EL HILO FANTASMA (PHANTOM THREAD)

 He aquí un estreno potente, necesario de analizar y revelador del estilo de su director, Paul Thomas Anderson, cineasta que ha sabido crecer con una cinematografía personal, llena de sutiles referencias a maestros del séptimo arte y que en este filme alcanza uno de sus puntos más altos con un estudio de personajes fino, elegante y cruel por partes iguales. Como los diseños del sastre protagonista (un brillante Daniel Day-Lewis), esta película es una pieza que impacta en varios sentidos: por su puesta en escena que privilegia los ambientes cerrados y por un sutil cosido de emociones que sobrecoge al develar la naturaleza humana enfrentada al amor y sus extraños caminos para revelarse.

 LAS COSTURAS INVISIBLES

Reynolds Woodcock, un modisto que vive en Londres de los años cincuenta, es un tipo obsesivo, maniático con sus diseños exclusivos y con la particular costumbre de coser mensajes secretos en los lugares más insospechados de sus prendas. Esos cosidos invisibles -mensajes ocultos- dan cuenta que su trabajo no es algo banal, ni un ejercicio de lujo, sino obras de arte que están determinadas por la personalidad de su creador.

Del mismo modo, este filme es uno de los más personales que ha realizado el director y guionista Paul Thomas Anderson, (en inglés se llama Phantom Thread; que tiene las iniciales del nombre del director, PT) y se revela como una película profunda y llena de detalles casi imperceptibles en su composición estética y narrativa, a ratos risueña y casi siempre intensa y personal.

El protagonista hace bosquejos de manera compulsiva y sufre con la imposibilidad de que todos los detalles de sus dibujos puedan ser traducidos en la realidad, manipula el color y el movimiento de la forma humana y generalmente se apoya en sus percepciones e instintos para crear, asistido casi las 24 horas del día por su hermana, que dirige de manera firme a un equipo de artesanas disciplinadas y calladas, las cuales van cortando, cosiendo o reforzando las delicadas telas que se transforman en vestidos, capas y faldones para la aristocracia que se pelea sus diseños exclusivos.

El protagonista dice en algún instante: “muchos creen que lo que hago es tan solo un vestido”, aunque él sabe que se trata de una creación personal, única, fascinante. De igual manera, “El Hilo Fantasma” es una película muy íntima, que se desenvuelve en escasos interiores, donde predominan las escaleras, los cuartos cerrados y las texturas, con una construcción narrativa romántica y barroca, apoyada en un guion inteligente y una banda sonora que tiene cambios de tono precisos.

Como siempre ocurre en el cine de Paul Thomas Anderson, la obsesión en su máxima expresión es uno de los temas que recorre sus preocupaciones: igual como sucedía con el personaje (también interpretado por Daniel Day-Lewis) de “Petróleo Sangriento”: es la obsesión por alcanzar la perfección artística y no el dinero, sino lo sublime.

Las dos mujeres que acompañan a este creador son su hermana y socia Cyril (Lesley Manville), y Alma (Vicky Krieps), una mesera de origen belga que trabaja en un restaurante provinciano y que se convertirá en la modelo, amante, musa y esposa del sastre, la que reemplaza a Johanna, quien antes estuvo como compañera de Reynolds, pero fue despedida porque lo molestó en el desayuno, llevándose como premio de consuelo un vestido de la colección anterior.

En el caso de Alma, pareciera que el esquema se repetirá -ella es un tanto tosca, come haciendo ruido y salpica el té cuando lo sirve-y sobre todo entra en conflicto con su amante porque ella desea ser algo más que un adorno en una casa que está impecable e inalterable. Entonces, a modo de comedia, vemos la pugna de Alma con los dos hermanos, tratando de que la consideren y muy pronto, con una capacidad impresionante para trabajar la elipsis, comprendemos que Alma tiene que recurrir a fórmulas muy especiales para asegurarse un lugar en el corazón del diseñador de vestidos que tan pronto es tierno y amable con ella, puede ser sardónico, cruel, melancólico o depresivo, confirmando de paso la exquisitez de la actuación de uno de los actores maduros más refinados de los últimos tiempos.

Otro acierto del filme es que adopta dos puntos de vista narrativos: tan pronto es el punto de vista de Reynolds como después pasa a ser el de Alma, haciendo que los espectadores tengan que adoptar su propia decisión respecto del curso de los acontecimientos.

Así, al principio, la muchacha cae rendida por el poder de seducción de ese diseñador tan famoso, coquetea con ella en el desayuno, cenan juntos, la invita a su casa de verano y, lo más importante, empieza a crearle un vestido.

Pero pronto surgirá otra Alma, que quiere su espacio, ser respetada en esa mansión tan ordenada y donde lo que predomina es el silencio y el decoro en todas sus formas (notable el inicio con la llegada de las asistentes al lugar, subiendo las escaleras que parecen eternas hasta que la cámara se detiene en el cielo).

LAS CARAS (TERRIBLES) DEL AMOR

Lo complejo surge todavía más adelante en este filme de 130 minutos: ella selecciona hongos venenosos y prepara un omelet para su marido y, en una de las secuencias más poderosas del filme, el espectador descubrirá recién cuál es el hilo invisible que los une, comprenderá cómo se ha definido esa extraña y casi enfermiza relación entre Alma y su marido, sin que ello nos haga perder de vista que tenemos a dos seres humanos tan impredecibles como cautivadores frente a frente.

 “El Hilo Fantasma” es una historia de amor, pero una extraña, desgarradora y obsesiva historia de amor: de una mujer por un hombre y de un hombre por una mujer y por un trabajo, lo que posibilita un análisis que va desde lo mordaz a lo cómico, de lo liviano a la densidad, de lo habitual a lo inesperado.

Y es, también, una historia que podría ser clasificada como una pesadilla con ribetes góticos, muy elegante y contenida, pero que va dejando aflorar sus verdaderas intenciones como cuento refinado y perverso, que incluso tiene algo de la “Rebeca”, del creador inglés Alfred Hitchcock y que se permite un par de escenas con fondos artificiales a la antigua (el auto corriendo sobre una supuesta carretera), que recuerdan la artificialidad de este maravilloso espectáculo visual.

Es una película muy poco común, muy inusual, un lujo en una cartelera que casi siempre está ahogada por títulos que no soportan comentario alguno, un filme demasiado extraño (en el mejor sentido de la palabra) y demasiado hermoso que se merece una segunda revisión para aquilatar, precisamente, la exquisitez de esos hilos invisibles con que está confeccionado.

FICHA TÉCNICA: Título original: Phantom Thread. Estados Unidos, 2017. Género: Drama. Dirección: Paul Thomas Anderson. Elenco: Daniel Day-Lewis, Vicky Krieps, Lesley Manville. Duración: 130 minutos. Disponible en la plataforma de estrenos de NETFLIX.

 

 

Autor

Víctor Bórquez Núñez
Periodista, Escritor
Doctor en Proyectos, línea de investigación en Comunicación