Entre la fe y la enfermedad: piden saltillenses al Santo Cristo por el fin de la pandemia

Es jueves por la mañana, una mujer estaciona su automóvil justo afuera de la Catedral de Santiago, al descender de él lleva consigo una Biblia y un rosario. Luego de unos pasos, se coloca frente al acceso central del inmueble religioso cuyas puertas se mantienen abiertas dejando ver a lo lejos la imagen del Santo Cristo, misma que desde el lunes se trasladó de su capilla al altar principal de Catedral, como parte de su novenario anual.

Su nombre es Leticia Galindo de León y desde niña acude año tras año a la presencia de este Cristo que fue traído a la capital coahuilense hace 412 años por el comerciante Santos Rojo de la Feria de Jalapa, Veracruz –según dicta la versión más aceptada, pues otra de carácter popular, señala que la imagen llegó sola a ‘lomo de mula’–.

Al borde del llanto, lamenta que a raíz de la emergencia sanitaria por Covid-19 no se permita entrar al hogar de este patrono a quien, luego de quedar huérfana, acogió como «padre adoptivo».

«Yo venía a misa de 5:00 de la mañana y siempre estaba llena, me preguntaba de dónde sale tanta gente; hasta la misa de las 8:00 de la noche estaba llena y ahora me da mucha tristeza ver al Santo Cristo solo. Para mí y para mi familia venir con el Santo Cristo nos daba tranquilidad, yo quedé huérfana desde los seis años y me refugie en él», comentó para El Heraldo, Leticia Galindo de León.

Con fe, la mujer de 51 años, quien está felizmente casada y tiene dos hijos y tres nietos, dedica una de sus plegarias hacia el Señor de las Ánimas para que termine con la pandemia, sane a los enfermos de este virus y otorgue «descanso eterno» a las personas que han fallecido por Covid-19 en el mundo.

«Desde niña vengo a visitarlo. Con esto de la contingencia sigo la misa en línea, pero lo quiero ver y aquí estoy. Estamos viendo que nuestros familiares y amigos se están contaminando con esta enfermedad mundial, le pedimos que siempre nos acompañe y así como me ha hecho tantos milagros el Santo Cristo, espero nos haga este milagro a los saltillenses», puntualizó.

CLEMENCIA Y HUMILDAD

Entre la sanitización del perímetro de la Catedral a cargo de personal, la banqueta mojada y la incertidumbre del panorama a futuro de esta enfermedad, como acto de humildad, Ramón García Ruiz se arrodilla para clamar por el bienestar de su familia y seres queridos, con la esperanza de que no formen parte de los casos positivos de Covid-19.

«Le pido que tenga compasión de sus feligreses que año con año lo esperamos con mucho amor. Pedirle perdón, piedad y compasión, y que nos ayude a escuchar su palabra en sus templos, en sus iglesias. Que esta sea su voluntad santísima. Él tiene que remediar nuestras necesidades con su infinita misericordia», mencionó Ramón García Ruiz.

El ciudadano de 68 años, augura que cuando llegue el momento de que la enfermedad desaparezca, la humanidad habrá comprendido la importancia de la solidaridad, de la empatía y, sobre todo, de tener fe en Dios.

«Debemos analizar, recapacitar y hacer una conversión de todo corazón, no a medias porque sino nunca vamos a avanzar. Gracias a nuestro padre Dios, tengo 20 años viniendo al novenario del Santo Cristo sin fallar», finalizó para luego ponerse en pie y retirarse de la Catedral, para iniciar su jornada laboral. (OMAR SOTO)