Será mayor la huella psicológica que la física por el COVID-19

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El confinamiento puede alterar la salud mental, señalan en el tercer webinar de Autocuidado

Ciudad de México.- La huella psicológica por el COVID-19 será de mayor envergadura que la huella física, porque pese al alto número de fallecimientos, superará la cantidad de personas afectadas en su salud mental después de la pandemia, señaló Bernardo Ng, presidente de la Asociación Psiquiátrica Mexicana (APM), durante la tercera sesión del ciclo de webinars El autocuidado como un elemento esencial de las Políticas Públicas de Salud en el marco de la nueva normalidad.

UNAM Global publicó que el especialista abordó el tema Salud mental: el gran reto ante la nueva normalidad, durante la videoconferencia realizada el 5 de agosto, en el ciclo de webinars organizado por el Departamento de Farmacia de la Facultad de Química de la UNAM, con la colaboración de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y con la participación de la Asociación Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica (AMIIF), A.C., la Asociación para la Industria Latinoamericana de Autocuidado Responsable, RB México y otros invitados que estarán presentes en las siguientes sesiones.

Durante su presentación, Bernardo Ng dijo que, de acuerdo con reportes, los tres países en el continente americano con mayor número de fallecidos por el COVID-19 son Estados Unidos, Brasil y México; en cambio, en la tasa de recuperados por 100 mil habitantes, Brasil ocupa el primer lugar y “el nuestro se coloca en el sexto lugar; es una tasa de recuperación baja comparada con las demás naciones”.

Esta situación ha provocado el Síndrome de Estrés por COVID-19, término acuñado por la Universidad de Vancouver, Canadá, el cual es una combinación de manifestaciones como ansiedad y trauma emocional, refirió. Algunos de sus síntomas traumáticos pueden ser pensamientos intrusivos (miedo exagerado a salir a la calle, a infectarse, a tocar objetos o superficies potencialmente contaminados) o tener pesadillas. Otro síntoma, puntualizó, es la xenofobia (o aversión a las personas venidas de fuera, como los extranjeros), cuya manifestación en México es en contra del personal de salud.

Con respecto a la controversia sobre el uso de mascarillas o cubrebocas, destacó que su empleo adecuado puede evitar contagios, además de añadirse a las medidas de prevención como el lavado de manos y el distanciamiento social. Consideró que el cubrebocas será una forma de etiqueta social cuando se declare el término de la pandemia, puesto que el virus no habrá desaparecido.

En cuanto a la fatiga generada por el uso de aplicaciones de videoconferencias en línea, una de las cuales diariamente tiene 300 millones de usuarios, señaló que los abordajes psicológicos refieren que se registra un agotamiento debido a que en las transmisiones hay retrasos en el audio, falta de contacto visual y una mayor tendencia multi-tasking, aunado a la vida sedentaria. Por lo tanto, “el cerebro necesita estar más concentrado para tener una relación satisfactoria con los demás que cuando es presencial”.

En otro punto, el especialista indicó que, de acuerdo con un reporte publicado en México, en donde se realizó un comparativo sobre contagios y defunciones en el personal de Salud, en el país la cifra de dichos trabajadores que fallecen por COVID-19 es seis veces mayor que en China.

Ante este panorama, diversas instituciones como la AMIIF, la APM y la UNAM pusieron en marcha el programa Nosotros también nos cuidamos, servicio de videoconsulta gratuito que ofrecen socios activos de la Asociación que preside, a cualquier miembro del sector Salud.

Bernardo Ng agregó que esta pandemia incluso ha llevado a generar nuevas formas de comunicación, las cuales tendrán su impacto en la salud mental: “Se ha demostrado el valioso papel del personal de salud; por lo tanto, merece todo nuestro apoyo. Ya no estamos en cuarentena, tenemos que salir, pero salgan con toda la protección posible”, concluyó.

Por su parte, Edilberto Peña de León, neuropsiquiatra y director general del Centro de Investigaciones del Sistema Nervioso (CISNE) México, informó que los síntomas psiquiátricos más reportados en asociación con la infección por el COVID-19 son insomnio, ansiedad, depresión y alteraciones cognitivas, en la conducta y en el estado de ánimo.

Asimismo, vivir el confinamiento en solitario genera distorsiones perceptuales o problemas en el control de impulsos, entre otros; quienes vivieron esta situación tienen 20 veces más posibilidad de requerir la asistencia con un psiquiatra, aseguró el experto al centrar su presentación en las consecuencias de la pandemia relacionadas con ansiedad y depresión.

Mencionó que a principios de año se realizó una encuesta en China a 608 personas, de las cuales, el 10% ya presentaban alguna fobia relacionada con el COVID-19. Para finales de mayo, se hizo lo propio en Estados Unidos y los resultados arrojaron que el 40% de la población manifestó tener ansiedad por miedo a morir.

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En este sentido, detalló que las fobias ligadas a las infecciones entran específicamente con las relacionadas con sangre, inyecciones o lesiones. La fobia es el padecimiento psiquiátrico más prevalente, caracterizado por presentar miedo irracional, reacción desproporcionada ante la exposición del estímulo y el desarrollo de conductas para evitarlo; cerca del 33% de la población puede tener una fobia, señaló el neuropsiquiatra.

Derivado de la pandemia, se desarrolló el COVID-19 Phobia Scale, una iniciativa multinacional para medir el grado de fobia hacia este padecimiento, con cuatro dimensiones: psicológica, psicosomática, económica y social.

Peña de León refirió que durante el confinamiento también se ha visto alterado el patrón de ciclo circadiano, con las rutinas de sueño, alimentación, cognición y otras; lo cual es preocupante, si se considera que el 40% de la prevalencia del insomnio está asociado con trastornos psiquiátricos, mayormente ansiedad o depresión.

El especialista advirtió que ante esta situación, la mitad de la población que solicite atención médica podría presentar trastornos de ansiedad y, de acuerdo con estimaciones, un 14.3% de la población en México presentará esta perturbación en algún momento de su vida, así como un incremento femenino en comparación con su contraparte en manifestar depresión, finalizó.

Al presentar a los panelistas, el académico de la FQ, Carlos Álvarez, aseguró que la salud mental es un gran reto, pues la Organización Mundial de la Salud indica que, en la actualidad, más de 300 millones de personas sufren depresión y más de 260 millones tienen trastornos de ansiedad.

A nivel nacional, continuó, de acuerdo con estadísticas del Instituto Mexicano del Seguro Social, los problemas de salud mental afectan ya al 28% de la población y las tasas de suicidio se han incrementado en los últimos años.

En este seminario en línea también estuvo presente la coordinadora de la carrera de Química Farmacéutico Biológica de la FQ, Perla Castañeda, quien aseguró que la salud mental es uno de los pilares del autocuidado: “Debemos tomar decisiones informadas y responsables para buscar ayuda profesional y los medios para mantenernos saludables en los niveles físico y mental, que nos ayude a prevenir y mejorar afecciones que se presentan de manera repentina y durante la pandemia”, añadió.

De igual manera, Fernando Fon, director Médico de Asuntos Regulatorios de la AMIIF, destacó que “la salud mental también juega un rol importante en el contexto de tomar conciencia, como individuos, de nuestra propia salud”. (UNAM GLOBAL)