A LA BÁSCULA

Un mundo raro

En México como en todo el mundo, el inicio de la pandemia nos agarró a todos mal parados, nadie la esperábamos, nadie estábamos preparados para lo que se nos vino encima, y sobre la marcha, como los salmones nadando a contracorriente, todos hemos tenido que ir aprendiendo, a prueba y error con el altísimo pago de consecuencias. Nadie en lo absoluto, hemos quedado exceptuados, y no hay uno que pueda decir que no ha cambiado así sea el más sencillo de los hábitos que tenía.

En el caso concreto de la educación, los maestros tuvieron que ir aprendido sobre la marcha el desarrollo de nuevas habilidades, no solamente la de impartir clases en línea, sino que para muchos incluso, fue aprender a familiarizarse con las nuevas tecnologías, aprender al uso de las nuevas plataformas para la impartición de sus materias.

A una buena parte de los estudiantes, por el hecho de que pertenecen a una generación que ‘trae chip integrado’, quizá no les resultó tan complicado cerrar el anterior ciclo escolar con clases a distancia. Aunque hablamos de los que tuvieron a su disposición todas las herramientas necesarias para ello, es decir, equipo de cómputo, internet, y una gran disposición y flexibilidad para trabajar en línea; porque tristemente tenemos que reconocer que muchos ni tienen un equipo propio, ni accesibilidad a la red, y por ello sus limitantes fueron mucho mayores.

Para los padres de familia aquello de pronto se volvió un ‘nudo gordiano’, porque de la noche a la mañana se tuvieron qué convertir en asesores, educadores, y sobre todo armarse de una gran paciencia para reaprender o apenas aprender muchos de los conceptos con los que sus hijos estaban trabajando en casa.

Finalmente, el fin del año escolar terminó por convertirse en ‘un mundo raro’, con graduaciones –en los casos de quienes las tuvieron, porque muchos ni siquiera eso-, totalmente atípicas, sin las habituales ceremonias de entrega de documentación con padrinos y toda la cosa –sino desde los autos-, la fiesta de graduación, la convivencia y despedida de los amigos. Luego, el limbo total, sin mayor contacto físico con familia y amigos –en los casos de quienes se han mantenido en casa y respetan los principios mínimos de la crisis sanitaria, la sana distancia, el uso de cubrebocas, gel y lavado constante de manos-, ya solo relaciones virtuales. Con el paso de los días la paciencia de los niños y jóvenes se empezó a perder, y la desesperación empezó a ganar terreno.

Lo bueno, dicen los padres, es que ya va a iniciar el ciclo escolar, ya las autoridades informaron para el caso de las escuelas públicas, que será el 24 de agosto el inicio del periodo, pero, sorpresa: el regreso debido a las condiciones que privan por la pandemia del Coronavirus, no será presencial y ya ni siquiera híbrido como se llegó a pensar que podría ser, sino que será solo de manera virtual, hasta que el semáforo sanitario esté en verde.

Como esto es algo inédito, prevalecen muchas dudas, en todos, en maestros, en alumnos, en padres de familia, pero al igual que con el cierre del ciclo anterior, ya iremos todos aprendiendo, dicen que en el camino se acomodan las calabazas. Todo este ‘mundo raro’ que nos ha tocado vivir por el Covid-19, nos ha ido permitiendo a todos aprender nuevas habilidades. Hemos de salir de este berenjenal por muy enredado que parezca.

Mientras, uno espera que las autoridades educativas correspondientes, en todo este inter se hayan preparado en todos los sentidos para este raro y atípico regreso a clases, y estén listos, además –quizá siendo demasiado optimistas- para cuando el semáforo esté en verde y los estudiantes puedan regresar a las aulas.

Ojalá que este tiempo del ‘inter’ entre ciclo y ciclo escolares, haya sido aprovechado para capacitar a los maestros de todos los niveles en estas nuevas formas de ejercer la docencia; que se haya trabajado en la mejora de la infraestructura para que todas las escuelas puedan contar con agua potable, sanitarios, y drenaje sanitario, porque si no, por mucho que se pida el cumplimiento de las reglas básicas de seguridad, no se podrán cumplir.

Que se haya preparado y esté disponible para el momento en que se apruebe el reinicio de las clases presenciales, el equipo de seguridad y salud para maestros y alumnos, cubrebocas, caretas, alcohol gel, sanitizador y jabón suficiente para el lavado de manos. Y, que en su momento las instalaciones de las escuelas, sean limpiados a fondo y sanitizados como corresponde.

Ni modo, hay muchas tareas por realizar y nos alcanzan a todos, a autoridades, a maestros, a alumnos, a padres de familia, porque lo que es este regreso a clases que ya está en puerta, para todos va a ser algo así como una especie de ‘mundo raro.

 

laotraplana@gmail.com 

@JulianParraIba

Autor

Julian Parra Ibarra
Es director del diario digital La Otra Plana y la revista impresa Metrópolis. En cuatro décadas de ejercicio periodístico ha trabajado en diarios como El Norte de Monterrey, La Opinión-Milenio en Torreón, Esto en la Ciudad de México y a.m. en León, Guanajuato entre otros; ha sido conductor en programas de radio y televisión. Es columnista en varios medios impresos y digitales de Coahuila y Durango.
Otros artículos del mismo autor