EL FENÓMENO NETFLIX  

 Algunas pistas para comprender su impacto en el mundo de la televisión y el cine o por qué debemos agradecer una multa por no devolver un video en la fecha correspondiente.

En poco menos de dos décadas, Netflix se transformó en un referente cultural inevitable, pese a las discusiones que genera, a las controversias que provocan algunas de sus series o películas y de la polémica que se arrastra acerca de su línea editorial, calificada por algunos como permisiva para ciertos temas, lo que sitúa a este gigante del streaming en una de las paradas obligadas a la hora de entender qué está sucediendo en materia de consumo audiovisual. Repasamos acá algunas de las claves que lo convirtieron en el gigante de las comunicaciones y en una de las plataformas que ha posibilitado ver lo que nos estaba vedado en otros sitios.

Las empresas trasnacionales siempre son una fuente importante de noticias, de historias y de mitos en torno a su génesis, permanencia y éxitos alcanzados, porque se sabe que detrás de todas las grandes iniciativas -Netflix es una de las más exitosas de los últimos veinte años- siempre hay un material sabroso que degustar. Y de acuerdo con el mito más sostenido, todo nació de una simple idea veinte años antes: tener que devolver las películas que se arrendaban en los videoclubes, una situación que hoy nadie entiende, pero que entonces era una realidad que afectaba a los consumidores de películas y series envasadas en los famosos VHS de los años noventa.

¿Cómo nació esa idea?

En 1997, el empresario Reed Hastings se atrasó en devolver la copia de “Apolo 13”, arrendada en un videoclub de Silicon Valley. Esto era frecuente en esa época, si uno arrendaba un VHS, tenía una fecha exacta para devolverlo a la sucursal distribuidora. A medida que pasaban los días sin devolver la película, aumentaba el monto de la multa.

Hastings debió cancelar 40 dólares de multa. El dinero que debió cancelar no fue el problema, sino la molestia y el golpe que significó para su orgullo. A partir de esa experiencia, nació la idea base: a él se le ocurrió que las personas que eran clientes debían ser tratados de otra manera, que era demasiado molesto tener que andar viendo películas “a la carrera” y, más encima, pagar una multa por atrasarse, considerando que a veces la cantidad de filmes arrendados era muy elevada.

Ese año precisamente nació Netflix, fundada oficialmente por Reed Hastings y Marc Randolph, ofreciendo un catálogo con casi mil títulos y una diferencia sustantiva respecto de sus clientes: las películas se podían devolver hasta una semana más tarde, sin existir ni multas ni cese en los servicios por atrasos.

Esa sola decisión significó un cambio importante en el hábito de los espectadores, porque estos tenían ahora mucho más tiempo para disfrutar del visionado de las películas (hecho no menor si se aplica el concepto de análisis fílmico, indispensable para tener un punto de vista crítico respecto del material visto) y dejar de lado el hábito de andar corriendo para llegar a tiempo a las tiendas de arriendo, pudiendo ahora analizar con más calma el nutrido catálogo disponible.

El efecto se sintió de inmediato, ampliándose la oferta de arriendos, con una mayor demanda en la suscripción, lo que posibilitaba a las personas poder quedarse con las películas por un período largo, dependiendo del valor pactado que oscilaba en un comienzo entre 16 y 20 dólares por mes.

De esta manera, los gestores de Netflix crearon en los noventa lo que hoy es algo común: la facilidad de tener disponibles temporadas completas de series favoritas de los clientes, denominado en lenguaje técnico como binge watching.

Pero como toda buena idea, las cosas van ampliándose y adquiriendo mayores beneficios para todos. En 2000 sus dueños ofrecieron una alianza empresarial a Blockbuster, uno de los líderes en catálogos disponibles para el arriendo de las películas, esto debido a que Netflix no arrojaba a la fecha números azules. La entonces gigante de los videoclubes no aceptó la oferta y en menos de diez años se declaró en bancarrota, desapareciendo del mapa.

