A LA BÁSCULA

‘Haiga sido como haiga sido’

 Al momento de quedar integrada la actual legislatura del Congreso Federal, de acuerdo con su composición las tres principales fuerzas políticas al interior de la Cámara eran el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido Revolucionario Institucional (PRI), en su momento se establecieron acuerdos, entre los que quedó establecido que, en ese mismo orden, ocuparían la Mesa Directiva cada uno de ellos en los tres años de la legislatura.

Por ser la mayoría, el primer año le correspondió la presidencia a Morena, que designó al viejo lobo de mar Porfirio Muñoz Ledo, pero cuando se acercaba el final de su periodo, no tuvo empacho en reconocer que se reelegiría, desconociendo el acuerdo inicial de que la presidencia sería rotativa, al tiempo que rechazaba incurrir en algún tipo de ilegalidad por repetir en el cargo.

Después de una de las múltiples reuniones que la fracción parlamentaria de Morena sostuvo de cara al final del primer año, aseguró que estaría en el cargo durante el segundo año de la Sexagésima Cuarta Legislatura. “Espero seguirlos viendo en septiembre. Tengo proyectos para septiembre, importantes, nada menos que la reforma del Estado, la Cuarta Transformación se expresa hoy en la profunda reforma del Estado, que es lo que les ofrezco, si tienen a bien acompañarme en mi próximo periodo como presidente de la Mesa Directiva», recogió entonces sus declaraciones, el periódico Reforma.

Finalmente, después de cerca de seis horas de fuertes críticas y debates, la noche del 4 de septiembre Porfirio salió a anunciar que renunciaba a su intención de reelegirse. “¡Se puede tener el poder y no pasar a la historia! ¡Se puede pasar a la historia sin tener el poder!”. Luego de una marcada ausencia del pleno, de unas tres horas durante las que se mantuvo el debate, regresó y dijo: “Los he escuchado. Quiero anunciar mi retiro. Agradezco las alusiones a mi persona, he registrado más de unas amables, otras críticas, algunas las menos injuriosas”.

Su renuncia abrió la posibilidad de un acuerdo político que permitió a la panista Laura Rojas Hernández, llegar a la presidencia de la Cámara para el segundo año de la actual legislatura.

Ante la cercanía del final del segundo año, otra vez se volvió a encender el debate, ya que cada partido interpretó como mejor le convenía, las formas mediante las cuales se llevaría a cabo el relevo para el tercer año. La disputa se centró sobre todo entre los partidos del Trabajo y Revolucionario Institucional, quienes inauguraron en esta ocasión el ‘trasvase’ así fuera temporal –por unas horas- de diputados.

A fin de alcanzar una mayoría superior a la de los tricolores, así fuera de manera ficticia, el coordinador parlamentario del PT, Reginaldo Sandoval Flores, y el diputado Gerardo Fernández Noroña, se dieron a la tarea de ‘convencer’ –dicen las malas lenguas que previo arreglo pecuniario, por un monto de cinco millones de pesos-, a algunos ex perredistas ya declarados independientes, incluso al morenista Manuel López Castillo, y al ex alcalde torreonense José Ángel Pérez Hernández, de Encuentro Social, para que se cambiaran a la bancada petista, pero en el último momento López Castillo se desistió, porque su salida le podía hacer perder a su partido la mayoría absoluta, y con ello la Junta de Coordinación Política de la Cámara.

Partidos como el PAN y el PRD, ofrecieron también al PRI ‘prestarles’ diputados para que pudieran alcanzar la mayoría y lograran quedarse con la presidencia de la Cámara, y así sucedió. El Sol Azteca ‘facilitó’ a los diputados Antonio Ortega Martínez, Abril Alcalá Padilla, Guadalupe Almaguer Pardo y Jesús de los Ángeles Pool Moo para que los priistas lograran superar a los petistas.

Una vez terminado el sainete, y que la priista Dulce María Sauri protestó como nueva presidenta de Cámara baja para el último año de la 64 Legislatura, los legisladores ‘prestados’, solicitaron a la Mesa Directiva, su reincorporación al Grupo Parlamentario del PRD. Pero no fue sólo el apoyo verbal de panistas y perredistas, y de éstos últimos en los hechos, sino también al momento de la votación, hubo división de opiniones en la bancada morenista, y que al final del día también contribuyeron para el triunfo de la priista Sauri Riancho.

Quizá también influyó en el ánimo y el direccionamiento del voto de la bancada morenista, el llamado desde Palacio Nacional de que las que se estaban llevando a cabo para llevar a Fernández Noroña a la presidencia de la cámara, no eran las maneras de alcanzar un cargo, y que se deberían de respetar los acuerdos.

Ahora sí que como diría Felipe Calderón –no sé si lo dijo o sólo se le ha atribuido-, ‘haiga sido como haiga sido’, con el apoyo del voto morenista y de los diputados perredistas ‘prestados’, el PRI presidirá la Meda Directiva de la Cámara de Diputados en este tercer y último año de la Legislatura. Con el tiempo veremos los costos para unos y otros.

 

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@JulianParraIba