Vacuna pasiva contra SARS-CoV-2 busca minimizar síntomas de la enfermedad

(Xinhua/Zhang Yuwei) (ah) (rtg) (dp)

La vacuna pasiva contra el SARS-CoV-2 que se está desarrollando en Berlín no será el remedio universal para controlar la pandemia, pero sí tiene el fin claro de minimizar síntomas en personas contagiadas y contribuir, además, a explicar la existencia de cuadros clínicos tan diversos para un mismo virus, según publicó Latinus.

Se trata de administrar anticuerpos terminados cuya capacidad de neutralizar el virus ya ha sido probada, explica en entrevista a Efe Harald Prüß, líder del grupo de investigación del Centro Alemán de Enfermedades Neurodegenerativas (DZNE) y médico jefe de la Clínica de Neurología con Neurología Experimental del hospital berlinés de la Charité.

Es la gran diferencia respecto a la vacuna activa, en la que el propio organismo crea anticuerpos, un proceso más largo, pero que ofrece una protección permanente.

La vacuna que están desarrollando investigadores de la Charité y el DZNE a partir de anticuerpos de personas que han superado el coronavirus, ha sido probada con éxito en hámsters -que contraen la Covid-19 de manera similar a las personas-, y el resultado fue una neutralización del virus, de manera que los animales no enfermaron.

La esperanza ahora es que funcione igual en personas, pero “dado que el efecto probablemente sólo sea de corta duración, de unas semanas (…), este procedimiento naturalmente no es el idóneo para controlar la pandemia a nivel global”, señala.

Así, esta vacuna puede ser “interesante sobre todo para aquellos pacientes que acaban de enfermar o incluso únicamente están en contacto” con algún positivo; en el caso de una residencia, por ejemplo, se trataría de “proteger preventivamente con el anticuerpo” a los ancianos para que no lleguen a contraer la enfermedad.

El enfoque de base tiene como objetivo que los pacientes que hayan enfermado presenten una evolución leve o incluso una remisión de los síntomas, añade.

“No obstante, partimos de la base de que para alguien que ya ha enfermado de gravedad, que por ejemplo se encuentra ya en la unidad de cuidados intensivos, este efecto de los anticuerpos llegaría demasiado tarde”, subray

Según Prüß, estudios recientes apuntan a que en un estado grave son sobre todo sustancias mensajeras inflamatorias y otros aspectos los que desempeñan un papel y no ya tanto el virus en sí mismo.

En ese sentido, sería probablemente tarde ya para administrar anticuerpos, pero en caso de una detección temprana, “partimos de la base que habría una mejoría”, precisa.

Al inicio del estudio, los investigadores partieron de 600 anticuerpos tomados de pacientes que habían superado la Covid-19 para detectar entre ellos aquellos particularmente efectivos, que mejor matan al virus, evitan su transmisión, responden a alteraciones pulmonares y se unen con mayor fuerza al virus.

Una vez finalizado este análisis, quedaron tres anticuerpos “particularmente prometedores”, que ahora buscan producir de manera industrial para su aplicación, llegado el caso, a nivel global, en colaboración con la empresa. (LATINUS)