“CONTRA LA DERIVA AUTORITARIA Y POR LA DEFENSA DE LA DEMOCRACIA”: ¿ACCIÓN POLÍTICA O SIMPLE ARENGA?

 

Encabezados por el antropólogo, sociólogo y académico mexicano Roger Bartra, un grupo de 30 intelectuales publicaron un desplegado denominado “Contra la deriva autoritaria y por la defensa de la democracia”.

En el texto le reclaman al presidente Andrés Manuel López Obrador lo hecho en el país, luego de casi 20 meses al mando del gobierno federal.

Entre otras cosas, argumentan: “El triunfo del presidente fue inequívoco. No obstante, sin que la mayoría de los mexicanos votáramos por ellos y violando la Constitución, Morena y sus aliados lograron que una minoría de votos se convirtiera en una mayoría de escaños en el Congreso. Además, amplió el número de diputados de su grupo mediante la compra de representantes electos de otros partidos. La consecuencia ha sido la asfixia del pluralismo de representación en aras de someter al Poder Legislativo a los dictados del Ejecutivo. Por su parte, el presidente de la República ha ido concentrando en sus manos el poder del gobierno en detrimento de los demás poderes del Estado y de los estados de la Federación. Al hacerlo ha destruido o deteriorado la administración pública y las instituciones constitucionales”.

 

Por lo que proponen “corregir el rumbo y recuperar el pluralismo político y el equilibro de poderes que caracterizan a la democracia constitucional”. Para lo cual plantean, cómo única manera de lograrlo, “una amplia alianza ciudadana que, junto con los partidos de oposición, construya un bloque que, a través del voto popular, restablezca el verdadero rostro de la pluralidad ciudadana en las elecciones parlamentarias de 2021”.

Para ello, señalan, “es necesario que esta alianza obtenga la mayoría para asegurar que la Cámara de Diputados recobre su papel como contrapeso constitucional al Poder Ejecutivo y obligar al gobierno a respetar la pluralidad democrática”.

Es decir, la postura adoptada por “los abajofirmantes” en su desplegado los coloca ya claramente como actores políticos en plena actividad. Y en ese sentido fue la respuesta que dio el presidente Manuel López Obrador a su desplegado al señalar:

“Celebro que escritores se agrupen, se definan y dejen de lado la simulación para buscar restaurar el antiguo régimen caracterizado por la antidemocracia, la corrupción y la desigualdad.

La historia nos enseña que cuando se pone en práctica un proceso de transformación siempre se produce una reacción conservadora; de modo que es absolutamente legítimo que exista una opción al gobierno que represento y a las acciones que estamos consumando”.

El tono del presidente dejó claro que ya no correspondía a la respuesta a un grupo de intelectuales críticos a su gobierno, sino más bien a un conjunto de opositores políticos, que fue “en lo que se convirtieron,” al plantear disputarle el poder a través de un llamado a una alianza opositora.

Ahora corresponde al grupo de escritores del desplegado, que llama a la acción política, articular su discurso con acciones concretas que realmente les permitan lograr una amplia alianza ciudadana que, junto con los partidos de oposición, construya un bloque que, a través del voto popular, restablezca el verdadero rostro de la pluralidad ciudadana en las elecciones parlamentarias de 2021, que es el objetivo que plantean.

Para ello tienen mucho trabajo por delante, el principal es convencer a los partidos de oposición de adherirse a su propuesta; ya que en esa aventura algunos correrían el riesgo de empequeñecer aún más o incluso desaparecer.

Deberán partir de un gran diagnóstico del sentimiento de todos los mexicanos, no solo de los que tienen acceso a las redes sociales, sino a aquellas mayorías silenciosas que marcan las trayectorias del voto.

Solo como ejemplo, en la pasada elección federal una victoria de la magnitud de la sucedida “necesitó que AMLO ganara en secciones en las que no lo hizo en las dos ocasiones anteriores en las que participó, pero ¿cuáles habían sido las preferencias de estos electores antes? o, dicho de otra forma ¿de qué partido robó a sus nuevos votantes? La respuesta rápida es: de todos. Ni Anaya ni Meade lograron quedarse con un porcentaje tan alto de secciones que hasta entonces habían sido bastiones de sus partidos;  Anaya retuvo solo el 49% de las secciones que habían sido panistas en las dos elecciones anteriores, mientras que Meade se quedó con solo el 26% de las que fueron dos veces del PRI.” (Nexos – Paréntesis)

Mucho trabajo tienen los treinta intelectuales convocantes a la acción política, mucho quehacer desde ya, para que su desplegado tenga consecuencias satisfactorias para la población, documento que de no ser acompañado de actividades y tareas políticas concretas quedará como una simple arenga olvidada al paso del tiempo.

José Vega Bautista

@Pepevegasicilia

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