TRUMP BLANDO NO ES TRUMP: EL ERROR DE CORTEJAR AL VOTO LATINO

¿Recuerdan esa escena de la película de Karate Kid cuando el Señor Miyagi le explica a Daniel Larusso los riesgos de aprender karate a medias? “Ir por el camino de la derecha, es seguro, ir por la izquierda también, pero ir por el camino del medio, tarde que temprano, ¡Squish! Te aplastan como a una uva”. Lo mismo pasa en la política para quienes adoptan un modelo de polarización como estrategia de comunicación.

Desde que Donald Trump se lanzó como candidato optó por tener un posicionamiento diferente y radical. Se mostró como el héroe que defendería a su país de la amenaza que representaban los migrantes, en especial los latinos que cruzaban ilegalmente la frontera, por ello, la narrativa de la necesidad de un muro que evitara que los Bad Hombres llegaran a Estados Unidos.

Si esa era la estrategia, a Trump le redituó políticamente los primeros tres años de su presidencia, porque a pesar de los múltiples escándalos y de los efectos de sus políticas de gobierno, su aprobación se mantuvo estable en 45% y su base sigue comprando su discurso, aunque esté basado en “datos alternativos”, léase falsedades.

Pero los tiempos cambian, y los efectos de COVID le movieron le tablero político a Trump. Faltan 111 días para la madre de todas las encuestas y no hay un buen augurio para él, especialmente en estados cruciales en su matemática electoral y que tienen una alta población de votantes hispanos como Florida, Arizona y Texas. Todos ellos han perdido algún grado de intensidad en su preferencia Republicana, y en caso de decantarse hacia el lado Demócrata, sería desastroso para Trump.

Ante este escenario, ha lanzado una operación de aproximación al voto latino. La presencia en la Casa Blanca del presidente mexicano y del director de la compañía de alimentos latinos Goya dando discursos en los que reconocen a Trump como un personaje bondadoso no son casualidad. Como tampoco lo es que haya dicho en una entrevista para la cadena hispana Telemundo, que podría firmar una orden ejecutiva para darle un camino a la ciudadanía a los llamados dreamers. Todo en la misma semana.

Pero en este negocio no se puede chiflar y comer pinole al mismo tiempo. Puede ser que esta acrobacia política le haga ganar algunos votos a Trump entre la comunidad hispana, ¿pero a cambio de qué? Pues su base más dura no ha reaccionado favorablemente a este cortejo electorero. Por recuperar algunos votos que tradicionalmente ha ofendido, puede perder su piso más sólido. A los ojos de sus seguidores más fieles: un Trump blando no es Trump.

Sería irónico que su apuesta por recuperar algunos votos latinos, le cueste su pilar más fuerte, el cual construyó polarizando.

 

Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica. Twitter @navarroisrael