ámbitos culturales: literatura, cómics, cine y televisión.

Teniendo en cuenta estos antecedentes, la película “#Vivo”, disponible en Netflix, emplea todos los tópicos de este género: está la aparición de los muertos vivos, existe una serie de persecuciones frenéticas, situaciones impactantes de desmembramientos y gore y, claro, un atisbo de romance en medio del apocalipsis entre los dos protagónicos.

Dijimos que apenas comienza el filme, el espectador es testigo del caos: la expansión de la infección, la violencia y la muerte por las calles de la ciudad, es decir, directo al grano y sin rodeos que, ayuda a crear de inmediato un clima de tensión, aunque del mismo modo no permite que los personajes sean bien construidos y el peligro de que el tema se agote demasiado pronto.

Como es de suponer, el filme recuerda otras experiencias con el predominio de los zombies -desde “Guerra Mundial Z” (Marc Forster, 2013), los clásicos de muertos vivientes de George A. Romero o la locura de “Posesión infernal”, un casi olvidado filme que el director Sam Raimi hizo en1981.

En lo general, la labor de dirección es eficaz, aun cuando no haya nada sobresaliente en ideas, en puesta en escena o en el desenlace. Existe un respeto de la fórmula típica y eso es evidente en que el filme entretiene, pero no sirve para mayores discusiones o profundidades en su análisis, donde el terror y la acción están filmadas de manera un tanto plana, aunque son lo suficientemente variadas y dinámicas, haciendo que en todo momento el espectador esté atento.

Desde luego que esta película se beneficia de la situación real de confinamiento que todos vivimos e instala su tema con mayor fuerza, haciendo que en su mejor instante el espectador asocie su propia cuarentena obligada a la del protagonista, amenazado por estos muertos vivos que, como el virus, aparecieron sin saber bien cómo y que no se sabe cómo se les puede frenar.

 

 

Autor

Víctor Bórquez Núñez
Periodista, Escritor
Doctor en Proyectos, línea de investigación en Comunicación