En 2007, Netflix pasó a convertirse en una plataforma de streaming, lo que de inmediato significaba no tener ningún local físico para distribuir su contenido. Criticado por muchos por lo riesgoso de esa decisión, el tiempo les dio la razón porque pasarse al formato digital fue un rotundo éxito, a pesar de que entraron a competir de igual a igual con empresas consolidadas por años en este tema como Amazon, Apple y Hulu, que tenían vasta experiencia en la distribución de sus catálogos por Internet.

Una clave de su éxito fue el conocimiento del material que ponían a disposición de los clientes, lo que significó la adhesión del público a títulos emblemáticos en esos años como las series “Mad Men” y “Breaking Bad”. La consagración de Netflix vino en 2013, año en que entregaron el estreno exclusivo de la serie “House of Cards”.

A la fecha, el programa más visto en la historia de esta plataforma es Breaking Bad. Cuando se transmitió el final de la serie, se registró que miles de personas la vieron desde el principio, en un fenómeno característico hoy y conocido como maratón de consumo, esto es, ver series completas en un solo día y no en capítulos semanales como sucede en la televisión tradicional.

En datos duros, que circulan en Internet, se sabe que, si bien hoy Netflix es un gigante millonario, durante sus primeros años de existencia en el mercado, tuvieron pérdidas y recién en 2003 empezaron a respirar con tranquilidad cuando tuvieron una primera ganancia con 6,5 millones de dólares y 272 millones de dólares de facturación. Hoy, la realidad es que cuenta con 62 millones de suscriptores, está presente en más de 50 países del mundo y entrega casi 100 millones de horas de contenidos en streaming todos los días, que lo ha transformado en líder absoluto del mundo de la entretención online. En la actualidad, cuenta con dos áreas de negocio principales: la transmisión online doméstica y el envío de DVD y Netflix instant streaming, el mayor contribuyente al tráfico de Internet y que significa casi un tercio de todo el tráfico en Estados Unidos.

En materia de impacto, Netflix fue el primer servicio de programación online en obtener el codiciado Globo de Oro: “House of Cards” logró el galardón de mejor actriz en drama para Robin Wright y las series “Orange is the new Black” y “Arrested Development”, también obtuvieron premios Globo de Oro.

Pero el éxito siguió: Netflix fue la primera en introducir una película en el Festival de Cannes y en lograr nada menos que un Óscar de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas con la aclamada película “Roma”, producida por ese gigante. Desde entonces la cantidad de premios de sus películas catalogadas crece, ampliándose también al Grammy.

Su línea editorial ha sido duramente criticada, aunque no ha mermado su éxito arrollador. Una de las polémicas fuertes ha sido la crítica por la excesiva presencia del tema LGTBQ en sus series y películas y recientemente se armó un escándalo que no alcanzó a empañar la exhibición del filme “Guapis” que, decían, era una abierta incitación a la pedofilia.

A pesar de todo esto, se puede agradecer que Netflix se preocupe por sus suscriptores, tratando en todo instante por conectar con sus necesidades. Para ello existen equipos de personas que ven películas, etiquetan todos los aspectos de la misma, desde los actores, directores y el género, hasta el tipo de filme y las calificaciones y últimamente, preocupándose también por el tema del subtitulado de cada una de ellas, a raíz de lo sucedido con “Roma”, originalmente hablada en español mexicano y mixteco, que era ofrecida con dos opciones de subtítulos, español y español latinoamericano, considerado como una ofensa para los espectadores.

Con detractores y fanáticos, con ruido o sin él, Netflix ha ido desarrollándose y convirtiéndose en un modelo para seguir y nadie podría, a la luz de sus resultados, negar su tremendo impacto en la cultura, en la forma de visionar el cine y de cómo hizo cambiar las programaciones de la televisión, marcando tendencia y pautas para las opiniones en la sociedad.

Con estos resultados, bendito el día en que multaron a Reed Hastings, por atrasarse en devolver la copia de “Apolo 13”.

 

Autor

Víctor Bórquez Núñez
Periodista, Escritor
Doctor en Proyectos, línea de investigación en Comunicación